Antigua Roma - Ciudades más importantes

Antigua Roma - Ciudades más importantes
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La ciudad y la vida urbana fueron piezas clave en la civilización de la antigua Roma. A imagen de la metrópoli se erigieron ciudades por todo el Imperio y se romanizaron otras que cayeron bajo su dominio. Todas fueron un modelo de urbanismo y eficiencia. A continuación, en esta lección de unPROFESOR.com vamos a estudiar las ciudades más importantes de la antigua Roma para que conozcas mejor cómo se gestionó uno de los imperios más importantes de la antigüedad.

Las ciudades en la civilización romana

Las ciudades en la antigua Roma eran sinónimo de progreso y civilización, con una clara influencia en las polis griegas, así como una expresión del orden jurídico romano, que se materializaba en el orden económico, social y cultural.

El modelo clásico de la ciudad romana se puede situar durante el final de la República (49/44 a.C.) y el Alto Imperio (principios del siglo III d.C.), siendo su paradigma la ciudad de Roma. Se fundaron colonias en la Península Itálica para consolidar el poder romano, extendiendo esta estructura municipal a partir del siglo I a.C.

Con el Imperio Romano, las ciudades se constituyen como parte básica, gozando de gran autonomía gracias a sus órganos de poder local. Una extensa red de calzadas unía las zonas urbanas, favoreciendo el contacto entre Roma y otras poblaciones imperiales. Por tanto, la vida urbana fue los cimientos de la rápida romanización del Imperio.

Formalmente solo las ciudades libres y federadas eran consideradas por Roma como sujetos soberanos. Las demás, tanto en Oriente como Occidente, no eran ciudades como tal según la jurisdicción romana sino simples propiedades del Imperio.

En esta línea, las únicas entidades locales homologadas fueron las colonias, fundaciones nuevas de romanos o latinos a semejanza de la gran metrópoli, y los municipios, núcleos preexistentes a los que se les dio el privilegio municipal. Posteriormente, a partir del siglo II d.C., tanto municipios como colonias se denominaron como res publicae de forma indiferenciada.

En este otro artículo te descubrimos las características de la civilización romana.

Roma

Una de las ciudades más importantes de la antigua Roma es, evidentemente, Roma. La ciudad de las siete colinas fue el modelo arquitectónico y organizativo a seguir en toda la civilización romana.

Fundada según la tradición en el año 753 a.C. en un emplazamiento estratégico, su planificación urbana, que luego exportará, utilizaba el modelo hipodámico, de trazado geométrico y rectangular, con calles paralelas y perpendiculares entre sí, constituyendo cada cuadrado una manzana.

Las calles pavimentadas tenían aceras para los peatones y destacaban dos grandes avenidas de norte a sur, cardo, y de este a oeste, decumano, que convergían en el centro del rectángulo en el foro, verdadero corazón de la urbe.

La vida pública se concentraba en el foro, con claras influencias en el ágora griega, que era un espacio rectangular porticado donde se erigían los edificios más emblemáticos de la ciudad, como los de gobierno, los religiosos y los judiciales.

Ciudades en la Península Itálica

Entre las ciudad de la antigua Roma más importantes en la Península Itálica destaca Aosta, situada en los Alpes. Fue fundada en el año 25 a. C. tras la derrota de los salassi. Originalmente se constituyó un campamento romano, trazándose una retícula rectangular de unas 40 hectáreas. Se dividió la ciudad en 16 manzanas principales reticulares, destacando entre sus edificios el espectacular anfiteatro y teatro.

Puerto marítimo más cercano a Roma, Ostia fue una importante base naval y centro de gran actividad en el comercio. Tuvo una gran expansión a partir del año 80 a.C., creándose un perímetro de defensa de 65 hectáreas. Su decumano era la arteria principal, donde se concentraba la vida comercial. En el siglo II llegará a tener unos 50.000 habitantes.

Caso especial es el de Pompeya, que no fue una ciudad excesivamente grande en esta época, pero que ha pasado a la historia tras ser sepultada en el año 79 d.C. bajo las cenizas del volcán Vesubio, conservándose prácticamente intacta. Aunque con un origen en una colonia griega, bajo el dictador Lucio Cornelio Sila, en el 80 a.C., pasó a ser una colonia romana, extendiendo su urbanización bajo los preceptos romanos.

Lugar favorito de estancia para romanos acaudalados por su privilegiada ubicación como puerto de mar, Pompeya era también una ciudad muy comercial y agrícola. Su estructura urbanística era la clásica romana, con un gran cardo y decumano que convergían en el foro.

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Ciudades en África

En África destacó como ciudad romanizada Cartago, antigua capital del reino cartaginense, que se enfrentó a Roma en las guerras púnicas, y que había sido fundada por los fenicios. Situada en la actual Túnez, un siglo después de su caída Julio César estableció allí una colonia, que se denominó Colonia Julia.

Será siglos más tarde, con el emperador Adriano, cuando se levante como la segunda ciudad más importante del Imperio, tras Roma, llegando a tener cerca de 300.000 habitantes. Se construirá un teatro, un anfiteatro, un circo con capacidad para 60.000 espectadores y un acueducto con 132 kilómetros.

Otra población insigne fue Timgad, situada en la actual Argelia, que fue erigida como colonia militar por el emperador Trajano alrededor del año 100 d.C. Cumplía la estructura típica romana, siguiendo un rígido modelo en retícula, con un plano ortogonal que cruzaba el cardo y el decumano.

Formada por calles amplias bien pavimentadas con columnatas, tuvo como primeros residentes a veteranos del ejército romano, llegando su esplendor hasta época bizantina.

Hispania romana

En la Península Ibérica, los romanos encuentran ciudades indígenas y de otros pueblos que habían colonizado con anterioridad el territorio, llegando con estas a pactos y tratos de favor. Pero también hay que subrayar la importancia de las colonias, que fueron fundadas por Roma con el objetivo de instalar a nuevos pobladores o de recompensar a soldados veteranos, usando como modelo urbanístico la capital del Imperio.

Es el caso de Itálica (Sevilla), fundada por Cornelio Escipión en el año 206 a.C; Emérita Augusta (Mérida), con origen en una población indígena y fundada el año 25 a.C; Baelo Claudia (Cádiz), creada a finales del siglo II a.C., teniendo gran importancia como puerto marítimo; o Tarraco (Tarragona), que será la capital de la Hispania Citerior Tarraconensis, y con orígenes en el siglo III a.C.

En este vídeo te hablamos sobre el proceso de romanización de la Península Ibérica.

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