A un olmo seco: tema y resumen

No es la primera vez que hablamos sobre el contexto en el que se escribió este poema por parte de Antonio Machado y, de hecho, te invitamos a visitar nuestro otro post sobre el comentario de texto de la obra, donde desarrollamos muchos aspectos interesantes de A un olmo seco.

Sin embargo, es tan imprescindible hablar sobre el momento en el que se encontraba el autor a la hora de su escritura que debemos recaer de nuevo en ello. Y es que, ya desde 1911, su querida esposa Leonor se encontraba enferma. En los últimos meses de vida de Leonor, Antonio Machado escribió los versos que hoy nos ocupan donde muestra su desasosiego, pero, sobre todo, una esperanza enorme de que su esposa se recupere pronto y supere su grave enfermedad.

Con ello, el 4 de mayo de 1912 Machado escribe este poema y lo publica en julio de ese mismo año en Campos de Castilla, poco menos de un mes antes del fallecimiento de su esposa Leonor. Es por todo esto por lo que resulta muy importante hablar sobre el contexto en el que se escribió la obra, ya que se ve muy reflejado todo esto en el resumen y el tema de la misma.

En cuanto a lo relacionado al tema principal de A un olmo seco, muchos son los que suelen extraerse de estos 30 versos que la componen. Sin embargo, el tema principal de la obra es, sin duda, el deseo de recuperación de su mujer Leonor.

El poema entero se desarrolla alrededor de esta idea, cargando sus metáforas y palabras en su deseo de revitalización, viendo cada resquicio de luz como un motivo de esperanza.

Y es que, tratando al olmo como un objeto que simboliza su propio corazón, Machado nos presenta un árbol partido por un rayo, medio podrido y vetusto que, aun con todo ello, comienza a mostrar unos pequeños rebrotes verdes en algunas de sus ramas.

Este tipo de simbología es muy típica en Antonio Machado, donde el objeto principal en realidad juega un papel metafórico o simbólico de alguna realidad del autor. Asimismo, otro símbolo muy utilizado por el escritor más allá del olmo es el de la primavera, que también encontramos en A un olmo seco, y que representa la circulación del tiempo de manera cíclica.

Ya entrando de lleno en el propio resumen de la obra, A un olmo seco nos presenta una descripción gráfica, como si de un cuadro se tratara, de un viejo olmo a orillas del Duero en una colina que, en algún momento de su existencia, fue golpeado por un rayo.

Poco a poco, en sus versos se nos describe el árbol como algo decrépito y carcomido por el tiempo, el cual sirve de cobijo a hormigas y arañas entre sus desnudas ramas. Se hace un contraste con los álamos del lugar, los cuales parecen más alegres o cantores. Entre toda esa decrepitud aparecen unas coloridas hojas verdes que están naciendo de las ramas del olmo, lo cual parece como un esperanzador símbolo por el cual el árbol parece que ha comenzado a rebrotar.

En la segunda parte del poema, el narrador describe el futuro que depara al árbol, sabiendo que tarde o temprano será talado y se usará como material de carpintería, será usado como leña o simplemente morirá por cuestiones de la naturaleza finalizando su ciclo probablemente en el mar. Y es que este elemento es un símbolo muy común en las escrituras de machado, representando siempre la muerte. Así, el autor quiere recordar esa rama verde que sobresalta sobre el resto del viejo olmo y siente que, probablemente, ese no será su renacimiento.

Ya en los tres últimos versos del poema Machado nos descubre que ese olmo al que estamos acompañando y conociendo a lo largo del texto no es más que un árbol que simboliza el propio corazón del autor y sus sentimientos en cuanto a la situación que está viviendo en el momento de escribirlo.

Es mediante esta identificación propia con el olmo por la que vemos una posible esperanza del autor de que todo mejore y que su esposa Leonor se recupere pronto.

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