Qué son los espermatocitos secundarios

Qué son los espermatocitos secundarios

No se debe confundir a los espermatocitos con los conocidos espermatozoides. De hecho, ni siquiera los espermatocitos son lo mismo que los espermatocitos secundarios. Todos ellos son el producto de determinadas fases del proceso de espermatogénesis, es decir, el nacimiento de los espermatozoides, el gameto o célula sexual masculina. Estos, que son junto a los óvulos la clave de la reproducción sexual en los animales, pasan por todo un complejo sistema hasta estar listos en su forma final.

Si quieres aprender qué son los espermatocitos secundarios, acompáñanos en esta lección de unPROFESOR.

Qué son los espermatocitos secundarios

Los espermatocitos secundarios son una de las muchas fases del proceso de formación del gameto masculino. Se trata de una de las últimas fases, concretamente la que precede a la espermátida. Para comprender bien su lugar y función es necesario hablar de todo el proceso de espermatogénesis.

El proceso conocido como espermatogénesis es aquel en el que se forman los gametos masculinos de los animales, los espermatozoides. En un hombre adulto el proceso completo dura entre 75 y 90 días.

El proceso es especialmente importante porque las células reproductoras son especiales en su carga de ADN: son haploides. Todas las otras células del cuerpo son diploides, es decir que cargan dos copias de ADN, una de cada progenitor. Si las células no contaran con esta carga doble, que se denomina 2n, aparecerían graves problemas y disfunciones.

Sin embargo, con las células reproductoras ocurre al contrario: es necesario que tengan solo la mitad de la carga para que, al unirse el espermatozoide con el óvulo, se dé lugar a un nuevo cigoto sano con la carga genética adecuada resultante de la unión de ambos. Para conseguir estas células haploides hay que pasar por un proceso de varias fases, una de las cuales son los espermatocitos secundarios.

Imagen: Reproducción asistida

Fase proliferativa

Esta es la primera fase de la espermatogénesis, y recibe también el nombre de fase espermatogónica. Empieza durante la pubertad, cuando el aparato reproductivo se activa debido a los altos niveles de testosterona que aparecen.

Se da en los túbulos seminíferos, unos pequeños tubos ubicados en el interior de los testículos, que son las gónadas masculinas. Aquí se forman espermatogonias tipo A a partir de una célula madre germinal, el primero de los muchos cambios y estadios que tendrán que darse hasta llegar al objetivo: los espermatozoides.

Las espermatogonias tipo A se dividen por mitosis, que es el proceso común de división celular en que la célula se divide replicando su material genético al completo, dando lugar a una nueva célula con la misma dotación genética. De esta mitosis surgirán nuevas espermatogonias tipo A y tipo B. El tipo A seguirá replicándose una y otra vez dando lugar a más espermatogonias tanto A como B para aumentar el número de ambas.

Imagen: Reproducción asistida

Fase meiótica

También llamada fase espermatocítica. En ella, las espermatogonias B, a diferencia de las A, darán lugar a un espermatocito primario. Es la fase en que se da el importantísimo cambio de diploide a haploide, en que se divide la carga de ADN de la célula en dos, dando lugar a nuevas células con la mitad de cromosomas: sin carga genética duplicada. De una célula diploide acabarán por surgir cuatro células haploides, que terminarán por convertirse en un espermatozoide.

Durante la meiosis I, el espermatozoide primario deberá pasar por cambios. Por medio del entrecruzamiento cromosómico, es decir, el intercambio de material genético entre sus pares de cromosomas, se da lugar a individuos únicos, con una combinación única de fragmentos de ADN, el espermatocito secundario, la estrella de nuestra lección.

Sin embargo, los dos espermatocitos secundarios generados a partir del espermatocito primario siguen siendo diploides, así que aún no están listos para funcionar como células reproductoras. Tiene que darse la meiosis II, en la que cada espermatocito secundario se divide una vez más, ahora sí, en dos células haploides, con la mitad de cromosomas que cualquier otra célula. Son las espermátidas.

Fase espermiogénica

Las espermátidas ya casi están listas para cumplir su función: son espermatozoides inmaduros. Para poder actuar como espermatozoides aún necesitan las características morfológicas únicas que les permiten llegar hasta el óvulo y fecundarlo: su cola y cabeza.

El proceso de maduración que les permite desarrollar estas características dura entre 2 y 3 meses. El citoplasma se reduce dando lugar a una cabeza menor y más puntiaguda, y la cola que la espermátida ya empezaba a presentar crece dando lugar al flagelo.

Una vez los espermatozoides son maduros, se liberan al centro del túbulo seminífero donde ya están listos para ser eyaculados. Sin embargo, para poder fecundar el óvulo necesitarán pasar un último proceso de capacitación, que en circunstancias naturales se da mientras estos viajan por el tracto reproductivo de la mujer hasta el óvulo. Este proceso, sin embargo, también puede replicarse artificialmente al llevar a cabo técnicas como la fecundación in vitro.

Todo este proceso, en que los espermatocitos primarios y secundarios han jugado su vital papel, para acabar llegando al espermatozoide: un gameto de 60 micrómetros de longitud que, gracias a su única morfología, puede desplazarse a una velocidad de 3 milímetros por minuto. Es muchísimo para algo de su tamaño.

Imagen: Lifeder

Si deseas leer más artículos parecidos a Qué son los espermatocitos secundarios, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Biología.

Bibliografía
  • Bruce M. Carlson. Editorial Elsevier Health Sciences. (2019) Embriología Humana Y Biología del Desarrollo
  • Norberto López Serna. Editorial McGRAW-HILL INTERAMERICANA (2012) Biología del desarrollo. Cuaderno de trabajo