En esta lección de unPROFESOR te ofrecemos un breve resumen del pensamiento de Heráclito de Efeso, “El oscuro”, como era conocido. De este filósofo nacido en Éfeso (Jonia) se conservan únicamente fragmentos de su obra “Sobre la Naturaleza”, un libro igual de confuso que su autor y que consistía básicamente en una compilación de sentencias e hipótesis. Su vida ha llegado hasta nuestros días, gracias a la obra de Diógenes Laercio, “Vida y Sentencias de los Filósofos Ilustres”, y según cuenta, era un hombre muy misterioso y poco amigo de las reuniones sociales. De hecho, llevaba una vida de ermitaño.
Filósofo monista que niega el principio de no contradicción. El pensador más original de todos los tiempos, y sobre todo, enigmático. Si quieres saber más sobre el pensamiento de Heráclito de Éfeso, sigue leyendo este artículo de unPROFESOR.
El cambio en el pensamiento de Heráclito de Éfeso
Heráclito afirma que el universo no es obra de un dios, sino que siempre ha existido y que es fuego eterno, producto de la oposición de contrarios y del logos, o ley universal que unifica los opuestos.
El cambio, el devenir, es la base de su filosofía. “Todo fluye” (Panta rei). Se da en la naturaleza un flujo universal entre todos los seres. Y el conflicto, la contradicción, es lo que posibilita el cambio. Porque, dice el pensador, “La guerra es el padre de todas las cosas”. El conflicto, al mismo tiempo, sirve de puente de unión, en esa tensión o equilibrio de fuerzas opuestas.
De todos es conocida su célebre frase: “En los mismos ríos entramos y no entramos, (pues) somos y no somos (los mismos)”. El río, y la personas que se baña, han cambiado, ya no son las mismas. Pero hay algo que sí permanece, y es el cauce, que siempre es el mismo.
Aunque parezca contradictorio, no lo es, ya que, según Heráclito, no hay contradicción en los opuestos, sino una armonía en movimiento.
“El sol es nuevo todos los días”.
La oposición de los contrarios
Consiste en la tensión o guerra entre los elementos, regida por la ley universal, el Logos.
"Hay armonía en la flexión hacia atrás como en el arco y la lira."
Para Heráclito la unidad de los opuestos es como la tensión que hay entre la cuerda y el arco, en un equilibrio perfecto. El logos unifica los opuestos porque el saber, es “uno y una sola cosa”. De esta forma el ser y el no ser, son al mismo tiempo. El conflicto, crea una armonía que se puede observar en la naturaleza y en los seres humanos: hombre/mujer, luz/oscuridad, calor/frio…
La realidad es una y es múltiple, porque el devenir es la esencia de todo lo que hay. Existe una unidad, pero esta, se fundamenta en la diferencia.
“¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres!”, dijo el poeta, a lo que Heráclito responde: “Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua”
Una ley universal, el Logos
Según el pensamiento de Heráclito de Efeso, el universo está regido por la ley universal o Logos, entendido este como palabra o razón. El Logos dirige el devenir, con la palabra, pero la gran parte de las personas, dice Heráclito, “no sabe escuchar ni hablar”.
Existe un orden en la naturaleza que coincide con el orden de la razón. Para el pensador, existe una armonía en la naturaleza, pero pocos pueden verla, ya que la naturaleza se esconde. Pero el problema no está en su invisibilidad, sino en la ceguera o la sordera de las personas, que no les permite percibir qué es lo real.
Empirista y racionalista al mismo tiempo, Heráclito afirma que la realidad es perceptible por medio de los sentidos, pero, con la ayuda de la razón, que unifica la variedad. El logos o razón, están en el interior de cada ser humano, en su alma, y de él depende escucharlo.
El fuego, la base del devenir y de la lucha de contrarios
“El fuego, al venir, juzgará y condenará todas las cosas”
Terminamos este repaso del pensamiento de Heráclito de Efeso hablando del fuego, que simboliza la base de toda la filosofía de Heráclito: el devenir y la lucha de contrarios. Porque el fuego lo destruye todo, deviniendo constantemente.
El fuego simboliza el cambio, y lo compara con Dios, en oposición al ser humano, a lo mortal, a lo divino. Hay que tener en cuenta, que Heráclito, no habla de un Dios creador o de un primer motor, sino que identifica a Dios con la naturaleza (panteísmo).
El cosmos es "un fuego eterno", que todo lo destruye. El universo nace y muere en el fuego. El devenir es creador y destructor del mundo. Y extinguirse, es según Heráclito, un“camino hacia abajo”. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el Logos, la razón universal, lo rige:
“Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue… es el camino hacia arriba”.
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Laercio, D. Vidas, Opiniones y Sentencias de los Filósofos más Ilustres. Ed. Maxtor. 2008