Función de las articulaciones
En los seres humanos, el aparato locomotor está formado por el sistema osteoarticular (huesos, articulaciones y ligamentos) y el sistema muscular (músculos y tendones). Este sistema es muy importante ya que nos permite no solo mantenernos en pie, si no sostener muchos otros sistemas de nuestro cuerpo, protegerlos y relacionarnos con el medio y las personas que nos rodean. A menudo, uno de los componentes que se pasan por alto dentro de este sistema son las articulaciones. En esta lección de unPROFESOR veremos la función de las articulaciones así como qué son exactamente. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!
¿Qué son las articulaciones?
Las articulaciones son las estructuras anatómicas que permiten la unión entre dos huesos o entre un hueso y un cartílago. Las articulaciones están formadas fundamentalmente por dos huesos que se unen, aunque en ocasiones podemos encontrar un cartílago que se interpone entre ellos y hace que no se produzca tanto desgaste entre los huesos, que de otra forma rozarían. En las proximidades de las articulaciones nos encontramos otras dos estructuras del aparato locomotor: ligamentos y músculos.
- Los ligamentos estabilizan la unión de los dos huesos, manteniéndolos en posición; esta unión es relativamente elástica y plástica, es decir, dentro de que mantiene la posición deja un poco de margen de movimiento a los huesos.
- Los músculos por su parte le dan movilidad a las articulaciones. Los músculos que se insertan en la proximidades de las articulaciones producen el movimiento que, transmitido por los huesos, permite el movimiento de las articulaciones.
En ocasiones, en las articulaciones con mucho movimiento, la existencia de cartílagos no es suficiente para evitar su desgaste. En estos casos, en el hueco que hay entre los dos huesos (cavidad articular), podemos encontrar una bolsa llena de líquido. Este líquido, llamado líquido sinovial, tiene una composición muy específica y no solo nutre al cartílago, que está continuamente reparándose si no que permite lubricar el movimiento.
Este lubricante actúa como la grasa de un motor, evitando que se desgasten las piezas de nuestra articulación. Uno de los principales componentes del líquido sinovial es el ácido hialurónico, que es capaz de retener grandes cantidades de agua, por lo que amortigua muy bien el rozamiento articular.
El movimiento, la función de las articulaciones más importante
Una de las funciones más importantes de las más de 360 articulaciones que forman el cuerpo humano es permitir el movimiento. Como ya hemos visto anteriormente, la unión que llevan a cabo las articulaciones no es rígida. La unión de nuestras articulaciones no es como una grapa, que "pega" a los dos huesos si no que es más parecida a la unión de varios papeles con un clip: mantiene a los dos huesos unidos pero deja que se muevan uno sobre otro.
La unión entre los dos huesos (el clip), puede ser más o menos fuerte y dejar más o menos movilidad. Gracias a estos diferentes grados de movilidad, el cuerpo puede mantenerse unido pero seguir teniendo una plasticidad y flexibilidad que nos permite movernos y mover partes de nuestro cuerpo de forma independiente.
Tipos de articulaciones
Según la fuerza que mantenga unidos a los dos huesos o al hueso con el cartílago, podemos distinguir tres tipos básicos de articulaciones: las sinatrosis, las anfiartrosis y las diartrosis.
- Las sinartrosis son las articulaciones prácticamente inmóviles, con menor movimiento, y son las que se encuentran por ejemplo entre los dientes y la mandíbula.
- Las anfiartrosis o articulaciones cartilaginosas son articulaciones en las que los dos huesos tienen un movimiento medio; un ejemplo de anfiartrosis son las articulaciones entre las vértebras que forman nuestra columna vertebral.
- Por último, las diartrosis o articulaciones sinoviales dejan una gran movilidad a los huesos; estos huesos suelen tener mucho movimiento y mucha variedad de movimientos por lo que en su cavidad articular suele haber líquido sinovial. Son diartrosis las articulaciones del codo, el hombro o el tobillo.
La articulación como punto de crecimiento
La segunda función de las articulaciones es permitir el crecimiento durante la infancia de determinadas regiones de nuestro cuerpo. En determinadas circunstancias, el cuerpo humano necesita proteger una estructura u órgano mediante huesos pero a la vez esta estructura de protección debe permitir el crecimiento de esa "caja" ya que el órgano que hay en su interior está todavía en crecimiento. En otros casos, el cartílago de la articulación simplemente ocupa el lugar que le corresponderá al hueso adulto y, cuando llega el momento adecuado, el cartílago se endurece y provoca el crecimiento de uno de los huesos de la articulación.
Un ejemplo de este tipo de función es la que se produce en el cráneo. El cráneo está formado por seis huesos diferentes, que se unen por medio de unas articulaciones llamadas suturas. Durante los primeros meses de vida, estas articulaciones no están firmemente unidas y permiten que el bebé salga por el canal del parto cuando la mujer da a luz, así como el crecimiento y maduración total del cerebro una vez este está fuera. Entre el primer y los dieciocho primeros meses de vida, las suturas van cerrándose hasta que las articulaciones quedan completamente fusionadas, con lo que nuestro cerebro queda protegido.
El desgaste articular
Como has podido ver a lo largo de la lección, las articulaciones son una estructura que está en constante renovación. Debido a la gran cantidad de movimientos que hacemos a lo largo de nuestra vida diaria, los huesos, cartílagos, membranas y líquido sinovial que forma nuestra articulación se ve resentidos. Además, con el paso de los años, nuestro cuerpo pierde la capacidad de renovar tan rápidamente los cartílagos y el líquido sinovial de las articulaciones, que se va degradando con la fricción.
En articulaciones como la cadera, la rodilla o los dedos se empieza a perder cartílago más rápido de lo que el cuerpo lo puede reponer. Esto produce la desaparición poco a poco del cartílago y los huesos de la articulación se van desgastando, haciéndose cada vez más y más finos. Este proceso suele ser más importante en mujeres, donde enfermedades como la artritis es más habitual que en hombres.
En articulaciones como el hombro se puede producir depósitos de minerales, principalmente calcio, en las articulaciones y sus proximidades. Este proceso, que se denomina calcificación, lleva a que la articulación se vuelva más rígida, se "endurezca", con la consiguiente pérdida de movilidad y molestia y dolor que esto provoca.
El desgaste y la degradación de las articulaciones con el paso de la edad pueden ser muy graves. El paso de los años, los malos hábitos o la mala alimentación puede conducir a la aparición de inflamación, dolor, rigidez o deformidades en las articulaciones que afectan en gran medida a la calidad de vida.
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