Cómo hacer una presentación de un trabajo

Lo primero antes de hacer una presentación de un trabajo es preparar bien el contenido del que vas a hablar.

Ten claro el objetivo de tu presentación

Antes de ponerte a crear diapositivas, lo más importante es tener claro qué quieres contar y por qué lo vas a contar. ¿Vas a presentar una investigación? ¿Un trabajo creativo? ¿Un análisis? Tener claro el objetivo te ayudará a decidir qué información es más importante y a organizar tus ideas con sentido.

Piensa en quién te va a escuchar

No es lo mismo hablar para tu profesor que para tus compañeros. Piensa en tu audiencia: ¿qué saben ya sobre el tema?, ¿qué les interesa?, ¿qué tono sería el adecuado? Esto te ayudará a adaptar tu presentación y a conectar mejor con quienes te escuchan.

Organiza tus ideas

Una vez tengas claro qué vas a contar y a quién, haz un pequeño esquema o guion con los puntos más importantes. No hace falta que sea muy largo, solo que te ayude a tener claro el orden en el que vas a explicar las cosas.

Una buena estructura podría ser la siguiente:

• Inicio: Presentas el tema y dices de qué vas a hablar.
• Desarrollo: Explicas tus ideas principales con ejemplos, datos o argumentos.
• Cierre: Haces un resumen y das tus conclusiones. Aquí te contamos cómo hacer una conclusión de un trabajo.

No lo cuentes todo

Muchas veces queremos meter toda la información del trabajo en la presentación, pero eso no es necesario (ni recomendable). Lo ideal es que selecciones los puntos más importantes y los expliques bien, en lugar de intentar contarlo todo deprisa y corriendo.

En esta otra lección te descubrimos cuáles son las partes de un trabajo para que sepas estructurar bien.

Para hacer una presentación de un trabajo, ten en cuenta que las diapositivas pueden ayudarte a ordenar la información que vayas a dar y también te permitirán captar la atención de los espectadores.

No escribas demasiado

Uno de los errores más comunes es llenar las diapositivas con muchísimo texto. Las diapositivas no están para leerlas, sino para acompañar lo que tú estás diciendo. Usa frases cortas, esquemas o palabras clave. Si pones mucho texto, la gente va a leer y no te va a escuchar.

Usa imágenes y gráficos

Las imágenes ayudan a que la gente entienda mejor lo que estás contando. Puedes usar fotos, dibujos, esquemas o gráficos (si estás explicando datos). ¡Atención! es importante que las imágenes tengan sentido con lo que estás diciendo. No pongas imágenes solo por rellenar.

Cuida los colores y las letras

No hace falta que seas diseñador gráfico, pero sí es importante que tu presentación sea fácil de leer. Usa letras grandes, con colores que se vean bien. Por ejemplo, letra negra sobre fondo claro, o letra blanca sobre fondo oscuro.

No uses muchas fuentes diferentes, con una o dos basta. Y no te pases con los efectos ni las animaciones, porque pueden distraer más que ayudar.

Sigue una misma línea de diseño

Intenta que todas tus diapositivas sigan el mismo estilo: mismos colores, misma forma de poner los títulos, misma distribución. Así tu presentación se verá más profesional y ordenada.

El principal problema en las presentaciones orales son los nervios, así que vamos a darte algunos consejos que te ayudarán a hacer una presentación de un trabajo de la mejor manera posible.

Ensaya antes

Una de las mejores formas de perder el miedo es ensayar. Puedes hacerlo delante de un espejo, grabarte con el móvil o pedírselo a alguien de confianza. Ensayar te ayuda a saber lo que vas a decir, a controlar los tiempos y a sentirte más seguro cuando llegue el momento.

Llega con tiempo

Si puedes, llega unos minutos antes a la clase o sala donde vas a presentar. Así puedes preparar tus cosas con calma, comprobar que todo funciona (ordenador, proyector…) y respirar hondo antes de empezar.

Habla con naturalidad

No hace falta sonar como un presentador de telediario. Sé tú mismo. Habla con un tono natural, como si estuvieras contando algo interesante a un grupo de amigos. No te preocupes si te equivocas, lo importante es que te sientas cómodo y que se entienda lo que quieres decir.

Mira al público (no a la pantalla)

Cuando hables, intenta mirar a las personas que te están escuchando. No leas todo el rato de la pantalla ni de tus notas. Puedes usarlas como apoyo, claro, pero lo ideal es que mantengas contacto visual. Eso hace que tu presentación sea más cercana y genera confianza.

Usa tus manos y tu cuerpo

No te quedes como una estatua. Puedes moverte un poco, gesticular, usar las manos para explicar cosas… todo eso hace que la gente se mantenga atenta. Solo evita moverte demasiado rápido o hacer gestos repetitivos (como balancearte) porque eso puede distraer.

Controla el tiempo

Una presentación buena no es ni muy corta ni demasiado larga. Si tienes 10 minutos, intenta no pasarte, pero tampoco termines en 3. Practica antes para saber cuánto tardas, y deja unos minutos al final por si hay preguntas.

Termina con una idea clara

Cuando llegues al final, puedes hacer un pequeño resumen o recordar la idea más importante que has querido transmitir. Una buena frase para cerrar ayuda a que tu mensaje se quede en la cabeza de quienes te escuchan. También puedes dar las gracias o invitar a hacer preguntas.

Aquí también te descubrimos las partes de una exposición oral.

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