Pintura impresionista: características generales

Pintura impresionista: características generales

El Impresionismo es un movimiento artístico que, huyendo del academicismo imperante, buscó cierta independencia artística pintando al aire libre y renunciando a las representaciones realistas. Este movimiento, aunque reconocido como tal en la década de 1870, dio sus primeros pasos en los años 50 del XIX de la mano de sus grandes figuras, Claude Monet y Édouard Manet. En esos años, e influenciados por el arte japonés, los grandes maestros del Prado como Velázquez o Goya, un grupo cada vez más nutrido de artistas consiguió celebrar su primera muestra de pintura impresionista en abril de 1874.

En esta lección de unPROFESOR te ofrecemos las características de la pintura impresionista para que aprendas a distinguir sus claves y disfrutes de uno de los movimientos artísticos más emblemáticos y revolucionarios de la historia del arte.

La técnica impresionista en la pintura: definición

La búsqueda de la impresión fugaz del entorno y salir a la calle a capturar eso efectos momentáneos de la luz sobre los objetos, abandonando los estudios y los cánones más clásicos supusieron toda una revolución para las rígidas normas de los críticos y los académicos de la Francia de finales del XIX. Las primeras exposiciones de los pintores impresionistas generaron un fuerte rechazo, pero sus obras y postulados artísticos terminaron por cambiar el curso de la historia del Arte, constituyendo el primer paso hacia las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX.

A lo largo del siglo XIX, los pintores franceses se habían mantenido fieles a los gustos tradicionales marcados por la Académie des Beaux-Arts. Una rígida institución que seleccionaba las obras que accedían al prestigioso Salón de París. Los temas convencionales pintados al estilo realista imperante eran habituales en los salones oficiales, sin sitio para los artistas impresionistas. Estos, cansados por la rigidez que se imponía a la creatividad, decidieron organizar sus propias exposiciones independientes agrupados en la Société Anonyme Coopérative des Artistes Peintres, Sculpteurs, Graveurs ("Asociación cooperativa y anónima de pintores, escultores y grabadores").

Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas y Camille Pissarro, entre otros, celebraron su primera exposición en 1874 en el estudio el fotógrafo francés Nadar. Entre las obras expuestas se encontraba Impresión, sol naciente, de Claude Monet. Una obra que Monet pintó en 1872 y que recibió todo tipo de críticas, especialmente la de un crítico de arte, Louis Leroy, quien empleó el término impresionista a modo de burla y de forma peyorativa, pero que, irónicamente acabó por dar nombre a todo el movimiento. Aquí podrás conocer a los principales pintores impresionistas de España.

El respaldo que les otorgaron los escritores como Émile Zola y las exposiciones impresionistas organizadas por Durand-Ruel en Londres y Nueva York terminaron por darle el reconocimiento que necesitaban para ser conocidas y valoradas por el gran público. Tal y como declaró el precitado Zola:

«[…] escribo precisamente estos artículos para exigir que los artistas que serán indudablemente los maestros de mañana no sean perseguidos hoy”

(Diario l’Événement, 30 de abril de 1866).

5 características de la pintura impresionista

Como ya hemos podido ver, la pintura impresionista presenta una serie de características que la alejan del tradicionalismo y nos muestran un movimiento artístico rompedor con los cánones. Entre los elementos clave que definen la pintura impresionista destacamos:

  1. Pintura Plen air. El impresionismo no fue ajeno a los avances de su tiempo y, nacido en plena revolución industrial, aprovechó la libertad que le aportaban al pintor la invención e los tubos de pintura, así como la influencia de la fotografía, en aquel entonces una nueva técnica que permitía obtener imágenes duraderas gracias a la acción de la luz. Ambos factores facilitaron el auge de la llamada pintura plen air, esto es, pintura en plena naturaleza. Los pintores pudieron salir de sus talleres e intentar captar la luz de cada instante. De esta manera la luz se convertía en la máxima protagonista de la obra.
  2. La pincelada. Otra de las características de la pintura impresionista es la conocida como pincelada impresionista. Una pincelada rápida, gruesa y fragmentada que rompe los contornos de los objetos para que la mezcla óptica de los colores complementarios puros yuxtapuestos se forme en la retina del espectador. El color negro pierde protagonismo y casi desaparece, cobrando fuerza el blanco y las paletas de tonos claros. Los cuadros se inundan de luz.
  3. Vida cotidiana. Las escenas mitológicas, alegóricas o históricas, temas típicos de la pintura realista, quedan relegadas a un segundo plano y cobran protagonismo las escenas de la vida cotidiana moderna, reinterpretándose esos temas clásicos con una visión más actual. Los temas típicos incluyen naturalezas muertas, paisajes, retratos de familiares y amigos y escenas cotidianas del campo o de la ciudad.
  4. Encuadres. Otra de las características de la pintura impresionista viene a causa de la inspiración de la fotografía. Esto llevará a los artistas a buscar encuadres más naturales en sus composiciones. Así, los impresionistas crearon composiciones asimétricas que requerían una gran planificación. La fotografía no solo se convirtió en una fuente iconográfica, también les sirvió de inspiración técnica: desde la observación científica de la luz a la búsqueda de la ambigüedad y espontaneidad visual.
  5. Paisaje. Además de algunos grandes maestros como Velázquez o Goya y la pintura japonesa, los impresionistas también tuvieron como precursores a paisajistas románticos ingleses del siglo XIX como Turner o Constable, además de Camille Corot y la escuela de Barbizon.

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Bibliografía
  • Skea, Ralph (2019). Impresionismo. Blume
  • VVAA (2019). Impresionismo, 1860-1910. Könemann
  • Wildenstein, Daniel (2019) Monet o el triunfo del Impresionismo. Taschen Beneikt