El almuerzo de los remeros - análisis y comentario

"El almuerzo de los remeros" es una de las obras de Auguste Renoir, un pintor impresionista muy conocido en la historia del arte. Las características de su pintura son las siguientes:

• Renoir pinta temas intrascendentes, escenas de la vida cotidiana y también escenas al aire libre, siguiendo el estilo impresionista.
• La luz y los colores puros adquieren un papel clave en su estilo.
• Tiene un lenguaje sencillo y claro.
• Renoir trata a todos los protagonistas de sus cuadros con mucha delicadeza, retratándolos en actitudes sonrientes y relajadas, inmersos en charlas, conversaciones, bailes, etcétera. Un testigo de la intimidad doméstica y las modas que introdujo a las clases medias en el arte.
• Además de utilizar y descubrir los efectos de la luz y la óptica, Renoir señaló la necesidad de mantener la composición y una estructura sólida en cada obra.

Imagen: Historia y biografía

Renoir nos presenta una escena de sobremesa en una terraza sobre el río en la que comen y descansan unos remeros y unas mujeres jóvenes, además de otros clientes del bar. Los remeros llevan su uniforme, mientras ellas llevan un vestuario a la moda de la época. Todos los personajes son amigos cercanos del pintor, algunos pintores y marchantes de arte, además de a su futura esposa, Aline Charigot, y otras amistades de su círculo más cercano y que también aparecen en la obra Baile en el Moulin de la Galette.

La escena representa 13 personas y un perro retratadas en pequeños grupos, representando una escena de grupo, pero disgregada, captando un momento concreto de la reunión más que un retrato de grupo al uso. Renoir mantiene una composición ajena a lo marcado por el Impresionismo.

Así, Renoir introduce varios ejes para ordenar la escena y hacer que no sea caótica. Para ello, el pintor introduce nociones del arte clásico en sus composiciones y representa con detalle las naturalezas muertas y trabaja las texturas de ropas, objetos decorativos, frutas, flores y bebidas. Todas las pequeñas cosas aportan información y muestran la importancia que tienen en esos momentos intrascendentes y serenos de la vida.

Renoir representa a Aline sosteniendo a su perrito y lanzándole un beso, parejas conversando, una muchacha relajada y contemplando la escena en la barandilla, el toldo y la mesa a la que se sientan y algún balandro en el río.

Imagen: Al margen de Fermat

Renoir ordena el cuadro mediante una serie de línea diagonales que aportan también profundidad y dinamismo. Los personajes se distribuyen por el lienzo en grupos y en varios planos; una composición que ubica el punto de fuga en la parte superior derecha.

Todos los personajes tienen diferentes posturas, mostrándose sus gestos y su fisonomía, individualizando a cada uno de ellos. Así, en la parte inferior izquierda se ubica Aline sentada con su perro y a un hombre apoyado en la barandilla (diagonal). En el centro se sitúa otra mesa con cuatro personas, mirando una de ella al espectador/pintor mientras bebe. Al fondo, todavía hay dos grupos más: unos hombres charlando y dos hombres y una mujer hablando; y una muchacha sola apoyada en la barandilla (diagonal) mirando al pintor como si estuviese posando.

Otra diagonal importante en el cuadro es la que separa claramente a la Aline y al dueño del restaurante del resto del grupo. El resto de los personajes quedan al otro lado. Renoir da al cuadro un aire de aparente espontaneidad como forma de aligerar la complejidad de esa composición. Una ligereza que también consigue gracias al juego de miradas que establece entre los distintos personajes del cuadro.

Por último, Renoir llena de luz el lienzo mediante el uso de colores vivos y claros, resaltado unos elementos más que otros y dándole un acabado brillante al lienzo para marcar los contornos y definir todos los objetos y figuras.

Renoir, "pintor de la alegría", nos muestra una de las escenas típicas del París de finales del siglo XIX: una escena que recoge una sobremesa en el Restaurant Fournaise, uno de los bares de moda en aquel momento, y del que Renoir muestra su heterogénea clientela, desde los jóvenes remeros a banqueros con sombrero de copa.

Un cuadro en el que también Renoir nos deja la confesión de su amor o su adoración por Aline en su encantador retrato en un primer plano, apartada del resto. También aparece el dueño, Monsieur Fournaise, apoyado en la barandilla.

Una escena que revela la capacidad de Renoir para mostrar la intimidad doméstica, la cotidianeidad convirtiéndose en una figura puente entre artistas como Rubens, Rafael o Delacroix y pintores como Pablo Picasso y Henri Matisse.

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