La conquista de la Galia por Roma

La conquista de la Galia por Roma
Imagen: galos | Uidiian siremo Uedan siractamo

Uno de los hechos más importantes acaecidos en el final de la República romana fue la conquista de un vasto territorio que hasta entonces se había mantenido invencible frente a las legiones romanas. A continuación, en esta lección de unPROFESOR analizaremos la conquista de la Galia por Roma o, como fue conocido posteriormente por los escritos de Julio César, la Guerra de las Galias. Durante el conflicto, el general romano hubo de demostrar sus grandes dotes militares para acabar con las diferentes tribus galas, hecho que muchos historiadores verían como una simple estrategia por parte del procónsul romano para captar más adeptos a su causa.

Antecedentes de la Guerra de las Galias

Antes de empezar a hablar de forma concreta de la conquista de la Galia por Roma vamos a detenernos en los antecedentes a esta batalla.

Anteriormente, Roma había dividido la Galia en dos provincias, la Cisalpina y la Transalpina, las cuales habían sido sometidas mediante vasallaje al control romano, el cual necesitaba una vía segura para poder llegar hasta Hispania sin ningún problema. Por tanto, se desconocía todo el norte de la actual Francia, el cual era un conglomerado de pueblos belicosos que solían realizar racias en tierras romanas.

De esa manera en el año 58 a.C. el Senado de Roma designa a Cayo Julio César como gobernador de la Galia Cisalpina y del Iliricum. Por aquel entonces también tuvo lugar el fallecimiento del gobernador de la otra Galia, la Galia Transalpina, Quinto Cecilio Metelo Céler, otorgándole también el control de la misma a César.

Uno de los motivos por el cual el Senado de Roma le dio el gobierno de las tres provincias a Julio César fue porque el senador romano estaba totalmente arruinado tras ejercer su consulado y para que este se repusiese y pudiera hacer frente a los préstamos que tenía, tuvieron que cederle el control de dichas provincias.

No son pocos los autores que confirman que lo sucedido en la Galia a la llegada de César fue meramente una muestra de la ambición de dicho personaje ante la política.

Imagen: National Geographic

Los primeros enfrentamientos tras la llegada a las Galias

Cuando Julio César llegó a las Galias, contaba con cuatro legiones de veteranos, lo que equivaldría a algo menos de treinta mil hombres, además el Senado le permitió reclutar a otras tropas auxiliares por lo que acabó haciéndose con cuatro legiones más, a las cuales pagaría directamente de su fortuna.

Este hecho nos muestra el pensamiento del general romano, y del inminente fin de la República, pues un general que tuviese ejércitos propios lo convertía en alguien demasiado peligroso. A la llegada a sus territorios, fueron los mismos pobladores los que pidieron ayuda al gobernador debido a que, en el norte de Francia se habían instalado por un lado Ariovisto (un germano que había ocupado tres años antes su reino en Flandes) y por otro lado una horda de cuatrocientos mil helvecios que había marchado de Suiza para instalarse en la Galia Narbonense.

Estos hechos provocaron una serie de racias entre dichos pueblos y los pobladores de las provincias romanas, lo cual afectaba gravemente al gobierno de estas. De esa manera, ordenó en primer lugar a Ariovisto a reunirse con él, para tratar el asunto, pero este rehusó, haciendo que César se viera obligado a entrar en guerra con él y contra los helvecios, para que los pueblos que estaban bajo su control no le perdieran el respeto.

Imagen: Historia Lago

La guerra contra los helvecios

Continuamos con esta lección sobre la conquista de la Galia por Roma hablando, ahora, de la guerra contra los helvecios. Según los testimonios de César, el 28 de marzo del año 58 a.C. los helvecios incendiaron todos sus campamentos con el propósito de avanzar por la Galia. A dicho pueblo se le unieron rápidamente los tulingos, latobicos, los boyos y los ráuracos, los cuales eran tribus vecinas y también bastante belicosas; de esta manera atravesaron el lago Lemán para llegar a Ginebra.

En un primer momento, los bárbaros enviaron una embajada pidiendo a César que les dejara asentarse en la Galia pero este fue retrasando la entrevista con vistas a montar una buena defensa contra estos, tras tenerla rehusó totalmente el paso a dichas tribus. De esa forma tomaron contacto con otros pueblos que les permitieron el paso comenzando una serie de ataques, haciendo que los pueblos afectados comenzaran a pedir ayuda a Roma.

César, que había planificado su plan de ataque dejando a una legión en Ginebra, tomó las tres restantes y actuó sobre la retaguardia helvecia provocando un gran número de bajas. Tras esto los romanos comenzaron una gran persecución de las diferentes tribus pero al quedar sin suministros tuvieron que replegarse en Bibracte, lugar donde se produciría la última batalla contra los helvecios en la que finalmente se produjo la rendición de dicho pueblo, los cuales pasaron a ser dominados por Roma y se les exigió volver a sus tierras y alimentar a las legiones.

La guerra contra los suevos

El otro gran problema al que tuvo que hacer frente César tras su llegada a la Galia, es el caso del reino de Ariovisto. Tras el fracaso de las negociaciones iniciadas por César, el general romano tuvo que actuar creando dos campamentos donde ubicó a sus legiones, atacando con gran celeridad a las tropas germanas, logrando también su rendición.

En el año 57 a.C. tuvo de nuevo que luchar contra otra tribu, siendo esta vez sobre los belgas, los cuales pusieron a las legiones romanas en un gran aprieto, pues estuvieron a punto de tener que rendirse. Pero una rapidísima actuación de César hizo que la balanza cambiase y los belgas fueron aplastados por completo.

Entre los años 56-52 a.C. César se dedicó a una serie de expediciones con las que fue sometiendo a un gran número de tribus, llegando incluso a Britania, donde tomó contacto con algunas tribus a las cuales lograría vencer. Mientras se producían estos contactos entre los romanos y las tribus británicas, comenzó uno de los mayores problemas a los cuales tuvo que hacer frente a César, el problema de Vercingetórix.

Imagen: SlideShare

La Rebelión de Velcingetórix

El problema de dicha rebelión provenía de un gran descontento por parte de los pueblos galos hacia Roma, debido a que se sentían asfixiados por los constantes abusos de las legiones y de los impuestos que debían de pagar. De esa manera en el año 52 a.C. Velcingetórix aunó a todas las tribus galas bajo un mismo estandarte, quedando solo una como aliada de Roma, los heduos.

Aunque el número de soldados era mucho mayor, los galos decidieron hacer la guerra de tierra quemada avanzando de esa manera hacia la Galia Transalpina. Al enterarse, el general romano al mando de dos legiones marchó a Narbona y, desde allí, quiso hacer frente a las tropas galas que llegaban, pero al ver estos que debían de hacer frente al general romano, fueron retrocediendo y a su paso se decidió quemar todas las ciudades galas que fueran difíciles de defender, de esta manera dejaba a César sin suministros en su avance.

Una batalla de gran renombre en la obra del general fue la batalla de Avárico, en la cual atacó una gran fortaleza muy bien defendida por los galos, a los cuales hubo de engañar con la táctica de la división de fuerzas, haciendo que los galos tuvieran que reubicarse rápidamente.

La última gran “batalla” fue la de Alesia, lugar donde se refugió el líder galo, Vercingetórix, en su intento por hacerse fuerte en la plaza. Alesia era una ciudad muy bien defendida y por ello César hubo de planear sitiar la plaza. Para ello decidió crear una serie de fosos y campamentos fortificados para evitar que nadie entrase ni saliese de la ciudad. Por ello los galos decidieron expulsar a las mujeres y los niños, para de esta manera tener más provisiones para los soldados.

Hubo dos batallas seguidas, la primera de ellas fue cuando Comio, un líder de una de las tribus galas, se acercó a Alesia para acabar con el sitio y de esa manera el líder galo pudiera salir a campo libre a atacar a los romanos. En un primer intento no consiguieron nada, pero al día siguiente consiguieron atravesar las líneas romanas, haciendo que estas quedaran divididas, de esa manera, Velcingetórix logró salir y enfrentarse a César, el cual se vio muy superado en número.

La suerte cambió de bando cuando en un segundo enfrentamiento Marco Antonio, junto a su caballería logró dispersar a los soldados de Comio, haciendo que los galos tuvieran que rendirse. De esa manera entre el 51-50 a.C. se produjeron algunos enfrentamientos menores entre tribus galas, sin embargo, podríamos decir que para el año 49 a.C. la Galia quedaba totalmente bajo control de Roma.

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