Delacroix: obras más importantes

Delacroix: obras más importantes

Delacroix (1798-1863) está considerado líder movimiento romántico francés, destacándose por su preocupación por el movimiento, el exotismo y la emoción. Así, sus pinturas son palpitantes, llenas de vida y llenas de emoción, decantándose por temas que evitan las convenciones académicas, representando escenas de la historia de su época a gran escala y con una gran carga dramática o de sus viajes por el norte de África.

En esta lección de unPROFESOR.com te ofrecemos una selección de las obras más importantes de Delacroix para que puedas admirar las características más relevantes de su estilo artístico.

Características del estilo de Delacroix

Delacroix fue uno de los pintores más importantes del Romanticismo en el arte y, antes de estudiar sus obras más destacadas, vamos a conocer las características de su estilo. Se pueden resumir de la siguiente manera:

  • El contenido emocional está por encima de la racionalidad y el orden, decidiéndose por escenas dramáticas extraídas de la historia y la literatura contemporáneas.
  • Para transmitir ese dramatismo, Delacroix emplea pinceladas enérgicas y las composiciones dinámicas.
  • En sus obras también se muestra su admiración por los animales, especialmente por los salvajes e indomables.
  • En general, los expertos consideran que Delacroix es un auténtico virtuoso por tratar numerosos tipos de composiciones y por su uso armónico del color. Su conocimiento de la división de tonos y la armonía de los contrarios le llevaron a ser un excelente colorista.
  • Al aceptar numerosos encargos en techos y murales, Delacroix aprendió a manejarse en la gran escala, liberando a la pintura de los límites del caballete.

Escenas de las masacres de Quíos (1824): unas de las obras más importantes de Delacroix

Esta pintura de Delacroix es una de sus obras más conocidas. Está inspirada en los acontecimientos de la Guerra de Independencia griega de 1822, durante la cual las tropas turcas otomanas invadieron la isla de Quíos y masacraron a miles de griegos rebeldes.

Delacroix trata de mostrarnos todo el drama histórico de sus protagonistas aportándose de las convenciones de la pintura narrativa clásica en las que prevalecían el orden, la regularidad y la sensación de control. Son acontecimientos reales, próximos y contemporáneos, no remotos como los mitológicos, y Delacroix intenta acercar al espectador a ese sufrimiento e intensidad, pero no lo de las batallas, sino los de las secuelas de la guerra. Para ello, el autor emplea una estructura compositiva compleja con diferentes agrupaciones de figuras y una gran riqueza de colores.

En el primer plano del lienzo se ve a un grupo de hombres, mujeres y niños griegos angustiados que yacen en el suelo. A la izquierda, un hombre muere mientras su esposa se apoya en su hombro; a la derecha, una madre muerta se apoya en una anciana. Detrás de ellos, a la derecha, un turco otomano carga contra un grupo de hombres que arrastra a un prisionero desnudo mientras una figura intenta en vano detenerlo con las manos en alto. En el fondo, se representa a una serie de figuras luchando en un paisaje devastado. La gran escala del lienzo aporta un aire monumental al sufrimiento de los griegos y impactando de forma brutal en el espectador.

La obra no fue bien recibida cuando se exhibió en el Salón de París, ya que muchos críticos sintieron que representaba a los griegos como víctimas, y no como luchadores. Durante décadas, Delacroix luchó contra las críticas negativas a sus pinturas. Sin embargo, su enfoque poco convencional ganó atractivo entre otros artistas y espectadores, y favoreció el auge del movimiento romántico, influyendo en el trabajo de artistas modernos como Gustave Courbet y Édouard Manet.

La muerte de Sardanapalus (1827)

Esta es también una pintura de grandes dimensiones en la que se representa un hecho histórico dramático. Delacroix nos muestra los últimos momentos del rey asirio Sardanápalo, quien ordenó la destrucción de todas sus posesiones durante el asedio de su palacio. Así, antes de admitir la derrota, este rey prefirió morir, mostrándole Delacroix justo antes de su suicidio.

El rey aparece vestido de blanco y recostado en una gran cama con cortinas rojas, mientras observa el caos se extiende a su alrededor. Una esclava se ha derrumbado en la cama junto al rey, mientras que otra espera su muerte a manos de un asistente. La cámara del Rey aparece llena de riquezas que pronto arderán en las llamas de la pira funeraria.

La historia de Sardanapalus fue muy popular entre los románticos, inspirando a muchas artistas del siglo XIX. Así, Delacroix se inspira en una obra de Byron para esta pintura.

La pintura muestra el dominio del color del artista, especialmente su uso del color rojo como símbolo del lujo y la decadencia. Un dominio que inspiraría a los primeros artistas modernos como Manet y Cézanne. También se destaca su pincelada pictórica, muy diferente del toque neoclásico controlado.

28 de julio: Libertad guiando al pueblo (1830)

Además de una de las obras más importantes de Delacroix, La Libertad guiando al pueblo es una de las pinturas más emblemáticas del artista. También está basada en un hecho histórico real: una revuelta de corta duración contra la monarquía francesa que terminó con el reinado del rey Carlos X. Delacroix quiso honrar a los valientes revolucionarios en un cuadro

La pintura está llena de simbolismo. Así, la unidad de las clases está representada por la presencia de un burgués luchando junto a las clases bajas; mientras tanto, los colores nacionales de Francia (azul, blanco y rojo) se repiten a lo largo de la composición, tanto en la bandera más obviamente, pero también en los tonos del humo y el cielo, y en la ropa de la figura arrodillada que mira hacia arriba, hacia la mujer que sirve como alegoría de la noción de Libertad y por extensión de la propia República Francesa. Delacroix la muestra como una guerrera que avanza y lidera al pueblo.

Delacroix se vuelca en captar el espíritu patriótico de ese momento, convirtiéndose en un icono visual de la revolución y la libertad. Una obra en la que aparece tanto el lado más fascinante de la revolución y la violencia que lleva aparejada. La imagen de la libertad de Delacroix se convertiría en un símbolo del republicanismo en Francia, apareciendo en monedas y sellos postales, y colocando a Delacroix entre los más grandes artistas de Francia.

Mujeres de Argel (1834)

Tras su viaje a Marruecos en 1832, Delacroix se inspira en él para la creación de muchas de sus obras. En este lienzo presenta a tres mujeres argelinas con ropa de colores brillantes están sentadas en el suelo de un interior ricamente decorado. La mujer de la izquierda está reclinada sobre una almohada y mira hacia el espectador mientras parecen estar conversando. En el extremo derecho, una sirvienta se aleja de espaldas al espectador.

Tanto por el tema como por el estilo, esta obra nos muestra la transformación en el estilo del pintor durante su viaje. Así, Delacroix cambia hacia una paleta de colores sensuales y ricos, gran atención al detalle y un gusto enorme por el exotismo romántico. De hecho, los colores de esta pintura influyeron directamente en artistas como Cézanne, Renoir y Matisse, cuyas muchas odaliscas están inspiradas en estas escenas norteafricanas de Delacroix.

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Bibliografía
  • Delacroix, E, (2020) Viaje a Marruecos y Andalucía: Cartas, acuarelas y dibujos, Olañeta
  • VVAA (2011) Delacroix: De la idea a la expresión (1798-1863), El Viso