Joan Miró: obras más famosas

Joan Miró: obras más famosas

Joan Miró (Barcelona, 1893, Palma, 1983) es uno de los artistas más radicales e imaginativos, llegando a crear una obra original empleando todo tipo de medios y técnicas artísticas, desde la pintura a la escultura, los grabados o la cerámica. Miró se mantuvo siempre entre la experimentación constante, la objetividad y el subconsciente, creando un vocabulario artístico visual propio que hace que su obra sea inconfundible.

En esta lección de unPROFESOR.com te ofrecemos una selección de las obras más famosas de Joan Miró para que puedas comprender y admirar la obra de uno de los artistas más inconformistas el arte moderno.

Características de la técnica de Joan Miró

Empezaremos analizando cuál es la técnica de Joan Miró para que, así, puedas comprender mejor su obra. Fue un pintor del arte abstracto muy reconocido y entre las características de su obra destacamos las siguientes:

  • Entre los elementos estilísticos característicos de Miro se encuentran formas biomórficas, formas geométricas y objetos abstractos y semi-abstractos.
  • Miró fue un artista versátil y prolífico que probó múltiples medios artísticos, desde cerámica y grabados hasta grandes instalaciones de bronce.
  • Su estilo radical e imaginativo fue una figura fundamental en la vanguardia de principios del siglo XX, evolucionando hacia una abstracción creciente y luego completa.
  • Miró se ha asociado con el surrealismo temprano, influyendo en los expresionistas abstractos.
  • También inventó un nuevo tipo de espacio pictórico en el que el artista ubica los objetos de forma cuidadosa. Unos objetos salidos de su imaginación y que él yuxtapone con formas básicas reconocibles.
  • El arte de Miró nunca se instaló en la no objetividad, dedicándose a la explorar medios para desmantelar los preceptos tradicionales de representación figurativa.
  • Miró encontró el equilibrio entre el automatismo y la espontaneidad del surrealismo con una planificación y representación minuciosa y precisa.
  • Su paleta de color es limitada, ciñéndose siempre a colores expresivos, con fondos planos con suaves gradaciones de color y campos de color sin mezclar. Unos colores atrevidos y valiosos que sirvieron de inspiración para muchos artistas.
  • Pese a tratar los mismos temas, siempre lo hizo en variedad de medios y alcanzando resultados diferentes y siempre sorprendentes.

La granja (1920-1921), primera obra de Joan Miró

Según Miró, esta obra reflejaba todos sus años de su vida en el campo, poniendo sobre el lienzo todo aquello que amaba, desde lo más grande a lo más pequeño. Así, en un plano de imagen inclinado, el artista nos muestra su masía, llena de animales, plantas y herramientas artísticas. Un lienzo en el que Miró se recrea en todos los detalles, siendo también un avance de su obra surrealista posterior.

El artista siempre consideró esta obra como una de las más importantes, marcando un punto de inflexión en su carrera artística. En ella también se aprecian una serie de influencias, incluida la del arte popular catalán, además del cubismo, pero el artista se negó a que se le encasillase en un único estilo, siendo ejemplo de su carácter inquieto e iconoclasta.

Entre las innovaciones más importantes se destaca la inclusión de varios elementos abstractos, símbolos como las escaleras y letras, haciendo que la obra sea tanto una imagen como un poema.

La historia del cuadro

La historia detrás del cuadro también es apasionante. Miró buscó un comprador en el mercado de arte moderno parisino, muy interesado por el cubismo. Un comerciante le sugirió cortarlo en varias pinturas más pequeñas para facilitar la venta. Un entonces desconocido Ernest Hemingway, con el que Miró tenía amistad, le quiso comprar el cuadro. Los dos solían reunirse para sesiones de boxeo y Hemingway, después de pedir dinero prestado y trabajar como empleado de una tienda de comestibles, pudo comprarlo y conservarlo durante toda su vida.

El escritor confesó que no cambiaría el cuadro por ninguno otro del mundo. “Tiene todo lo que sientes por España cuando estás allí y todo lo que sientes cuando estás fuera y no puedes ir allí". Hoy en día se localiza en la Galería Nacional de Arte, Washington, D.C.

Carnaval de Arlequín (1924-1925), otra de las obras de Joan Miró

Este óleo sobre lienzo representa una escena alegre y festiva en el que uno biomorfos quijotescos está atrapados en una fiesta.

Los personajes son un arlequín, identificado por los cuadros en blanco y negro del traje de la figura original de la commedia dell'arte italiana, con un cuerpo en forma de guitarra distorsionada; un gato en pie sobre sus patas traseras, como si bailara, sus "brazos" extendidos hacia la escena, mientras su cara roja y amarilla se vuelve para mirar al espectador; un pez amarillo y negro, notas musicales en la pared, tubos en forma de serpiente en blanco y negro y una criatura negra y amarilla que baila en el centro inferior agarrando un hilo que se extiende hasta los bigotes del gato.

Un mundo imaginado que atrapa al espectador y que constituye un giro del artista hacia el surrealismo, siendo también de los primeros trabajos en los que usó las formas biomórficas, evocando todos los objetos a organismos vivos. Una forma de anular las certezas del mundo consciente y hacer brotar el inconsciente colectivo.

Perro ladrando a la luna (1926)

Estamos ante otra de las obras de Joan Mirá más famosas: Perro ladrando a la luna. En un paisaje surrealista y caricaturesco, un perro distorsionado con colores brillantes ladra a la luna. La obra transmite una sensación de soledad y misterio, incluyendo varias palabras en sus pinturas, lo que Miró llamó “poemas de pintura”.

Aunque Miró no incluyó el texto en la pintura, se transmite esa sensación de comunicación entre el perro y la luna. Se ha interpretado como un manifiesto personal en el que el joven Miró se ve como un cachorro que trata de encontrar su voz dentro de la vanguardia.

Bleu II (1961)

Este es un lienzo de tamaño monumental, de 12 pies por 9, de una serie de tres en el que se emplean formas abstractas simples sobre un fono azul. Todo está pintado con pinceladas uniformes y se utiliza un trazo rojo levemente diagonal para introducir un toque dramático, logrando así dar más énfasis a una extensión vacía. También introduce unas formas negras e irregulares que también transmiten energía.

El campo azul lo identifica Miró con el cielo y el mundo de los sueños. Los espacios vacíos y los horizontes le abrumaban, impresionándole mucho, e introduciendo siempre en ello figuras diminutas. La gama estrecha de colores dejan ver la influencia de los frescos románicos, al igual que la pequeña cantidad de formas.

Pájaro lunar (Moonbird) (1966): una escultura icónica

La escultura representa a una criatura híbrida con rostro y cuernos en forma de luna, mientras sus brazos asemejan unas alas sin plumaje. La figura está en cuclillas con dos extremidades firmemente afincadas en el suelo como extrayendo su fuerza de la tierra. Las formas evocan a lunas, pájaros y a la tradición de la tauromaquia española.

La obra es una especie de tótem lleno de fuerza y poder, reuniendo Miró formas e ideas metafóricas del mundo natural y del cósmico para crear un personaje onírico. Así, la obra tiene un aspecto orgánico, mostrando todos sus temas clave: la luna, los pájaros o el tema de Cataluña.

Mujer y pájaro (1982): obra icónica de Miró

Estamos ante otra escultura monumental, de 20 metros de altura, en la que se representa a una mujer, pintada en brillantes colores primarios. La mujer lleva un "sombrero" tubular coronado por un pájaro amarillo que evoca una luna creciente.

Pero la obra es ambigua, ya que su forma fálica ofrece una impresión engañosa inicial. Como resultado, el espectador tiene que hacer una pausa e interpretar la obra. La mujer simboliza la tierra, la luna simbolizaba el cielo y los pájaros conectan ambos mundos. Por su enorme tamaño, se convirtió en una especie de talismán para Miró.

La escultura fue construida con coloridos azulejos rotos, fue una de las primeras grandes iniciativas de arte público en Barcelona, tras el restablecimiento de la democracia y se considera la última gran obra de Miró. El uso del mosaico y los contornos irregulares eran un homenaje al gran arquitecto barcelonés Antonio Gaudí, con quien Miró había estudiado.

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Bibliografía
  • Punyet Miro, Joan y Lolivier-Rahola, Gloria (2012). Miro. Blume
  • Balsach, M.J (2007). Joan Miro: Cosmogonías de un mundo originario (1918-1939). Galaxy Gutenberg