Velázquez – Obras principales

El aguador de Sevilla es una de las obras más sobresalientes que Velázquez pintó cuando aún era joven y se encontraba en la ciudad hispalense. Actualmente se encuentra en el Wellington Museum, ya que esta obra fue un regalo que Fernando VII le hizo al general Arthur Wellesley como una forma de agradecerle la ayuda recibida durante la Guerra de la Independencia.

La pintura pertenece el género de los bodegones, en primer plano un cántaro pintado con tal realismo que las gotas que se derraman por este parecen casi como si se pudieran beber, tras este, dos hombres y un niño algo que se ha querido interpretar como la representación de las tres edades de hombre, en la que el señor mayor fuera Francisco Pacheco, su maestro, Velázquez, el del cántaro, y el niño, Diego de Melgar, el primero sus los discípulos en entrar a formar parte de su taller.

Otra de las obras principales de Velázquez es La Rendición de Breda que fue uno de los acontecimientos más importantes para la monarquía hispánica y es que dicha ciudad tenía una importante situación estratégica por lo que hubo una larga pugna con las Provincias Unidas del Norte.

La victoria fue tal que dio lugar a una abundante producción figurativa y escrita, por lo que no fue de extrañar que Felipe IV encargara al mejor pintor de la corte, Velázquez, incluir este tema entre sus pinturas para decorar el Salón de Reinos.

Dicho acontecimiento ocurrió 10 años antes de que el cuadro fuera pintado, para entonces Holanda no existía como ahora y Breda era una ciudad que limitaba con Bélgica, la victoria fue para los españoles. Felipe IV, nombró como jefe supremo de la expedición al mejor estratega a su servicio, Ambrosio de Spínola, que se puso al mando de 40.000 hombres, las crónicas cuentan que la defensa de Breda por parte de Justino de Nassau, su gobernador, fue heroica, sin embargo, la guarnición tuvo que rendirse ante los españoles y levantar bandera.

Justino de Nassau capituló un 5 de junio de 1625, y fue una capitulación honrosa ya que tanto el, cómo su ejecito lo reconoció como tal, admirando en su enemigo la valentía de los asediados, por lo que la orden de los Vencidos como se le conoce, fue respetada y tratada con dignidad.

La crónica cuenta también como fue el momento en el que Spínola espera a Nassau fuera de la fortificación para este entregarle las llaves de la ciudad, se rindió con cortesía por lo que fue tratado con caballerosidad, y fue justo ese el momento que eligió Velázquez para pintar su cuadro, como un modo de querer enaltecer a los vencedores, pues no es cuadro bélico ni mucho menos una obra dónde se quiera recrear la victoria de los españoles.

Gaspar de Guzmán fue el valido del rey Felipe IV y es que cuando este subió al trono contaba con tan solo 16 años por lo que muchas de las tareas del gobierno se delegaron a este, mostrando una extraordinaria capacidad de trabajo y habilidad política, por lo que podríamos decir que fue gracias a él, en parte, por lo que Velázquez entró en la corte madrileña.

Por lo tanto, la importancia de este personaje merecía en algún momento ser retratado y así lo hizo Velázquez, de una manera magistral como si de un rey se tratase. En primer plano, el conde duque de Olivares, con la banda del estado y sombrero de ala ancha emplumado, a caballo, en un bellísimo escorzo aportando cierto dinamismo y violencia a la composición, girando su cabeza al espectador, con una mirada arrogante y brazo al alza con el bastón de mariscal señalando la dirección del campo de batalla.

De fondo, una batalla con términos muy realista, pues no faltan las humaredas y el ejército a caballo. Dicen de tratarse de la Batalla de Fuenterrabía, pero la característica más importante de esta localidad es su carácter costero y lo que aparece representado es un río cruzado por un puente, por lo que aun esta por investigar.

Como curiosidad decir que fue una de las primeras obras en formar parte de la colección del Museo del Prado.

Imagen: Slideshare

Otra de las obras principales de Velázquez es Las Meninas, uno de los grandes cuadros que Velázquez nos ha dado para la Historia del Arte. Se trata de una de sus obras finales, realizada en el año 1656 donde el maestro quiso plasmar todos esos conocimientos que fue adquiriendo a lo largo de los años.

Es bueno saber que Velázquez fue el pintor de cámara de la corte madrileña, concretamente del rey Felipe IV, que fue quien le encargó realizar este lienzo, para ponerlo en una de las estancias del Real Alcázar de Madrid, desaparecido tras el incendio que hubo en 1734, quemándose por completo y entre ello miles de obras, de las cuales Las meninas fue una de las pocas que se pudieron salvar.

Las Meninas no es más que un retrato de la familia del rey Felipe IV que aparece representado junto a la reina Mariana de Austria en el único espejo que aparece en la escena, y es que Velázquez quiso darnos la posición en la que se encontraban los reyes para su contemplación, de modo que el mismo Velázquez se autorretrata en el momento en el que la infanta Margarita que tan solo contaba con cinco años, irrumpe la escena del taller donde este se encontraba pintando, acompañada de su cortejo.

Felipe IV en agradecimiento por todo lo que Velázquez había hecho por él, decide de ingresarlo en la Orden de Santiago, a la que tan solo podía acceder la gente de la aristocracia y Velázquez es una cosa que ansiaba, de ahí que en Las meninas aparece con la cruz de la orden de Santiago en el pecho, y se dice que fue el mismo Felipe quién la pintó, porque dicho honor lo consiguió tres años después de pintar este cuadro.

En esta otra lección de unPROFESOR encontrarás un comentario sobre Las Meninas de Velázquez.

Las Hilanderas se trata de un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones, 220 cm de alto por 289 cm de ancho, realizada para Pedro de Arce, uno de los monteros de cámara del rey Felipe IV. Estamos sin duda ante uno de los cuadros de mayor literatura y es que son muchas las interpretaciones las que se han podido llevar a cabo.

En Las Hilanderas se pueden ver claramente dos estancias: en un primer plano aparecen un gato y cinco mujeres, una de ellas inspirada en los desnudos de la capilla Sixtina, y también podemos ver la habilidad de Velázquez para captar el movimiento de la rueca, luego utiliza el recurso de con una escalinata doble dar paso al segundo plano, que para dar sensación de profundidad coloco a tres damas, una de espalda, otro que mira al espectador y otra con una viola de gamba. Al fondo un tapiz tomado de uno de los cuadros de Tiziano, el Rapto de Europa.

Durante mucho tiempo esta obra fue vista como un cuadro de género en la que se mostraba una jornada cualquiera en el taller de la fábrica de tapices de Santa Isabel de Madrid, sin embargo, algunas personas como Angulo Íñiguez u Ortega y Gasset apuntan que tras ello se esconde un tema mitológico: la fábula de Aracne.

Si deseas leer más artículos parecidos a Velázquez – Obras principales, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Historia.