Qué son las placas de Peyer y su función
Nuestro sistema inmune se compone de órganos primarios, donde se generan y maduran las células inmunes, como la médula ósea y el timo, y de órganos secundarios, donde tiene lugar la respuesta inmune frente a los antígenos, como el bazo, los ganglios linfáticos o el tejido linfoide asociado a mucosas (MALT). En este artículo de unPROFESOR hablaremos de este tejido y de qué son las placas de Peyer y su función. Si quieres averiguar más sobre ellas, ¡léenos en el siguiente artículo!
Qué son las placas de Peyer
La respuesta inmune en nuestro organismo está mediada por diferentes tipos de células, unas de respuesta más inespecífica y otros más específica de determinado antígeno. En esta respuesta más específica en el reconocimiento de los antígenos, los más importantes son los linfocitos.
Las placas de Peyer son regiones que se sitúan bajo la mucosa del tracto gastrointestinal, específicamente en la lámina propia (tejido conjuntivo laxo) del intestino delgado. Como ocurre con los folículos linfoides de la submucosa del apéndice o en las amígdalas de la faringe, las placas de Peyer se parecen a los ganglios linfáticos en su función, con la gran diferencia de que ni están encapsulados ni tan organizados como estos.
Las placas de Peyer fueron descritas por primera vez en el año 1645 como ‘unas agrupaciones o folículos linfoides’ por el médico italiano Marco Aurelio Severino. Sin embargo, no fue hasta 1677 cuando se adoptó el término de placas de Peyer para nombrar a estas estructuras, debido al patólogo suizo que realizó una descripción más detallada de estas estructuras, Conrad Peyer.
No obstante, aunque se conocía su estructura, su función permaneció desconocida hasta 1922, cuando Kenzaburo Kumagai describió su capacidad en la absorción de células patógenas y foráneas a través del epitelio de las placas de Peyer.
Características de las placas de Peyer
A diferencia de otros órganos encapsulados donde se desarrolla la respuesta inmune frente a los antígenos, como el bazo o los ganglios linfáticos, el tejido linfoide asociado a mucosas (MALT) no es un órgano como tal, sino que son acumulaciones de tejido linfoide no encapsulado en distintas localizaciones del cuerpo, como los bronquios (BALT), asociado a la nariz (NALT), a las vías genitourinarias o al intestino (GALT). En este último grupo (GALT) están las conocidas como placas de Peyer.
Las placas de Peyer están formadas por folículos linfoides (agregado o conjunto de células linfoides sin una estructura definida ni una organización particular) repartidos a lo largo de todo el tubo gastrointestinal, principalmente agrupados en la porción final del intestino delgado (el íleon), y representa uno de los ‘órganos’ linfoides de mayor tamaño del cuerpo, puesto que en él están casi el 70% de las células inmunes.
Las placas de Peyer adoptan una estructura casi ovalada y se distribuyen irregularmente. No existe un consenso sobre el área ocupada y el número de estas placas que se distribuyen en el intestino, pero sí se cree que la mayor parte se concentra en los últimos 25 cm del íleon y alcanzan su pico máximo entre la segunda y tercera década de la vida.
Al igual que otros tejidos del cuerpo, la organogénesis de estas placas depende de citocinas específicas (pequeñas moléculas liberadas por distintas células del cuerpo) que median la diferenciación de estas regiones del cuerpo.
Función de las placas de Peyer
La principal función de las placas de Peyer es la de servir de sistema inmunitario a la mucosa del intestino y protegerlo de las invasiones de microorganismos y sustancias potencialmente peligrosas.
Las células de los folículos linfoides de las placas de Peyer también sirven para discriminar entre los microorganismos patógenos y los comensales (aquellos que forman parte de la microbiota normal del intestino y que cumplen funciones de ayuda en la digestión y en la defensa inmune), ya que dichos microorganismos interactúan directamente con el epitelio intestinal.
Al participar también en la absorción de célula foráneas o patogénicas, las placas de Peyer pertenecientes a esta región son también capaces de diferenciar entre ciertos antígenos potencialmente peligrosos y bacterias no patogénicas asociadas con el intestino.
El proceso por el cual se reconoce y se tolera los antígenos no patógenos se denomina tolerancia oral y es un proceso que requiere la formación de linfocitos T con capacidad para reconocer y tolerar estos antígenos e impedir así una respuesta inmune innecesaria que pudiese ser perjudicial para el organismo. Por tanto, la tolerancia oral se define como el impedimento en la producción de repuestas inmunes celulares y humorales hacía antígenos específicos que llegan por vía oral y son un mecanismo de gran utilidad para evitar reacciones inmunitarias desfavorables.
Estos mecanismos de tolerancia oral funcionan también con los alimentos, ya que estas son también sustancias ajenas a nuestro organismo y el sistema inmune está preparado para responder a sustancias ajenas a nosotros. Sin embargo, estos mecanismos a veces fallan y se pueden dar reacciones de hipersensibilidad o alergias alimentarias que pueden llegar a ser muy graves.
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