Rubén Darío y su Canción de otoño en primavera: Comentario

Rubén Darío y su Canción de otoño en primavera: Comentario
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Arrancamos una nueva y fascinante lección de unPROFESOR en la que hacemos un comentario de Canción de otoño en primavera de Rubén Darío. Es decir, que nos vamos a acercar a uno de los poemas más famosos del gran poeta nicaragüense, conocido como el mayor exponente del modernismo literario y uno de los autores más célebres a nivel mundial, tanto en lengua hispana como en cualquier idioma.

En este caso, el comentario se refiere a un poema publicado en su antología Cantos de vida y esperanza, que publicó en 1905 y pronto se consagró como uno de los mejores libros del autor, ya que definitivamente le definió como precursor, valedor y gran exponente del modernismo hispanoamericano.

Sobre Darío y el modernismo

Antes de comenzar con el comentario de Canción de otoño en primavera de Rubén Darío, es importante conocer un poco al autor, su tiempo y la corriente literaria de la que fue máximo exponente. El modernismo fue una corriente que exigía una perfección formal total a la hora de escribir, labor que se debía hacer con un lenguaje preciosista para mostrar gusto por el exotismo, evocando imágenes de enorme belleza.

Rubén Darío fue uno de sus máximos precursores. El autor nacido en Nicaragua en 1867, fue un poeta, diplomático y periodista que pronto se convirtió en un influyente escritor en lengua española. No obstante, también él se sintió muy influido por autores franceses como Verlaine y Gautier. Sus obras más importantes fueron Azul, publicado en 1888, Prosas profanas, de 1896 y Cantos de vida y esperanza, de 1905, a cuya antología pertenece el poema que aquí nos ocupa.

En este otro artículo te descubrimos la relación entre Rubén Darío y el modernismo.

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Introducción a la

Comenzamos con un breve análisis en el comentario de Canción de otoño en primavera de Rubén Darío. El poema habla sobre el paso del tiempo, la juventud perdida y las ilusiones que se van. Es decir, que utiliza una voz poética de añoranza, que muestra cierto desencanto con la vida en el ocaso de la vejez.

En el título ya observamos diversas metáforas, como el caso de asemejar el otoño al ocaso de la vida, la vejez, y la primavera a la juventud y la alegría.

El poema es muy conocido por su estribillo, que dice lo siguiente:

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro…

Y a veces lloro sin querer.

Evidentemente, a lo largo de todo el poema encontramos una voz poética que habla de desengaño, de excesos, que usa lenguaje melancólico sin perder nunca musicalidad, ritmo y estilo preciosista, con imágenes de gran belleza.

En esta otra lección te encontrarás con un listado de las obras más conocidas de Rubén Darío.

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Análisis de la

Ya hemos comentado el argumento y el tema del poema de Rubén Darío. Entremos ahora de lleno en un análisis de otros aspectos más técnicos:

  • Estilo: aunque es un tema muy común el que expone el poema, con un argumento que habla de la pérdida de la juventud, no es fácil encasillar el estilo modernista del autor. Algunos estudiosos consideran que esta fase de la obra de Darío ya pertenece al postmodernismo.
  • Lenguaje: utiliza un total de diecisiete estrofas con cuartetos eneasílabos, dentro de los cuales se repiten el primero, quinto, noveno, decimotercero y decimoséptimo, que consideramos estribillo. Su rima usa cuartetos cruzados como serventesios y maneja la metáfora.
  • Narrador: es el propio autor, que utiliza la primera persona.
  • Tiempo: es una añoranza, quiere decir que se desarrolla en un tiempo pasado.
  • Espacio: el narrador utiliza diversos escenarios que son narrados según el tiempo va a avanzando a lo largo del poema.
  • Personajes: hay un narrador que habla con tres mujeres.
  • Contexto: hablamos de una época que podría ser un tiempo en que el autor ha madurado y recuerda sus amores de juventud y lo que no pudo vivir años atrás.
  • Género: es poesía, por lo que se ubica dentro del género lírico, con tono subjetivo.
  • Auditorio: el poema se dirige a personas todavía jóvenes, a quien cuenta sus vivencias.
  • Propósito: es una llamada de atención al lector para que disfrute de todas las etapas de su vida, principalmente la juventud, época que tiene mucha fuerza y felicidad.
  • Figuras retóricas: el autor hace uso, como es clásico en el modernismo, de diversas figuras retóricas, como el caso de la alegoría, el hipérbaton, la metáfora, el símil, el retruécano, el epíteto, el encabalgamiento, la sinestesia y la prosopopeya, haciendo utilización de un lenguaje culto, elevado, complejo y recargado.

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