Las tres Gracias de Rubens: comentario

Las tres Gracias de Rubens: comentario

Pedro Pablo Rubens (1577-1640) está considerado como uno de los mejores pintores del barroco flamenco, alcanzando un alto reconocimiento ya en la Europa de su época. Un pintor prolífico que alcanzó a pintar más de 3000 obras. Unas obras con un estilo propio e inequívoco lleno de colorido, dinamismo y sensualidad, además de pintar siempre figuras musculosas y cuerpos de mujeres plenas y carnales fieles a los cánones de belleza de la Europa del siglo XVII.

En esta lección de unPROFESOR te ofrecemos el comentario de Las tres gracias de Rubens, una obra icónica de este espléndido autor.

Descripción de Las tres Gracias de Rubens

Comenzamos este comentario de Las tres gracias hablando de la descripción de esta obra. Es una creación pintada por Rubens entre 1636 y 1639 que fue adquirida por el rey Felipe IV. Una pintura perteneciente al Barroco, la escuela flamenca. De tema mitológico y en el que es notable la influencia de Tiziano, en la actualidad, Las tres Gracias se exhibe en el Museo del Prado.

Es óleo sobre tabla de roble del Báltico, una madera cara y de excelentes acabados, ideal para el tema del cuadro, el amor de Rubens por su última esposa y un canto a la belleza y la sensualidad. Sus dimensiones son de 221x181 centímetros y en él se representa a las hijas de Zeus, tenidas a lo largo de la historia del arte como ejemplos de belleza ideal.

Según la Teogonía, las Gracias eran las hijas de Zeus y Eurínome, y sus nombres eran Áglaye (brillo), Talía (florecimiento) y Eufrósine (alegría), tres diosas exuberantes que se representan bailando unidas por las manos y desnudas, solo tapadas por un velo transparente y rodeadas de naturaleza en el que aparece acompañadas de un Cupido que sujeta una cornucopia de la que surge agua y una guirnalda de flores y un paisaje con ciervos. Las gracias, que ocupan el primer plano y toda la atención del espectador, aparecen en la Ilíada de Hesíodo asociadas a la diosa Afrodita y como símbolos del amor, la fertilidad, la sexualidad y el amor.

Tal y como señalan los expertos, Rubens es uno de los pintores de la historia del Arte que más interés ha mostrado por el mito de las tres Gracias. Un mito que empleó en nueve de sus obras y en diversos dibujos, tanto como protagonistas como figuras secundarias. Este cuadro de Las Tres Gracias constituye uno de los más bellos y ambicioso tanto por las dimensiones de la obra como por la manera en la que las pinta.

Así, Rubens reproduce a las Gracias al estilo clásico, concretamente al de las copias romanas de esculturas griegas y rodeadas de elementos simbólicos como unos ciervos, símbolos del amor y el deseo, rosas como símbolo de la primavera, además de asociarse con el amor y Afrodita o Venus. La fuente representa una fuente del amor con un surtidor en forma de Cupido y una cornucopia como símbolo de la abundancia. Las Gracias se asocian con el amor y la fertilidad.

Curiosidades de Las tres Gracias

Como curiosidad, una de las tres Fracias está inspirada en la segunda mujer de Rubens, Helena Fourment, una joven de 16 años y con la que Rubens, de 53 años, se sintió rejuvenecer, realizando este cuadro para adornar sus aposentos, si bien acabó en manos de Felipe IV. La dedicatoria a la joven esposa se evidencia en las ropas contemporáneas de la Gracias colgadas en un árbol, ropas de los mismos colores de las que luce Helena en otros retratos.

Al fallecer Rubens, sus herederos vendieron obras a Felipe IV, si bien Las tres Gracias no aparecen en esa lista de 1640 y sí en otra de la colección real española del Alcázar de Madrid. Felipe IV lo adquirió entre esas dos fechas. Las tres Gracias permaneció en el Palacio Real hasta el siglo XVIII hasta que, por ser considerado un desnudo ofensivo, fue trasladado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1827 al Museo del Prado.

Análisis de Las Tres Gracias de Rubens: características del estilo

Seguimos con este comentario de Las tres gracias hablando del estilo. La obra es una muestra de las grandes cualidades técnicas del Rubens maduro y justo en el fin de su carrera.

Entre sus principales características estilísticas se destaca:

  • La pincelada es suelta y consigue mostrar todos los detalles mediante el color, especialmente en lo que a los tonos de piel se refiere.
  • Rubens muestra también un alto conocimiento de la anatomía humana, reflejando la sensualidad y belleza del cuerpo femenino.
  • Frente al detallismo de las figuras femeninas y sus joyas, el paisaje del fondo aparece solo esbozado, sin detalle.
  • La luz no es realista y pasa a través de los árboles para destacar la belleza de los cuerpos de las tres mujeres.
  • El color predomina sobre el dibujo y la pincelada sobre la línea.
  • Los colores son cálidos, luminosos y brillantes, con influencia de la pintura veneciana, especialmente de las obras de Tiziano, y con un paisaje sutil en el que no faltan animales.
  • La composición de Las tres gracias es de guirnalda elíptica, con formas rotundas. Una composición elegante y dinámica al ofrecer una sensación de movimiento, aunque las mujeres parezcan estar quietas.
  • Un movimiento que también imprime gracias a los escorzos y las posturas de las tres gracias.
  • Además, la postura de las mujeres excluye al espectador y lo convierte casi que un mirón que observa y sorprende a la Gracias en un momento de goce y abandono a la alegría. Un ton que aporta cierto tinte erótico a la obra.
  • Rubens representa en el cuadro a dos de las mujeres de su vida. Así, además de a Helena Fourment, también incluye en la obra el retrato de Isabella Brant, otra de sus esposas. Helena aparece a la izquierda, mientras Isabella está a la derecha. Los expertos consideran que Rubens trató de homenajear a sus mujeres con este cuadro, mostrando la escena al estilo mitológico.
Imagen: Slideshare

Comentario de Las tres Gracias y su contexto histórico

Las tres Gracias es una obra del Barroco, concretamente del Barroco católico. Un movimiento impulsado por la Iglesia como contrapunto al protestantismo. En el caso de la escuela flamenca, de la que Rubens es líder, se decantaron por poner su arte al servicio de la Iglesia católica, pero con un espíritu más optimista y vitalista, lejos del ascetismo y misticismo mostrado por el Barroco español.

El Barroco, término que trataba de subrayar los aspectos excesivos de este tipo de estilo a ojos del Neoclasicismo, fue un arte al servicio de los monarcas de la época. Un estilo que refleja la grandiosidad, el triunfalismo y la aparatosidad de las cortes europeas y monarcas como el Rey Sol o la corte de los Austrias.

Por otra parte, este estilo también se convirtió en el modo con el que la Iglesia Católica hacía frente a la Reforma protestante. La Contrarreforma en Holanda, Alemania y el norte de Europa adquirirá un aire más burgués.

Una diferencia que responde a la conversión de Holanda al calvinismo y al deseo de la burguesía holandesa de independizarse de España. Los pintores efectuarán cuadros con temas religiosos relacionados con los santos o los sacramentos, pero primando los temas mitológicos y, especialmente, los retratos como forma de mostrar la categoría social de la burguesía enriquecida gracias al comercio y la artesanía. Algo a lo que dedicó Rubens, llegando a ser uno de los artistas más buscados.

Trayectoria artística de Rubens

Terminamos este comentario de Las tres gracias ofreciendo una visión más amplia acerca de su autor. Rubens, de formación clásica, realizó una gran producción artística, efectuándose toda ella en una época muy convulsa desde el punto de vista político y religioso, con numerosos conflictos entre la corona española y los Países Bajos. Rubens consiguió el mecenazgo de Roma, Francia o España para la realización de sus obras.

Un mecenazgo que se plasmó en sus primeras obras, la mayoría de carácter religioso. Así, entre 1600 y 1600, años en los que residió en Italia, Rubens se volcó en exaltar el carácter humano de Cristo, los santos y vírgenes. Unas obras encargadas por la iglesia y los nobles entre las que también se destacan algunos retratos, como, por ejemplo, el Retrato de María Serra Pallavicino.

Entre 1608 y 1621, Rubens residió en Amberes, haciendo algunas de sus mejores obras como el Descendimiento de Cristo. Pero el momento de mayor prestigio para Rubens fue la década de 1621 a 1630, recibiendo encargos tanto de casas reales como de familias nobles y la Iglesia.

Su última etapa, tras casarse con la joven Helena Forment en 1630, se caracteriza por su deseo de celebrar la belleza, la sensualidad y la alegría. En ese momento es cuando pinta las Tres Gracias como forma de celebrar su estado de ánimo vitalista y feliz tras su segundo matrimonio. Una obra con la que creó una gran conexión personal.

Así, Rubens consiguió brindar un carácter diferente y original a la pintura flamenca. Aunque abordó temas religiosos, Rubens siempre imprimió un carácter más optimista y alegre en su tratamiento.

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Bibliografía
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  • VERGARA, Alejandro, Las tres Gracias de Rubens, Madrid, TF Editores, 2001.