Tipos de depredadores

Un depredador verdadero es aquel animal que consume todo o parte de otros individuos que, inicialmente, estaban vivos, a los que llamamos presas. La relación de depredación no tiene solo el efecto de matar a la presa, sino que también modifica su comportamiento. Esta desarrolla un comportamiento de vigilancia de su espacio, un uso más reducido de este que si no existiera el depredador, etc. Pueden verse modificados parámetros fisiológicos asociados al estrés y/o a la reproducción, etc.

A pesar de parecer algo nocivo o negativo, la depredación es algo muy necesario para la supervivencia de los ecosistemas. Una depredación adecuada ayuda a reducir la competición entre las presas por comida, espacio y otros recursos. Además, tiene un importante papel sanitario y de selección, ya que los depredadores suelen eliminar aquellos individuos enfermos o menos fuertes, dejando que el resto haga uso de los recursos disponibles. También ayuda a controlar explosiones demográficas de las presas, ayudan a la dispersión de semillas, etc.

En esta otra lección te descubrimos las consecuencias de la desaparición de los depredadores para que entiendas la gran importancia que tiene en nuestro ecosistema.

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Dentro de los diferentes tipos de depredadores debemos hablar de estos subtipos tan estudiados.

Depredadores generalistas

Son aquellos organismos que tienen una alimentación muy variada y no se centran en un solo tipo o especie de presa. Esto suele conllevar también:

• Suelen tener una alta resistencia de los cambios ecológicos (cambios ambientales que hagan migrar a sus presas o contraer enfermedades, etc.)
• Tienen densidad poblacional alta y alta tasa de reproducción. Son capaces de mantener grupos de animales grandes, ya que la variedad de alimentación evitan que arrasen con la población de presas.
• Son capaces de realizar cambios de dieta y aprovechar los cambios que se producen. Por ejemplo, ante una plaga que asole a sus presas, los depredadores se alimentarán de otras y no sufrirán una gran presión.

La mangosta o meloncillo, las nutrias, las urracas y los zorros son dos ejemplos de animales depredadores generalistas.

Depredadores especialistas

Basan su alimentación en pocos tipos de presas. La especialización en un tipo de presa conlleva:

• Densidad poblacional baja y baja tasa de reproducción. Los grupos de individuos son más pequeños que los de los depredadores generalistas, para poder mantenerse sin acabar con la población de la presa que les sirve de alimento.
• Sensibles a cambios. Estas poblaciones son muy sensibles a cambios ecológicos como la aparición de enfermedades en sus presas que conlleve una amenaza seria de su modo de alimentación.

Un ejemplo típico de depredador especialista es el lince.

Seguimos conociendo los diferentes tipos de depredadores para hablar de los oportunistas: son aquellos que, de forma normal se alimentan de una determinada especie o grupo de especies pero, ante una determinada situación, son capaces de depredar a otros organismos fuera de su dieta habitual.

Los depredadores oportunistas suelen ser depredadores generalistas, ya que estos son capaces de aprovechar recursos abundantes y cambian su preferencia por los recursos más abundantes. Un ejemplo claro es el del jabalí.

Un subtipo de depredador oportunista es el llamado depredador oportunista antropófilo. Estos animales son capaces de aprovechar recursos abundantes producidos por el hombre para alimentarse. Ejemplos claros de este grupo de depredadores son el zorro, la gaviota o la urraca.

Dentro de los tipos de depredadores nos podemos encontrar con los especialistas obligados. Son aquellos animales que presentan una depredación especialista extrema ya que no pueden vivir si su recurso preferido o predilecto no es abundante en esa determinada zona.

Un ejemplo clásico es el del lince ibérico y el conejo.

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Los tipos de depredadores en la naturaleza pueden darse de muy diversas formas pero, quizás, una de las más curiosas es la de los animales parásitos.

El parasitismo es un tipo especial de depredación en la que el depredador no llega a matar completamente a su presa, sino que va alimentándose poco a poco de ella. Solo cuando la población de depredadores (parásitos) se descontrola, el animal presa acaba muriendo.

En este caso, la propia existencia del parásito depende de la no muerte del hospedador o presa. Hay numerosos ejemplos de depredación parásita desde los piojos humanos hasta la leismaniosis de los perros.

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