Planetas interiores del Sistema Solar

Planetas interiores del Sistema Solar

Los cuatro planetas interiores del Sistema Solar son los llamados planetas rocosos o terrestres y son: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. En esta lección de unPROFESOR te contamos cuáles son las características comunes a de los planetas interiores del sistema solar y cuáles son las particularidades de cada uno de ellos.

Características de los planetas interiores del sistema solar

Los planetas interiores del sistema solar son aquellos que se encuentran más próximos al Sol, concretamente entre el Sol y el cinturón principal de asteroides. Son un total de cuatro planetas; Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. Estos planetas no solo tienen en común su localización en la zona más interior del sistema solar, sino que tienen una serie de características comunes:

  1. Son los llamados planetas terrestres o rocosos porque todos ellos tienen una superficie sólida y compacta.
  2. Su tamaño es pequeño en comparación con los planetas de sistema solar externo (los más alejados del Sol), que reciben el nombre de gigantes gaseosos.
  3. Giran sobre sí mismos despacio, es decir, tienen una velocidad de rotación relativamente baja.
  4. Todos los planetas terrestres tienen un núcleo metálico, total o parcialmente fundido. Por encima del núcleo se encuentra un manto de roca fundida en movimiento debido al calor interno del núcleo, y, por encima de este, existe una corteza sólida.
  5. Tienen pocas o ninguna luna (satélites naturales): Marte tiene dos lunas, la Tierra una y Venus y Mercurio no tienen lunas. Tampoco tienen sistemas de anillos como sí ocurre en el caso de los planetas gaseosos.
  6. Al contrario de los planetas gaseosos, los planetas terrestres no tienen magnetosfera (campo magnético) o esta es relativamente débil.
  7. Todos los planetas interiores del sistema solar con la excepción de Mercurio, tienen una atmósfera gaseosa.
  8. En los últimos años se ha podido demostrar que en todos los planetas terrestres se da actividad volcánica.

Mercurio

Es el más pequeño de todos los planetas del sistema solar y el más cercano al Sol. Tiene un tamaño ligeramente mayor que el de nuestra luna. Mercurio no tiene atmósfera y por esta razón, en su superficie las temperaturas son extremas, puesto que, a pesar de estar muy próximo al Sol, no retiene el calor durante la noche. Las temperaturas diurnas pueden alcanzar los 470ºC y descender durante la noche por hasta los -180ºC.

El núcleo de Mercurio es de gran tamaño, con un radio que representa el 85% del radio del planeta. Mientras que la capa formada por el manto y la corteza es muy delgada, con un grosor de unos 400 kilómetros.

Su superficie se caracteriza por la presencia de grandes cráteres formados por el impacto de meteoritos o cometas, y también debido a la actividad volcánica del planeta. Se cree que podría haber agua en los polos del planeta, en el interior de grandes cráteres en zonas que siempre están a la sombra.

A pesar de no tener atmósfera, Mercurio tiene una exosfera, compuesta por una delgada capa de gases procedentes del viento solar y partículas arrancadas de la superficie del planeta. Está compuesta por oxígeno, sodio, hidrógeno, helio y potasio.

Su campo magnético es muy débil, tan solo el 1% de la fuerza del de la Tierra y se encuentra desplazado con respecto a su eje.

Venus, otro de los planetas interiores

Venus es similar a la Tierra en estructura y tamaño. Sin embargo, en muchos aspectos son totalmente distintos. Es el segundo planeta del sistema solar más cercano al Sol, pero a pesar de que Mercurio está más próximo al Sol, Venus es el planeta más caliente del sistema solar, con temperaturas en su superficie que alcanzan los 741ºC.

Las elevadas temperaturas de Venus se deben a la presencia de una atmósfera densa compuesta por dióxido de carbono, un gas con efecto invernadero que atrapa el calor procedente del Sol, reteniéndolo en su atmósfera. La atmósfera de Venus también contiene nubes formadas por gotas de ácido sulfúrico, que son arrastradas por vientos huracanados de 360 km/h.

La atmósfera de Venus está formada por distintas capas a diferentes temperaturas. A unos 30 kilómetros de la superficie, donde se encuentran las nubes de ácido sulfúrico, la temperatura es similar a la de la superficie de la Tierra. La densa atmósfera de Venus es también la responsable de las elevadas presiones en la superficie del planeta, más de 90 veces superiores a las de la Tierra.

Se trata de un planeta cuyo movimiento de rotación va de Este a Oeste, en sentido inverso al resto de los planetas del sistema solar (con la excepción de Urano). La estructura interna del planeta es muy parecida a la de la Tierra, con un núcleo de tamaño parecido. Sin embargo la magnetosfera de Venus es mucho más débil, debido a la lenta velocidad de rotación del planeta.

En la superficie de Venus hay montañas, valles y miles de volcanes. La elevada actividad volcánica del planeta transformó totalmente la superficie del planeta en el pasado (hace entre 300 y 500 millones de años).

Además la superficie de Venus tiene una gran cantidad de cráteres de gran tamaño, provocados por el impacto de grandes meteoritos. Los meteoritos de menor tamaño no llegan a impactar sobre la superficie de Venus porque arden en su densa atmósfera y son destruidos antes de alcanzar la superficie. No se ha detectado la presencia de agua en Venus.

La Tierra

Nuestro planeta es el tercer del sistema solar más cercano al Sol y el más grande de los cuatro planetas del sistema solar interior. Un poco mayor en tamaño que Venus, es el único planeta del sistema solar con agua líquida en su superficie. Las masas de agua cubren el 70% de la superficie del planeta.

La superficie de la Tierra tiene volcanes, valles y montañas igual que Venus y Marte. Su corteza está dividida en placas (las placas tectónicas) que se encuentran en constante movimiento flotando sobre el manto de roca fundida. La mayor parte de los volcanes terrestres se encuentran en las profundidades de los océanos igual que las principales cordilleras montañosas y las montañas de mayor altura.

La atmósfera de la Tierra está compuesta por un 78% de nitrógeno, un 21% de oxígeno y un 1% de otros gases. Esta atmósfera protege la superficie del planeta de las radiaciones nocivas del Sol y del impacto de meteoritos. Tiene una magnetosfera más fuerte que los restantes planetas interiores debido a dos factores: su relativamente rápida velocidad de rotación y su núcleo metálico compuesto por hierro y níquel. Cuando partículas con carga eléctrica, procedentes del viento solar, son atrapadas por el campo magnético en los polos del planeta; chocan con moléculas de la atmósfera y estas emiten luz dando lugar a las auroras boreales.

La Tierra es uno de los dos planetas interiores que posee lunas. En realidad, es el único planeta que posee una sola luna. La única luna de la Tierra es la quinta en tamaño de las lunas del sistema solar y gira alrededor de nuestro planeta a una distancia de unos 385.000 km.

La presencia de la Luna orbitando alrededor de nuestro planeta estabiliza el eje de rotación de la Tierra, que de otro modo sufriría alteraciones caóticas en el curso del tiempo, provocando cambios climáticos que habrían obstaculizado el desarrollo de la vida en el planeta. Por lo tanto, la presencia del satélite natural (Luna) es uno de los factores que hicieron posible la aparición de la vida en la Tierra.

Imagen: El Sistema Solar

Marte

Marte es el planeta interior más alejado del Sol, su tamaño es casi la mitad que el de la Tierra y posee una delgada atmósfera. Es un planeta muy dinámico con estaciones, casquetes polares y volcanes extintos, que dan testimonio de su pasado todavía más dinámico. Es uno de los cuerpos celestes del sistema solar más explorado, y el único donde se han enviado vehículos espaciales para estudiar su superficie.

La corteza del planeta está compuesta por hierro, magnesio, aluminio, calcio y potasio; y tiene un grosor de entre 10 y 50 km. Los minerales de hierro presentes en su superficie le dan una coloración rojiza, por este motivo, Marte se conoce también como el planeta rojo.

Su delgada atmósfera se compone de dióxido de carbono, nitrógeno y argón y no ofrece protección contra el impacto de los meteoritos. Ocasionalmente se pueden producir vientos los suficientemente fuertes como para crear tormentas de polvo, que afectan a la totalidad del planeta. El polvo queda suspendido durante meses en la atmósfera hasta que vuelve a depositarse en la superficie.

La temperatura en la superficie de Marte oscila entre los 20ºC y los -153ºC. Estas grandes oscilaciones de temperatura se explican porque la delgada atmósfera de Marte es incapaz de retener el calor que le llega del Sol, de forma que éste se disipa muy rápidamente.

Su eje de rotación tiene una inclinación muy similar al de la Tierra y por este motivo, también hay estaciones a lo largo del año (periodo de traslación) en Marte. Debido a la órbita elíptica de Marte cada una de las estaciones tiene una duración distinta, al contrario de lo que sucede en la Tierra donde las cuatro estaciones del año duran tres meses cada una.

En la actualidad, Marte no tiene magnetosfera, pero algunas zonas de su hemisferio sur están fuertemente magnetizadas, indicando la existencia de un campo magnético en el pasado. Las tormentas de polvo, los movimientos de la corteza, la actividad volcánica y el impacto de meteoritos hacen que la superficie de Marte presente un gran número de accidentes topográficos de interés como son:

  • El gran cañón marciano denominado Valles Marineris (valle del marinero) y que es diez veces mayor que el Gran Cañón del Colorado.
  • El monte Olimpo, que es el volcán extinto más grande de todo el sistema solar, con una altura tres veces mayor que la del monte Everest en la Tierra.

Marte parece que contuvo abundante agua en el pasado, puesto que se observan en su superficie cuencas de ríos, deltas y lechos de lagos (como el del cráter Jezero cuya superficie explora el vehículo Perseverance para intentar encontrar en él restos de vida microbiana). También se encuentran en su superficie minerales y rocas que sólo pudieron formarse en presencia de agua. En la actualidad, Marte contiene agua bajo la superficie de los casquetes polares en forma de hielo, además de agua salada que fluye por las laderas de las montañas y las paredes de los cráteres periódicamente.

Lunas de Marte

Marte posee dos lunas: Deimos y Fobos, que se encuentran entre las más pequeñas del sistema solar. Se trata de unos de los objetos más oscuros del sistema solar y se cree que están compuestos por rocas ricas en carbono y hielo.

Fobos es un poco más grande que Deimos y su órbita es la más cercana a un planeta que se conoce (tan solo a 6000 km de distancia de la superficie del planeta). Vista desde Marte, Fobos ocupa gran parte del cielo. La órbita de Deimos se encuentra más alejada. Igual que la Luna de la Tierra, las dos lunas de Marte presentan siempre la misma cara orientada hacia el planeta.

Imagen: El Sistema Solar

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Bibliografía
  • Scott L. Murchie, Ronald J. Vervack Jr, Brian J. Anderson. (2011) Viaje al planeta más cercano al Sol. Astrofísica. Investigación y Ciencia. Barcelona: Prensa científica S.L
  • S.L.Shannon Hell (2020). La transformación de Venus. Planetas. Investigación y Ciencia. Barcelona: Prensa científica S.L.
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  • Jacques Laskar (1994). La Luna y el origen del hombre. Astronomía. Investigación y Ciencia. Barcelona: Prensa científica S.L.