Conquista y Reconquista del Al-Ándalus

La conquista de Al-Ándalus fue un proceso que tuvo lugar en la Península Ibérica entre los años 711 y 726. En tan solo 15 años, los musulmanes fueron capaces de tomar prácticamente toda la región, instaurando un sistema que se mantendría en la zona durante muchos siglos, siendo su existencia vital para entender España.

Al llegar los musulmanes a la península, esta se encontraba en una dura crisis causada por una especie de guerra civil, en la que los visigodos se enfrentaban para saber quién iba a ser el rey de la región. Aprovechando esta situación, en la que la zona no tenía un líder concreto, los musulmanes iniciaron la conquista de la región.

El gobernador de la zona de Túnez envió a su lugarteniente Tariq a conquistar la zona, enviando junto a él a un grupo de 7.000 bereberes. Tariq desembarcó en Algeciras para comenzar la conquista, pero tras ello fijó su asentamiento en el Peñón de Gibraltar, ya que era una zona alta para poder protegerse.

Tariq aprovechó que el rey visigodo y sus aliados se encontraban en el norte para atacar toda la zona sur de la península. En un primer momento, los visigodos no lo consideraron preocupante, porque no era el primer ataque que los musulmanes realizaban, pero generalmente se marchaban antes de avanzar mucho terreno.

Al ver que los musulmanes no se marchaban, el rey visigodo Rodrigo juntó sus hombres para enfrentarse a estos antes de que avanzaran mucho. En este tiempo, Tariq había sumado muchos más hombres, y ya contaban con un ejército mucho mayor que el de los visigodos. En esta situación, tuvo lugar la batalla de Guadalete, en la que los musulmanes destrozaron al grueso de las fuerzas visigodas y cambiaron la situación en la península para siempre.

Expansión musulmana

Tras esta gran victoria, los musulmanes fijaron su capital en Sevilla, desde donde salieron dos ejércitos que iban a trabajar por separado, yendo uno de ellos hacia Córdoba, capital de la provincia Bética de los visigodos, y el otro hacia Mérida, capital de la provincia Lusitania de los visigodos. La idea de los musulmanes era tomar los centros administrativos de cada provincia, logrando con ello que las distintas zonas visigodas no pudieran organizarse ni trabajar juntas.

Los dos ejércitos lograron su objetivo, tomando las dos capitales de provincia, y tras ello decidieron que la mejor opción en aquel momento era continuar hacia Toledo, la cual era la ciudad más poderosa de los visigodos, y, por lo tanto, el mayor golpe que podían dar a este reino. Aunque en un principio parecía que iba a ser el enfrentamiento más complicado, la realidad es que la mayoría de tropas abandonaron la ciudad de Toledo, provocando que a los musulmanes les fuera muy sencillo tomar la capital visigoda.

Tras tomar Toledo, la mayoría de figuras poderosas de los visigodos se encontraban en el norte, por lo que los musulmanes comenzaron la conquista de esta zona. Para ello las tropas musulmanas se volvieron a separar, yendo una de ellas hacia la zona de León, y la otra hacia Aragón. En poco tiempo todas estas zonas se encontraban bajo dominio musulman, quedando tan solo el norte por conquistar.

La zona norte estaba ocupada por tribus bárbaras, que vivían en las montañas, y que, por lo tanto, eran difíciles de conquistar por parte de los musulmanes. En esta época los musulmanes firmaron acuerdos de paz y alianzas con pueblos de la montaña, considerando que estas regiones eran demasiado difíciles de ocupar.

En este momento, la región ya estaba totalmente controlada y conquistada por parte de los musulmanes, los cuales crearon el valiato de Al-Ándalus, que no dejaba de ser una región dependiente del Califato Omeya, con capital en la lejana Damasco.

Tras la formación de Al-Ándalus, los musulmanes colocaron la capital de la región en Córdoba, desde donde gobernaba una figura conocida como wali, la cual era escogida por el califa de Damasco para controlar la región en el nombre de los omeyas.

Los primeros años de Al-Ándalus estuvieron marcados por el asentamiento de la población musulmana, siria y bereber en la zona, ya que los omeyas necesitaban que la región fuera ocupada por culturas que estuvieran bajo su dominio, siendo una enorme cantidad de tierras sin pertenencia musulmanas.

Durante esta época también tuvo lugar el intento de expansión de los musulmanes hacia el norte de la península, intentando cruzar los Pirineos para tomar las regiones francos, las cuales eran grandes defensores del cristianismo frente al Islam. Pero esta expansión no pudo tener lugar, ya que los musulmanes fueron detenidos en la Batalla de Poitiers, y desde aquel momento dejaron de intentar cualquier posible avance hacia el norte.

Tras unos años en el poder, en el 750 los omeyas fueron expulsados del poder en Damasco, por parte de un nuevo Califato conocido como los abasidas. La familia omeya fue casi exterminada, excepto Abderramán I, que logró escapar hacia Al-Ándalus y transformar la región en un nuevo emirato independiente, el cual recibió el nombre de Emirato de Córdoba.

Con el paso de los años, el poder de Al-Ándalus fue reducido, en parte por no tener el apoyo de las enormes tropas de Damasco, y poder contar tan solo con los soldados y mercenarios de la zona. En este punto es cuando surgen algunos de los primeros reinos cristianos castellanos, como Asturias y Pamplona, y otras regiones de la zona pirenaica, los cuales crean la Marca Hispánica como zona territorial por la que no pueden avanzar los musulmanes. En este punto el avance hacia el norte de los musulmanes se redujo durante décadas, teniendo que enfrentarse a demasiados enemigos al mismo tiempo.

Califatos en la Península Ibérica

Tras un tiempo en el que Al-Ándalus no progresó demasiado, en el 929 tiene lugar un momento clave para la historia de la región, cuando Abd al-Rahman II transformó el Emirato de Córdoba en el Califato de Córdoba, cambiado su cargo al de califa, y juntando en su figura los poderes terrenales y espirituales.

Con la formación del Califato tuvo lugar un momento de esplendor por parte de los musulmanes, los cuales lograron controlar gran parte del territorio, y frenar los constantes ataques de los cristianos. Incluso durante algunos momentos los musulmanes fueron capaces de hacer retroceder la reconquista, y recuperar territorios.

Poco después la situación dio un vuelco, y los musulmanes comenzaron a tener muchos problemas. Por una parte, el califato de fatimí, que controlaban el norte africano, comenzaba a atacar territorios de los musulmanes en la zona andaluza, y, por otra parte, los cristianos comenzaron a unirse para atacar los territorios norteños de los musulmanes.

Decadencia y fin de Al-Ándalus

La situación no mejoró con los años, y en 1031 tuvo lugar una guerra civil que finalmente terminó con el califato, dividiendo toda la región en 25 taifas, primero con los almorávides y más tarde con los almohades.

La división en taifas fue un desastre para los intereses de los musulmanes, causando que no tuvieran una fuerza conjunta para detener a los cristianos. Al mismo tiempo se formaban los reinos de Aragón, Castilla, Navarra y Portugal, los cuales comenzaron a ganar terreno a los musulmanes.

En el siglo XIII tiene lugar la batalla de Navas de Tolosa, en la que los cristianos consiguen vencer a los musulmanes, causando que estos pierdan mucho terreno, y que finalmente tan solo se queden con la zona de Granada, creando el reino nazarí de Granada.

En 1492 este reino fue finalmente derrotado por los Reyes Católicos, terminando con ello Al-Ándalus.

La Reconquista fue un periodo histórico que tuvo lugar entre el 722 y el 1492, siendo el proceso entre la conquista de los omeyas y la expulsión total de los musulmanes de la península.

Tras la conquista musulmana, tan solo quedaban unos pocos focos visigodos en la región, estando en la zona norte, como Asturias o los Pirineos. El mayor foco de todos estos se encontraba en Asturias, donde unos pocos cristianos soportaban los constantes ataques de los musulmanes, los cuales buscaban terminar con la conquista. Los asturianos formaron unas tropas, lideradas por don Pelayo, y vencieron a los musulmanes en la batalla de Covadonga, siendo este el momento en el que se considera que se inicia la Reconquista.

Durante los primeros años, los cristianos no avanzaron en la Reconquista, ya que fue un periodo de mantener sus propios territorios, frenar el avance de los musulmanes, y aumentar su número de soldados para poder combatir. Pero con el paso de los años se fueron formando grupos de cristianos que también querían luchar contra los musulmanes. Entre estos grupos estaban el reino de Pamplona, que más tarde se convertiría en Navarra, el Condado de Aragón, y la Marca Hispánica, siendo una zona formada gracias a Carlomagno y que constaba de parte de Cataluña.

Ya en el siglo VIII los cristianos lograron un enorme avance en una campaña dirigida por el rey Alfonso III de Asturias. Este monarca fue capaz de hacer retroceder a los musulmanes, llevando la frontera con ellos hasta la zona del Duero.

En el siglo X tuvo lugar la creación del Califato de Córdoba, y durante un siglo este territorio logró una enorme hegemonía, venciendo en numerosas ocasiones a los cristianos y retrasando la frontera hacia el norte, atacando ciudades como Barcelona o Santiago.

Tras la división del Califato en las taifas muchas de estas pidieron ayuda a los reyes cristianos, los cuales se habían convertido en figuras de poder. Los reyes cristianos aprovecharon esto para continuar su expansión hacia el sur, tomando importantes ciudades como Toledo, antigua capital de los visigodos.

En el siglo XIII tuvo lugar el momento clave de la Reconquista, ya que tras vencer en la Batalla de Navas de Tolosa, los cristianos comenzaron un avance contra los musulmanes que hizo que estos finalmente tan solo tuvieran Granada en toda la zona.

En 1492 los Reyes Católicos tomaron la ciudad de Granada, terminando con la Reconquista, y convirtiendo toda la región en cristiana.

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