Invasiones germánicas en la Península Ibérica

Invasiones germánicas en la Península Ibérica
Imagen: estudiandosocialesestoy

El fin del Imperio Romano de Occidente vino acaecido por una serie de invasiones de pueblos germanos en las diferentes provincias que lo componían, estas actuaciones fueron desarticulando el poder imperial hasta el punto de hacer imposible el gobierno en dichos lugares. A continuación, en esta lección de unPROFESOR te ofrecemos un breve resumen acerca de las invasiones germánicas en la Península Ibérica, deteniéndonos en los diferentes reinos que se fueron conformando tras la entrada de dichos pueblos, del mismo modo observaremos los cambios que se fueron produciendo tanto en el modelo social como en el económico.

Los alanos en la Península Ibérica

En el año 409 entraba el pueblo de los alanos en la Península Ibérica para asentarse en la Lusitania y en la Cartaginense. Poco tiempo después, en el año 412 conquistarían Emérita Augusta, donde establecieron la corte de Atax, aunque poco tiempo duraría dicha sede, pues en el año 418, los visigodos, aliados del imperio romano, entraron en la península para acabar con los pueblos invasores.

De esa manera, el pueblo de los alanos, quedaba sin su líder y ofreció la Corona de su pueblo al rey de los vándalos, Gunderico, de modo que la gran parte del pueblo alano, marchó con el resto de vándalos en el año 429 al norte de África, donde crearían un reino. El resto de alanos que no quisieron partir con el resto, quedaron asentados en las tierras, uniéndose con la población local.

Dentro de las curiosidades de la historia, debemos saber que al parecer este grupo fue el que introdujo en Europa la modalidad de caza con ayuda de sabuesos, quedando una raza de perro, la raza alana, en algunas zonas de Castilla y León, Asturias y el País Vasco. Del mismo modo, una parte de dicho pueblo junto a otro grupo visigodo, fueron conocidos como los Got-Alanien, asegurando algunos historiadores la posibilidad que el nombre de Cataluña provenga de ahí (aunque esto a día de hoy sigue siendo una teoría).

Los Vándalos

También para el año 409 entraban tres pueblos germanos en el interior de la Península Ibérica, siendo uno de ellos, el pueblo de los vándalos, como federados del Imperio. Debemos de mencionar que este grupo se encontraba subdividido en:

  • Vándalos silingos: los cuales se encontraban liderados por Fridibaldo. Estos se asentarían en la Bética, aunque poco tiempo después fueron derrotados por los visigodos.
  • Vándalos absdingos: estaban comandados por Gunderico y en un principio se asentaron en la Gallaecia, en Asturica y Clunia, para más adelante ir bajando progresivamente hasta llegar al norte de África.

Los vándalos poco tardaron en darle la espalda a Roma, pues en el año 425 acabo asolando Cartago Nova y en el 436 conquistando Híspalis.

Ya con el reinado de Genserico, los vándalos decidieron marchar hacia el norte de África, para acabar con una de las zonas agrícolas más importantes del Imperio. Así, por la zona del estrecho, fueron atravesando más de quince mil hombres a las localidades de Tánger y Melilla en el año 429.

En su búsqueda de riquezas, marcharían al África proconsular, cuya capital era Cartago, la cual fue su capital tras la conquista. De esa manera, los vándalos comenzaron a comerciar con Roma para venderles el grano, que con anterioridad les había pertenecido, del mismo modo y ya controlando las técnicas navales, se dedicaron a la piratería por el Mediterráneo. En el año 534, el general Belisario, derrotaba al reino vándalo para siempre, reconquistando el norte de África para el emperador bizantino.

Imagen: IES Carbula

Los Suevos

Los suevos entraron a la vez que los grupos anteriores y fueron comandados por Hermerico, estos pronto entraron en contacto con los absdingos en la Gallaecia, obligándolos a descender en la península. Hicieron de Braga, su capital, aunque más adelante llegarían incluso a tener su corte en Emérita Augusta.

Otra de sus sedes principales fue Lugo. Lo que sí debemos de recalcar, es que, durante su estancia como reino independiente, dominaron casi siempre el mismo territorio, el norte peninsular, descendiendo por el oeste de la península hasta algo más debajo de la ciudad de Coímbra.

Este reino perduró entre el 409 y el 585, año por el cual Leovigildo acabó con su rey e incorporó el reino suevo al reino visigodo de Toledo.

Las relaciones sociales y económicas

Uno de los aspectos más estudiados a lo largo de la historia en todos los lugares del mundo suele ser la interactuación de las poblaciones autóctonas con los invasores. En este caso, la problemática de la herejía arriana hacía imposible la unión de los pueblos germánicos con la población hispana.

Este hecho, hizo que en principio las relaciones fueran muy pocas entre ambos pueblos, los hispanos debieron obedecer las nuevas órdenes impuestas por la nueva élite, debido al gran número de soldados que había. Poco a poco encontraremos, no obstante, la unión entre las élites, para de esa manera cerciorarse que mantendrían los privilegios que hasta entonces tenían.

En el ámbito económico, una parte de las tierras fue entregada a estos grupos, siendo en su mayoría las pertenecientes al Imperio, aunque en algunas ocasiones fueron entrando en hospitalitas, una técnica por la cual una parte de una propiedad privada era “cedida” a un nuevo dueño para que se pudiese instalar y mantener.

Al ser grupos bastante cerrados, se instalaron en las ciudades más importantes, en las cuales solo se asentaban la élite de dichos grupos, quedando las afueras de las ciudades, para el resto del pueblo, uno de los ejemplos más conocidos en España son los Campos Góticos.

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