Tipos de placenta
Los diferentes tipos de placenta que existen son la placenta previa, la placenta acreta, la calcificada, la bilobulada, entre otros. La placenta es un órgano básico en el embarazo, ya que es esencial para el desarrollo, nutrición y crecimiento del feto. Existen diferentes tipos de placenta y cada uno de ellos tiene características únicas que influyen en la conexión que existe entre la madre y el bebé.
A continuación, vamos a explicarte cuáles son los tipos de placenta que existen y cómo funciona cada uno de ellos, para que entiendas mejor la reproducción humana.
¿Qué es la placenta?
La placenta es un órgano temporal que se desarrolla en el útero durante el embarazo, y su función es básica para el crecimiento saludable del bebé. Este órgano se conecta al bebé a través del cordón umbilical, un conducto que permite el intercambio de nutrientes, oxígeno y desechos entre la madre y el feto. La placenta coge el oxígeno y nutrientes de la madre para nutrir al bebé y elimina los productos de desecho de la sangre del feto.
Normalmente, la placenta se adhiere en la parte superior, lateral, frontal o posterior del útero. Sin embargo, en raras ocasiones, puede fijarse en la parte inferior del útero, donde bloquea parcial o totalmente el cuello uterino, la vía de salida por donde el bebé nacerá. Cuando la placenta se encuentra en esta ubicación inferior, se denomina placenta previa. Si esta condición persiste hasta el final del embarazo, puede ser necesario recurrir a una cesárea para evitar complicaciones en el parto.
En esta otra lección te descubrimos cuál es la función de la placenta.
Tipos de placenta durante el embarazo
La placenta es esencial para el desarrollo del bebé durante el embarazo, pero puede presentar diversas alteraciones que afectan su posición o funcionamiento. A continuación, vamos a explicarte cuáles son los distintos tipos de placenta según la alteración que presenten.
Placenta previa o placenta baja
La placenta previa ocurre cuando la placenta se sitúa parcial o completamente en la parte baja del útero, obstruyendo el cuello uterino, por donde debería pasar el bebé al nacer. Este tipo de placenta es común en las primeras etapas del embarazo, y a menudo se corrige conforme el útero crece, permitiendo un parto vaginal.
Sin embargo, si la placenta permanece en esta posición hasta el tercer trimestre, podría requerir una cesárea. Los factores de riesgo son los embarazos múltiples, cicatrices uterinas, edad avanzada y antecedentes de placenta previa.
Desprendimiento de placenta
En el desprendimiento de placenta, esta se separa de la pared del útero antes del parto, causando un dolor abdominal intenso y sangrado vaginal. Esto puede reducir el suministro de oxígeno y nutrientes al bebé, aumentando el riesgo de parto prematuro. Es más común después de la semana 20 de gestación.
Placenta acreta
Este tipo de placenta se adhiere profundamente a la pared del útero, dificultando su desprendimiento durante el parto. La placenta acreta puede provocar hemorragias graves y, en casos extremos, requerir una intervención quirúrgica o incluso la extracción del útero para proteger la vida de la madre.
Placenta calcificada o envejecida
La calcificación de la placenta es un proceso normal relacionado con su maduración, pero puede ser un problema si ocurre antes de las 34 semanas. La calcificación avanzada puede reducir el flujo de nutrientes al bebé y ralentizar su crecimiento. Este tipo de placenta puede detectarse a través de las ecografías de control.
Infarto de placenta o trombosis placentaria
En este caso, se produce una obstrucción en los vasos sanguíneos de la placenta, limitando el flujo de sangre al bebé. Esto puede llevar a un aborto en algunos casos, aunque muchas veces pasa desapercibida sin afectar el desarrollo del embarazo.
Placenta bilobulada
Cuando la placenta se divide en dos lóbulos de tamaño similar conectados por tejido placentario, se le llama placenta bilobulada. Estao aumenta el riesgo de ruptura de los vasos que conectan ambas partes durante un parto vaginal.
Placenta succenturiata
En la placenta succenturiata, una parte pequeña de la placenta se separa de la principal y queda conectada solo por vasos sanguíneos. Este tipo de placenta necesita observación constante, ya que puede incrementar el riesgo de hemorragia en el parto.
¿Para qué sirve la placenta?
A continuación, vamos a explicarte cuáles son las principales funciones de la placenta:
- Función nutritiva: A través del intercambio de sustancias entre la madre y el bebé, el feto recibe el oxígeno y los nutrientes necesarios para su desarrollo.
- Función endocrina: La placenta también produce hormonas clave para el embarazo, como la progesterona, los estrógenos y la gonadotropina coriónica humana (hCG). Estas hormonas regulan el proceso de gestación, ayudan a mantener el revestimiento uterino y preparan el cuerpo de la madre para el parto y la lactancia.
- Función protectora: La placenta actúa como un filtro, permitiendo el paso de anticuerpos maternos que refuerzan el sistema inmunológico del feto. Además, limita el paso de toxinas y protege al bebé de agentes externos y posibles daños oxidativos, para que no haya problemas en su desarrollo.
En esta otra lección te hablamos acerca del aparato reproductor femenino y sus partes.
¿Cómo se forma la placenta?
Después de la fecundación, el óvulo se convierte en embrión y comienza a dividirse rápidamente. Cuando alcanza aproximadamente 16 células, se le llama blastocisto, y es en esta etapa cuando se implanta en el endometrio, la capa interna del útero. A partir de aquí se inicia la formación de la placenta.
La placenta se organiza en estructuras llamadas vellosidades coriónicas, cada una de las cuales contiene vasos sanguíneos fetales y está rodeada por sangre de la madre. Estas vellosidades son el lugar donde ocurre el intercambio de nutrientes, oxígeno y desechos entre la madre y el feto. Entre ambas circulaciones existe una barrera natural, formada por células del trofoblasto, que hace que la sangre de la madre y del feto no se mezclen directamente.
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- Purizaca-Benites, M. (2008). La placenta y la barrera placentaria. Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia, 54(4), 270-278.
- Roa, I., Smok, C., & Prieto, R. (2012). Placenta: Anatomía e histología comparada. International Journal of Morphology, 30(4), 1490-1496.