La muerte de Fernando VII dejó a España sumida en un terrible problema, pues el monarca no había tenido descendencia masculina, sino que por el contrario había tenido una hija, Isabel. Esto fue un problema bastante serio para el gobierno del país, pues aún existía en España la ley sálica. A continuación, en esta lección de unPROFESOR nos detendremos a explicar las diferencias entre los carlistas e isabelinos, pues a raíz de lo comentado con anterioridad, se produjo un enfrentamiento entre dos facciones por hacerse con el poder.
El origen de las guerras carlistas
Fernando VII tras el paso de los años fue distanciándose cada vez más de su hermano, el infante Carlos María Isidro, que anhelaba obtener el trono de España, el cual veía bastante cerca, pues su hermano tras tres matrimonios no había conseguido tener descendencia.
En marzo del año 1830, cuando la reina estaba aún embarazada, Fernando VII publicó la Pragmática Sanción de Carlos IV del año 1789, por la que las hijas de los monarcas podían reinar, si estos no habían tenido descendencia masculina. Por tanto, a Carlos María Isidro se le vetaba de una vez por todas la posibilidad de acceder al trono a menos que su hermano no tuviera ninguna descendencia.
De esa manera tras la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, Carlos María Isidro mediante el manifiesto de Abrantes dejaba claro que no reconocía a su sobrina como princesa de Asturias y por tanto exigía mantener sus derechos dinásticos. Aun así, la pequeña fue nombrada reina mientras su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias era la regente del reino.
De esa manera comenzaría la primera guerra carlista, siendo la más importantes de las que se sucedieron en el país (ya que a lo largo del siglo XIX encontraremos otras guerras carlistas, las cuales fueron más bien escaramuzas).
Las diferencias entre carlistas e isabelinos
Siguiendo con nuestro resumen de las diferencias entre carlistas e isabelinos, nos detendremos en la problemática que conllevaron los dos bandos, pues no fue solo la cuestión dinástica la que se iba a decidir con la guerra, sino el futuro del gobierno español.
Para ello debemos de dar marcha atrás en el tiempo pues Fernando VII tras la guerra de Independencia, abolió la Constitución de 1812, impidiendo con ello la llegada de ideas liberales al poder.
Isabelinos
La muerte de este monarca implicaba la posibilidad de la llegada de estas ideas al poder, y para ello se escudaron en Isabel, la cual comenzó a ser rodeada de todas las nuevas ideas, formándose así el grupo isabelino. De esa manera tendremos que ver un conglomerado de grupos que se fueron adhiriendo como fueron:
- Militares: la mayoría del ejército español permaneció fiel a la Corona y al testamento de Fernando VII, el cual dejaba como heredera a su hija Isabel II. Por ello rápidamente se acercarían a la regente María Cristina, la cual además había comenzado un idilio con uno de los militares, al cual haría hasta grande de España. Por ello, será el momento de los grandes gobiernos militares, como sería el del propio general Esparteros, Espoz y Mina…, es decir, un momento por el cual la Corona cedió el control del gobierno a los militares por estar en un periodo de crisis política.
- Moderados: este grupo tenía pensamientos liberales, aunque querían introducir cambios muy poco a poco para que se fueran asentando en la sociedad, sin cambiarla de golpe. En dicho grupo encontraríamos sobre todo a burgueses, los cuales temían que unos cambios bruscos acabaran con sus riquezas.
- Liberales: era un grupo más radical, siempre relacionado con la izquierda, el cual buscaba unos cambios radicales en la forma de gobierno y acabar de una manera rápida con el Antiguo Régimen. Fueron muchas las discrepancias que tuvieron con los moderados, aun así, los liberales apoyaron a la reina Isabel, debido a que vieron la posibilidad de cambiar el rumbo del país.
Además de dichos grupos, la Corona buscó apoyos en el exterior como fue Portugal, Francia y Reino Unido, los cuales dieron ayudas económicas y apoyo militar para poder acabar con la sublevación comenzada por Carlos María Isidro.
Carlistas
Por el otro lado deberemos hablar con las fuerzas que contaban el infante Carlos María Isidro a la hora de dar el levantamiento militar contra su sobrina, la reina Isabel II.
Desde un primer momento el reino de Navarra y el País Vasco apoyaron al infante en su lucha por el poder, debido a que tenían muchos privilegios foralistas que estaban en peligro de extinción si llegaban las ideas liberales, pues ya desde hacía tiempo se venía gestando por parte del gobierno quitar los privilegios a las diferentes zonas de la Corona para hacer un país donde todas las regiones tuvieran las mismas cargas fiscales.
A este grupo además se le unió rápidamente la Corona de Aragón y Cataluña, las cuales querían obtener de nuevo los fueros eliminados debido a los Decretos de Nueva Planta introducidos tras la guerra de Sucesión española en el año 1715.
Además de las ciudades más importantes de dichas regiones mencionadas, deberemos sumar las zonas rurales, pues dieron un tremendo apoyo al infante, lo cual fue debido en parte al clero qué desde los púlpitos de las iglesias, animaban a los campesinos a luchar para que no se acabara con la tradición nacional. Respecto a la alta jerarquía eclesiástica, veremos de todo, algunos apoyarían a los carlistas y otros apoyarían a los isabelinos.
El fin de las guerras carlistas
Tras la disposición de los bandos comenzó una guerra civil por el control del trono, siendo el escenario de la guerra el norte del país como hemos podido observar. Dicha contienda duró entre el año 1833- 1839 y se podría dividir en varios periodos donde hubo algunas pequeñas etapas de inactividad.
Aunque en algunos momentos los carlistas consiguieron superar a los cristianos o isabelinos, tenemos que decir, que en la mayoría de las ocasiones fueron los isabelinos los que llevaron las de ganar.
La paz fue firmada en el Convenio de Vergara en el año 1839 por el cual se mandaba al exilio al infante Carlos María Isidro, aunque la guerra duró algunos meses más (casi un año) debido a que el general Cabrera no quiso admitir dicha firma y continuó manteniendo el Maestrazgo.
Pero podemos decir que, tras la firma de la paz, todas las regiones del reino admitieron a la soberana Isabel II, comenzando así el periodo liberal en España.
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