El Contrato Social de Rousseau: análisis filosófico

El Contrato Social de Rousseau: análisis filosófico
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En esta lección de unPROFESOR, te ofrecemos un análisis de El contrato social de Rousseau es un extracto de una obra más extensa y que el filósofo de la Ilustración tituló, El contrato social o principios de derecho político (1762). Finalmente, el autor no llegó a completarla y por eso, al principio del libro el autor advierte: “Este pequeño tratado se ha extraído de una obra más extensa, iniciada sin haber consultado mis fuerzas y abandonada después de algún tiempo. De los diversos fragmentos que podían extraerse de ella, éste es el más considerable, y lo que me ha parecido menos indigno de ser ofrecido al público. El resto ha desaparecido”. Si deseas saber más sobre esta obra, decisiva en la historia del pensamiento político, continua leyendo esta lección.

El concepto de sociedad en el contrato social de Rousseau

Empezamos analizando el concepto de sociedad en Jean-Jacques Rousseau, y que tratará en los dos primeros libros. Para el autor, la sociedad es algo malo en sí mismo al fomentar la desigualdad entre los seres humanos y haberlos sacado de su perfecto estado de naturaleza, un estado primigenio en el que reinaba la bondad y el ser humano no se dividía entre naturaleza y cultura. La sociedad corrompe a las personas, pero, Rousseau confía en la bondad natural del ser humano y afirma, que la perversión no es algo inherente al individuo, sino que esta reside en los gobiernos, que provocan una mala relación del individuo y la sociedad.

Rousseau es optimista al afirmar que es posible la reconciliación entre naturaleza y cultura, que es posible recuperar la libertad y la igualdad perdidas, si se cambia la relación entre el ser humano y la sociedad, si se establece una forma de gobierno que defienda las libertades individuales.

Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común proporcionada por la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos los demás, no se obedezca más que a sí mismo, y permanezca, por tanto, tan libre como antes”.

Un contrato social fundado en la enajenación de las libertades individuales, de modo que todos los derechos perdidos se recuperen, es la solución que propone Rousseau. Así, el individuo se da a todos y a ninguno, y los derechos que se ganan son los mismos que los que se pierden, y es más fácil conservar lo propio. Este contrato sería la expresión de la voluntad popular, que el filósofo distingue de la voluntad de todos. No se trata de la suma de todas las voluntades que se dirigen al interés propio únicamente, sino de no una voluntad más justa guiada por el interés común, y de esta voluntad general emana toda la autoridad del Estado, y es también, lo que lo legitima.

La igualdad en la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ni ninguno tan pobre que se vea precisado a venderse”.

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El gobierno perfecto en el contrato social

Gracias a la voluntad general, el poder del soberano emana del pueblo. Y en este sentido, Rousseau va a defender un tipo de soberanía absoluta, ya que no tiene más límite que ella misma y no depende de más autoridad que ella misma. Es, también, inalienable, ya que no puede renunciar a la expresión de su voluntad. Y por último, es indivisible, porque es de todos y cada uno de los miembros de la sociedad.

El pueblo es a la vez súbdito y soberano, y por lo tanto, ha de obedecer a la ley, ya que es el mismo pueblo quien las ha determinado. La libertad, en este caso, coincide con el respeto a las leyes del Estado, que no son más que la expresión de la voluntad general en el ejercicio de su libertad. El legislador, será, en palabras de Rousseau, como “el mecánico que inventa la máquina”.

En los últimos libros, Rousseau ofrece una definición de gobierno, al que considera un

cuerpo intermediario establecido entre súbditos y el soberano para su mutua comunicación, a quien corresponde la ejecución de las leyes y el mantenimiento de la libertad tanto civil como política”.

El soberano, tiene el poder ejecutivo, ya que el pueblo ha delegado en él, y de la misma forma, pueden acabar con su mandato.

La democracia en el contrato social

Para terminar este análisis de El Contrato Social de Rousseau hablaremos ahora sobre la apuesta del filósofo por la democracia como forma de gobierno, especialmente si se trata de estados pequeños, y sostiene que han de ser los magistrados quienes propongan las leyes al pueblo. Pero parece que el filósofo solo considera la democracia aceptable en algunos casos. El gobierno ideal dependerá del país y de la voluntad general de sus habitantes.

Si hubiera una nación de dioses, éstos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres”.

Las ideas expuestas por Rousseau en el contrato social fueron de gran influencia en la filosofía moral y política, y han llegado hasta nuestros días. Kant o Fichte, son un ejemplo de la repercusión del filósofo ginebrino en la historia del pensamiento político, aunque también cuenta con detractores, habiéndose ganado, además, grandes enemigos a lo largo de su vida.

De hecho, el lema de la Revolución francesa “Igualdad, Libertad, Fraternidad”, está inspirado en Rousseau. También es posible encontrar la influencia de Rousseau en la Declaración de los Derechos del Hombre.

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Bibliografía

Rousseau, J. J. El Contrato Social. 1762. Ed. Espasa. 2012