Pierre Auguste Renoir: obras más importantes

Entre las características más destacadas de la pintura de Renoir destacamos:

• Renoir, junto con Claude Monet, fue uno de los artistas clave del Impresionismo, distinguiéndose dentro del movimiento por su gusto por reflejar tanto la intimidad doméstica como la diversión y el ocio de París en bailes y fiestas, ofreciéndonos una imagen de cómo vivía la burguesía y conectando con ese público de la clase media.
• También fue el primer impresionista en cerciorarse de las limitaciones que se generaban al basar el arte solo en los efectos de la luz y los efectos ópticos. Así, Renoir también se volcó en la composición logrando un estilo más monumental y entroncado con el arte renacentista.
• Renoir trata sus personajes con mucha delicadeza, mostrándolos siempre en actitud sonriente y feliz. Unas escenas cotidianas llenas de pequeños gestos, íntimas y cercanas que generaron un gran éxito de sus obras, especialmente en Estados Unidos.
• Unas obras en las que no faltó tampoco el colorido, siendo una figura clave para otros grandes movimientos como el fauvismo y el cubismo.
• Su gusto por la belleza llenará sus lienzos de desnudos femeninos, rotundos y sensuales, conectando su obra con pintores tan coloristas como Raphael, Rubens y Eugène Delacroix, además de Velázquez, Coubert y otros artistas clásicos a los que admiraba.

Renoir posee una obra muy amplia, si bien destruyó parte de esta durante una fuerte crisis creativa en los años 80 del XIX. Entre sus obras más representativas se destaca Diana la Cazadora (1867).

Esta es una obra de juventud de Renoir y en la que aún no se adivinan las características posteriores de su estilo. Así, estamos ante una pintura realista y clásica inspirada en el estilo y la obra de Courbet en la que Renoir representa a Lise Tréhot, su amante, como la diosa romana Diana, un tema común del retrato rococó.

Este lienzo es fruto del trabajo de aprendizaje en el Louvre estudiando a los maestros franceses de los siglos XVIII y XIX.

La Grenouillére era un lugar muy popular para el baño al aire libre, una especie de área termal que frecuentaban tanto Monet como Renoir. Ante la necesidad de vender sus obras se decidieron a pintar escenas de ocio de la clase burguesa en busca de una nueva clientela, pero el plus de aprovechar la ocasión para ir a desarrollar teorías, técnicas y prácticas de las que más tarde surgiría el Impresionismo.

Monet y Renoir pintaron la misma escena desde el mismo punto de vista, pero mientras el primero se centró en los efectos de la luz en el agua, Renoir se acerca a los bañistas y visitantes del resort, dándole un peso más importante a las figuras humanas. Unas figuras trazadas con unos rápidos toques de pincel.

Esta pincelada, la pincelada corta, los reflejos en el agua y las distintas iluminaciones nos hablan de esos primeros momentos del Impresionismo y el papel de Renoir en esos primeros momentos y cómo va forjando su propio estilo.

Otra de las obras de Renoir más importantes es El palco. Fue la aportación de Renoir a la primera exposición impresionista de ese año, siendo recibido con mucho éxito.

Un lienzo en el que Renoir representa a una pareja elegante en un palco del teatro. La pareja está compuesta Nini Gueule de Raie, una amiga de Renoir que posará más veces para el pintor, y Edmond Renoir, hermano del pintor. Ella mira fijamente al espectador, mientras el joven mira con sus binoculares al público en un intento de mostrar como el teatro era un espacio de socialización para la burguesía, cobrando un papel destacado en la vida parisina.

El juego de miradas utilizado en estos espacios está bien captado por Renoir: tanto el exhibirse y dejarse ver de la mujer como el examen de los asistentes que hace el hombre.

Esta obra está considerada como una obra maestra de Renoir. El Baile en el Moulin de la Galette nos muestra la vida cotidiana del elegante barrio de Montmartre. Un lugar abierto aún hoy en día en el que los trabajadores se divertía y que el pintor escogió por el gran reto que representaba.

En el Moulin Renoir nos presenta una gran cantidad de personas, detalles y varios puntos de vista combinados con la luz el sol y el movimiento de las numerosas figuras el cuadro.

Con un tamaño mayor del habitual dentro de la pintura impresionista, Renoir nos presenta varias escenas: parejas bailando, amigos bebiendo, grupos de pie, en una complejidad compositiva que nos revela su maestría y su genialidad a la hora de retratar la sociedad de su época y es alegría y serenidad que impregna toda su obra.

Similar, pero más íntimo, es otra de sus grandes obras, el Almuerzo en la fiesta en el barco (1881).

Terminamos este repaso a las mejores obras de Renoir para hablar de en este cuadro en el que se puede apreciar ese deseo de Renoir de rozar la atemporalidad y llevar la estructura renacentista al Impresionismo. Las tres jóvenes desnudas y rotundas en el centro del cuadro recuerda las composiciones de Rubens.

Una obra que le llevó tres años, realizando numerosos dibujos y bocetos preparatorios, y con un resultado monumental. Renoir se inspiró en un relieve de Françoise Girardon (1628 – 1715), titulado El baño de las Ninfas y en los desnudos de Ingres.

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