Función del diafragma

El diafragma es un músculo con forma de paraguas o paracaídas que se localiza, de forma transversal al eje longitudinal del cuerpo formando una división entre cavidad torácica y abdominal. Es decir, está situado justo debajo de las costillas, separando a los pulmones y el corazón de las demás vísceras.

Otra de las particularidades del diafragma es que, debido a su posición transversal, presenta varios orificios, por los que discurren vasos sanguíneos, linfáticos, nervios, etc. Entre esos orificios, llamados hiatos, destacan:

• El hiato aórtico (para el paso de la aorta, vena ácigos y hemiácigos, etc)
• El hiato esofágico (para el paso del esófago y los troncos del nervio vago)
• El orificio de la vena cava para la vena cava inferior acompañado en ocasiones por el nervio frénico derecho.

A pesar de su pequeño tamaño, el diafragma es uno de los músculos más complejos del cuerpo humano, ya que uno de sus extremos es totalmente móvil. A diferencia de la mayoría de los músculos del cuerpo humano, en el diafragma uno de los extremos carece de un punto fijo estable. Esto es lo que permite que este músculo pueda subir y bajar para realizar su función, que veremos a continuación.

Imagen: Numantium

Normalmente, el diafragma es estudiado meramente como el músculo que separa la cavidad torácica de a cavidad abdominal. En otras ocasiones, se ahonda más en su función y se habla de él como un músculo involucrado en la respiración. Pero estas no son las únicas funciones del diafragma, las funciones del diafragma son cuatro:

• Función respiratoria. El diafragma está especialmente involucrado en los movimientos inspiratorios.
• Función digestiva. El movimiento generado por el diafragma ayuda a la correcta movilidad peristáltica.
• Función circulatoria. Al igual que en el caso anterior, las presiones generadas por el diafragma ayudan controlar la circulación sanguínea.
• Función postural, tanto para el mantenimiento de la posición erguida como para la realización de movimientos controlados.

Normalmente, cuando se estudia la respiración, el diafragma se considera un actor secundario, y el papel principal se lo llevan los pulmones. Nada más alejado de la realidad. Aunque los pulmones también son órganos fundamentales en la respiración, el diafragma es muy importante para la dinámica y mecánica de la respiración. De hecho, podemos considerar que el diafragma es el verdadero motor de la respiración.

El diafragma es especialmente importante durante la inspiración. Durante esta fase de la respiración, el diafragma sube y baja para aumentar el diámetro longitudinal de la caja torácica, por lo tanto el volumen del tórax y dejando que los pulmones puedan hincharse y llenarse de aire. Podemos decir que el diafragma durante la inspiración, realiza la función similar a un embolo de una jeringuilla o a un pistón mientras suben.

La función del diafragma también afecta al sistema digestivo. En su movimiento ascendente y descendente, de émbolo, el diafragma presiona las vísceras abdominales de forma rítmica y suave Este movimiento favorece los movimientos peristálticos, es decir, el movimiento de las sustancias que ingerimos y digerimos gracias a este sistema.

Por tanto, el diafragma ayuda al buen funcionamiento digestivo en general gracias a sus movimientos rítmicos y constantes.

Es también ese movimiento rítmico el que hace que el diafragma tenga una función importante en el sistema circulatorio.

El movimiento periódico del diafragma favorece el vaciado de sangre del hígado y otras vísceras abdominales que están cerca del mismo. Provocando por tanto la correcta renovación circulatoria de las mismas, eliminando la sangre que está dentro de estos órganos para dejar paso a sangre nueva, llena de nutrientes.

Además el diafragma está atravesado por las dos grandes vasos sanguíneos del cuerpo humano: la arteria aorta y la vena cava; además de por un gran conducto linfático. Por lo que los movimientos de presión generados en el diafragma promueven la regulación de la presión en estos vasos, favoreciendo una buena circulación sanguínea y linfática a las importantes vísceras que lo rodean.

Por último, pero no por ello menos importante, está la función estática o de mantenimiento de la postura del diafragma. Como ya hemos comentado antes, el diafragma tiene una posición central y transversal en el cuerpo. Aunque puede parecerte algo extraña, la posición y la unión del diafragma con otras estructuras es muy importante para el mantenimiento de la posición de la columna vertebral, en especial de las vértebras lumbares, que mantienen la posición más o menos recta del troco, y las vértebras cervicales, que van adaptando su posición conforme a las necesidades respiratorias del diafragma.

Aunque no solo ayuda al mantenimiento de la posición recta. El diafragma tiene también una función dinámica, ya que se encarga de cerrar, por la parte superior, la cavidad abdominal. Esto hace que se genere una correcta presión en la parte central del tronco, que ayuda mucho a la ejecución de movimientos controlada. Esto es así porque el diafragma trabaja coordinadamente con la musculatura estabilizadora profunda del tronco, en especial con el transverso del abdomen, el suelo pélvico y los multífidos.

A priori, esta función puede parecer algo superflua, pero es muy importante sobre todo cuando se realiza deporte o entrenamientos de fuerza o dinámicos.

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