Oído interno: partes y funciones

Oído interno: partes y funciones

El oído interno se encarga de transformar las ondas sonoras, que el oído medio ha transformado en vibraciones, en impulsos eléctricos que el cerebro interpreta como sensaciones sonoras. Además es también el órgano del equilibrio, ya que, se encarga, junto con la vista y el sistema musculoesquelético del sentido del equilibrio (equilibriocepción). La equilibriocepción, es un sentido fisiológico de gran importancia que nos da la capacidad de registrar desequilibrios y corregirlos con el fin de mantener la estabilidad corporal tanto en movimiento como en posición estática. En esta lección de unPROFESOR te explicamos con detalle las partes y funciones del oído interno.

El laberinto óseo, una de las partes del oído interno

A diferencia del oído externo y medio, el oído interno se encuentra inmerso en un medio líquido. Se distinguen dos estructuras a nivel del oído interno: una parte ósea y una parte formada por estructuras membranosas. La estructura ósea es el laberinto óseo que está lleno de líquido y contiene el laberinto membranoso, que son los órganos membranosos; que reproducen la forma de la estructura ósea que los contiene y que flotan en su líquido interno.

El laberinto óseo es una de las partes del oído interno. Esta estructura que se encuentra ubicada en la cavidad petrosa del hueso temporal (hueso de la zona lateral media de la base del cráneo). Esta cavidad se conoce con el nombre de laberinto óseo y está formado por: una cavidad central que recibe el nombre de vestíbulo, tres conductos semicirculares y la cóclea o el caracol.

En el laberinto óseo se encuentran alojados una serie de órganos membranosos que siguen el contorno del laberinto óseo y que, en su conjunto, se conoce como laberinto membranoso. La cápsula ósea del laberinto está llena de un líquido, la perilinfa, que protege las estructuras membranosas que forman el laberinto membranoso. Estas estructuras membranosas flotan en la perilinfa. La perilinfa tiene una composición parecida al medio extracelular.

El laberinto membranoso, otra de las partes del oído interno

Seguimos conociendo las partes del oído interno para hablar, ahora, del laberinto membranoso que está formado por un conjunto de vesículas y conductos que contienen en su interior endolinfa. El laberinto membranoso se puede dividir en dos partes: el laberinto anterior (órgano auditivo) y el laberinto posterior (órgano del equilibrio) que está compuesta por el utrículo, el sáculo y los conductos semicirculares.

Son las estructuras encargadas de transformar los estímulos mecánicos transmitidos por el oído medio en impulsos eléctricos e iniciar el envío de señales nerviosas al córtex cerebral. La cóclea transmite información sobre los sonidos y el utrículo, el sáculo y los conductos semicirculares informan sobre el equilibrio.

Laberinto membranoso anterior: El órgano de la audición

El conducto membranoso o laberinto anterior, es un tubo en espiral, de unos 35mm aproximadamente, que se encuentra en el interior de la cóclea o el caracol óseo y que recibe el nombre de conducto coclear. El tubo espiral se enrolla alrededor de un eje óseo denominado modiolo. La cóclea se comunica con el oído medio a través de dos orificios cerrados por membranas: la ventana oval y la ventana redonda.

El conducto coclear se divide en tres cavidades: la rampa vestibular, el conducto coclear o rampa media y la rampa timpánica.

  1. Rampa o escala vestibular: está llena de perilinfa, y conecta con la membrana de la ventana oval (en la base de la rampa vestibular), a través de la cual el estribo transmite su vibración a la membrana oval. Está cavidad conecta con la cavidad timpánica en el helicotrema (en el vértice de la espiral de la cóclea membranosa).
  2. Conducto colear, rampa o escala media: esta cavidad se sitúa en la zona intermedia, está llena de endolinfa y está separada de la cavidad superior (rampa vestibular) por una membrana que recibe el nombre de ventana vestibular o membrana de Reissner.
  3. Rampa timpánica: La separación con la otra cavidad, la rampa timpánica, es la membrana basilar. Esta membrana tiene una organización tonotópica, es decir, se trata de una membrana compuesta por neuronas que responden a frecuencias de sonido específicas. En la superficie de la membrana basilar se sitúa el órgano de Corti. Es el órgano neurosensorial de la cóclea, en él se produce la transformación del impulso mecánico transmitido por las ondas generadas por la vibración de la membrana de la ventana oval provocadas por el estribo, en impulsos eléctricos.

El órgano de Corti está compuesto células sensoriales o ciliadas, fibras nerviosas conectadas a ellas y estructuras de soporte. Las células ciliadas presentan en su zona apical (extremo superior) estereocilios. Estas células están conectadas a neuronas cuyos axones constituyen el nervio auditivo. El órgano de Corti contiene unas 20.000 células ciliadas.

Rampa o escala timpánica: es el tercer compartimento de la cóclea membranosa y limita con la membrana basilar. En la base de esta cavidad se encuentra la ventana redonda que comunica con el oído medio a través de una fina membrana. Esta cavidad está llena de perilinfa, como en el caso de la rampa vestibular.

El laberinto posterior

  • Órgano otolíticos (Utrículo y Sáculo): Estas dos estructuras membranosas del oído interno, se encargan de informar al cerebro de cuál es la posición de la cabeza en todo momento. Se trata de dos cavidades situadas entre los canales semicirculares y la cóclea. Están llenas de endolinfa que comunican con los conductos semicirculares (utrículo) y con la cóclea (sáculo). Estas dos bolsas presentan las paredes tapizadas con estereocilios que están cubiertos por una materia gelatinosa que contiene cristales de carbonato cálcico: los otolitos. La fuerza de la gravedad provoca el movimiento de los otolitos cuando la cabeza se mueve, y estos provocan el movimiento de los estereocilios que estimulan las neuronas conectadas a estos. Las neuronas, cuyos axones forman parte del nervio auditivo, envían señales nerviosas al cerebro para indicar en cada momento cuál es la posición de la cabeza.
  • Conductos semicirculares: Estas estructuras informan al cerebro de la dirección de los movimientos de giro de la cabeza. Se trata de tres canales semicirculares con distinta orientación en el espacio, más o menos en ángulo recto entre sí. El interior de los conductos está lleno de endolinfa. Los cinco orificios de los canales semicirculares comunican con el vestíbulo. En cada uno de los conductos hay una estructura gelatinosa llamada cúpula, que cubre un grupo de células ciliadas. El movimiento de la cúpula en respuesta a los movimientos de la cabeza, provoca el movimiento de los estereocilios de las células ciliadas que envían señales, a través del nervio auditivo, al cerebro indicando la orientación del giro de la cabeza. El cerebro integra la información aportada por cada uno de los canales semicirculares que tienen distinta orientación espacial.

Funciones del oído interno

Como ya hemos visto en los apartados que explican cuáles son las partes del oído interno, este cumple dos funciones fundamentales:

Audición

Es una de las principales funciones del oído interno. La parte del oído interno encargado de la audición es el laberinto membranoso anterior. Cuando el oído medio, a través del estribo, transmite la vibración provocada por el sonido, la membrana de la ventana oval provoca la formación de ondas en la endolinfa que llena el conducto coclear.

Las ondas de la endolinfa provocan, a su vez el movimiento de los estereocilios de las células ciliadas del órgano de Corti, que están conectadas a un grupo de neuronas que convierten el movimiento mecánico de los estereocilios en impulsos nerviosos. Los axones de estas neuronas conectadas a las células ciliadas, se unen para formar el nervio auditivo, encargado de transmitir las señales nerviosas al cortex cerebral donde se interpretan como sonidos.

La audición es una experiencia subjetiva, es la representación mental del entorno sonoro inmediato. Las células ciliadas del órgano de Corti, junto con las neuronas conectadas a ellas, son capaces de informar al cerebro de la frecuencia, intensidad y orientación de los sonidos percibidos.

  • La frecuencia del sonido nos permite distinguir entre sonidos graves y agudos. Como ya hemos comentado anteriormente, el órgano de Corti contiene un mapa tonotópico compuesto de neuronas que reaccionan de forma específica a una frecuencia determinada. La periodicidad con que se generan los impulsos nerviosos en las células ciliadas también contribuye a determinar el tono del sonido. Los tonos agudos tienen una mayor periodicidad que los tonos graves.
  • La intensidad y nos permite distinguir si un sonido es fuerte o débil. Esta sensación vendrá definida por la intensidad de la presión que la onda sonora ejerce sobre el tímpano. Se establece un umbral de audición, la presión mínima para que un sonido pueda ser percibido y un umbral de dolor que es la presión a partir de la cual la audición produce una sensación de dolor.
  • La orientación del sonido es posible gracias a la audición binaural, es decir, cada uno de los oídos percibe el sonido, y permite la localización del sonido en el plano horizontal. Son la diferencia de intensidad y de tiempo en la percepción del sonido por parte de los dos oídos los que permiten ubicar la localización del origen de este.

Equilibriocepción

Es otra de las funciones del oído interno. El órgano del equilibrio del oído interno es el sistema vestibular o laberinto posterior. En él las células ciliadas de los canales semicirculares informan de los movimientos de la cabeza. Mientras que, la estimulación de las células ciliadas por el movimiento de los otolitos indican la posición de la cabeza en función de la fuerza de la gravedad.

Cuando el cuerpo está en movimiento, el sistema vestibular detecta la gravedad y otras fuerzas mecánicas que estimulan las células ciliadas de los canales semicirculares y los órganos otolítocos. Este órgano actúa coordinándose con otros sistemas que contribuyen al equilibrio como son la visión y el sistema de propiocepción neuromuscular, para controlar la posición del cuerpo en descanso o en movimiento. Esto ayuda a conservar una postura estable y a mantener el equilibrio durante la ejecución de movimientos como caminar o correr. También ayuda a mantener el enfoque visual estable de los objetos del entorno cuando el cuerpo cambia de posición.

El fallo en el sistema vestibular provoca sensación de inestabilidad, mareos y crisis de vértigo.

Imagen: Cotral Lab

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Bibliografía

Elaine N. Marieb (2008). Anatomía y fisiología humana. Madrid: PEARSON EDUCACIÓN S.A.