Epicuro: aportaciones más importantes

Epicuro nació en el 341 a.C. en el seno de una familia humilde de la isla de Samos (colonia ateniense). Su padre, que era maestro, fue el responsable de su educación de hasta que a los catorce años pasó a ser alumno del filósofo Pánfilo (discípulo de Platón y cuya después rechazará radicalmente).

Años más tarde, tras cumplir con el servicio militar y cumplimentar sus años de formación, Epicuro comenzó a impartir filosofía en Mitilene (Lesbos), en Lámpsaco y, finalmente, en Atenas. Lugar donde fundó su escuela “El Jardín”, en donde consolidó su doctrina y en donde estuvo impartiendo sus enseñanzas hasta su muerte en el 270 a.C.

Tras su muerte, el epicureísmo se expandió no solo como una corriente filosófica sino como una forma de vida basada en la libertad, la solidaridad, la amistad y en la búsqueda de la felicidad a través de la gestión de los placeres y la supresión de los miedos /el dolor.

Partes del pensamiento de Epicuro

Asimismo, su filosofía se divide en tres partes diferenciadas:

1. La Canónica: Basada en los criterios que posee un individuo para distinguir lo verdadero de lo falso. La teoría del conocimiento.
2. La Física: Basada en el estudio de la naturaleza y, según la cual, toda realidad está formada por los átomos (con extensión, peso y forma) y el vacío infinito (donde se mueven los átomos).
3. La Ética: Es la parte más importante (la Canónica y la Física están supeditada a ella) y es la culminación de su sistema filosófico. Su objetivo es ayudar y guiar al individuo hacia la felicidad a través del estudio de la filosofía.

Por último, hay que destacar que Epicuro escribió un sinfín de manuscritos, aproximadamente unos 340, de los que solo nos han llegado tres gracias a Diógenes Laercio:

• Carta a Heródoto, sobre física.
• Carta a Pitocles, sobre astronomía, cosmología y meteorología.
• Carta a Meneceo, sobre ética.

A pesar de que el Epicureísmo gozó de mucha importancia en Grecia, Roma y Egipto, a partir de la llegada del Cristianismo y de la Edad Media esta doctrina empezó a perderse y a desvirtuarse, pues chocaba directamente con los preceptos de la religión imperante en Occidente. No obstante, durante el Humanismo y de la mano de Pierre Gassemdi (1592-1655) se recuperó el legado de Epicuro y se comenzó a redescubrir su figura en toda Europa.

Gracias a dicho redescubrimiento, en la actualidad conocemos el epicureísmo y sus aportaciones más importantes, de las cuales, muchas siguen estando muy vigentes. Estudiemos las más importantes:

La física atómica

Siguiendo la tesis de Leucipo y Demócrito, establece que las todas las cosas están compuestas por combinaciones de átomos al azar y de un vacío infinito (donde se mueven los átomos). Éstos existen desde siempre y son los que crean y destruyen todo, por tanto, los fenómenos naturales son obra de la física atómica/las leyes de los átomos y no de los dioses.

Su concepto de religión

Si los dioses existen se encuentran en un plano muy superior al de los seres humanos, tanto que no se preocupan por sus asuntos y los ignoran. Por ello, no hay que temerlos, porque no se van a inmiscuir en nuestras vidas o en nuestro destino. Así, Epicuro no cree en la Providencia divina y afirma que el destino es obra del propio individuo, el cual, es libre.

“¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen no se preocupan de nosotros”

El tetrafármaco

aunque esta “cura en cuatro partes” es ideada por Filodemo de Gadara (110 a.C.-40 d.C.), está totalmente basada en la doctrina de Epicuro: 1) Debemos liberarnos de los dioses y no hay que temerlos. 2) No debemos tener miedo a la muerte. 3) El placer en su justa medida es bueno. 4) Debemos evitar el dolor.

Su concepto de placer

Para Epicuro existen los placeres necesarios (comer, beber…) y los placeres innecesarios (la fama, el poder y los excesos). De esos dos placeres, los innecesarios hay que evitarlos y los necesarios hay que cubrirlos, pues son los que nos llevan a la felicidad. De esta forma, lo que debemos hacer es gestionar y controlar esos placeres negativos/pasiones a través de la prudencia. Es lo Epicuro define como ataraxia.

“El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo”

Su concepto de vida

El individuo debe vivir en serenidad, con tranquilidad, en convivencia, rechazando los bienes materiales, en solidaridad, alejado de las grandes urbes (en comunas autosuficientes como “El Jardín”) y evitando todo aquello que lo desestabilice. Como por el ejemplo el exceso de placer o la política, por ello, se establece que es mejor que el ciudadano no participe de la política.

Su concepto de filosofía

La filosofía es la herramienta necesaria que nos guía y nos ayuda a encontrar la felicidad, alejándonos de las pasiones que nos desequilibran. Por tanto, todo el mundo debe tener acceso a ella.

“La filosofía es una actividad que con discursos y razonamientos procura la vida feliz”

Rechazo al miedo

El ser humano se mueve entre el placer y el miedo. Este último hay que evitarlo porque es negativo para nuestra vida. Como el miedo a la muerte, el cual, es un miedo absurdo porque cuando vivimos no existe y cuando morimos ya no está.

“La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo”

El igualitarismo

El concepto de igualitarismo de Epicuro se introduce a través de su concepto de acceso al saber. Para él todo el mundo (mujeres y hombres de distinta clase social) tiene derecho al conocimiento, ya que, todos somos iguales.

Su concepto del lenguaje

El lenguaje es producto del propio desarrollo del individuo y sirve para manifestar las emociones. Además, es cambiante y evolutivo, por tanto, si hallamos su origen (la esencia del primer lenguaje) nos acercaremos a su verdadero significado.

La ética de la reciprocidad o la Regla de Oro

En nuestra vida debemos actuar pensado como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos, para tratar con respeto a los demás.

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