Función de las vesículas seminales

Las vesículas seminales son unas glándulas accesorias del aparato reproductor masculino tienen forma piriforme (similar al dedo meñique de la mano y un tamaño medio de 5 a 10 cm de largo y diámetro de 3 a 5 centímetros. Sin embargo, las vesículas seminales van disminuyendo de tamaño con el paso del tiempo. Son fácilmente distinguibles porque están detrás de la vejiga, justo delante del recto y ambas vesículas seminales forman una "V" justo encima de la próstata.

Las glándulas seminales son un tubo plegado y enrollado sobre sí mismo que desemboca en el conducto deferente. Es allí donde el contenido de las vesículas seminales se une a los demás componentes del semen generados en otras estructuras y se forma el conducto eyaculador. Este conducto eyaculador es el que perfora la próstata y termina en la uretra, que libera en semen al exterior durante la eyaculación.

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Las funciones de las vesículas seminales no han sido ampliamente estudiadas, por lo que hasta ahora solo se conoce una función: la producción de líquido seminal. La vesícula seminal produce más de un 60% del líquido seminal. Estas glándulas generan un líquido rico en sustancias, algunas de las cuales se sabe la función pero otras se desconoce el por qué de su presencia en el líquido seminal.

El líquido producido por las vesículas seminales es rico en fructosa que sirve de sustrato metabólico a los espermatozoides. La fructosa se utiliza como combustible para que los espermatozoides permanezcan con vida hasta la fecundación pero también para producir la gran cantidad de movimiento necesario para alcanzar al óvulo. Este líquido es rico también en otros sacáridos, aminoácidos, ácido ascórbico y prostaglandinas, cuya función no se conoce pero se ha especulado que pueden reaccionar con el moco cervical de la mujer y hacer el movimiento de los espermatozoides más fluido.

Otra de las moléculas que componen el líquido seminal es la semenogelina 1, una proteína que se cree que ayuda a mantener menos móviles los espermatozoides hasta la eyaculación. Se especula que la semenogelina 1 desciende la movilidad de los espermatozoides y, cuando se produce la eyaculación, la proteína es escindida por una enzima proteolítica, llamada antígeno prostático específico (PSA). El PSA haría que los espermatozoides recuperen su movilidad cuando se produce la eyaculación.

El líquido seminal también contiene flavinas, unos pigmentos para los cuales no se ha encontrado una función dentro del líquido seminal pero que son muy importantes en medicina forense. Las flavinas son pigmentos amarillos que, además de dar el característico color blanco amarillento del semen, reaccionan con la luz ultravioleta y producen una fuerte fluorescencia. Esta característica es la que sirve para determinar la presencia de manchas de semen en investigación de medicina legal.

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Ahora que ya conoces cuál es la función de las vesículas seminales, vamos a cerrar esta lección hablando sobre las principales enfermedades. Debes saber que las vesículas seminales no son un órgano propenso a la aparición de enfermedades primarias, aunque si es algo más común la aparición de afecciones y patologías como consecuencia de otras. Estas son las llamadas enfermedades o patologías secundarias.

• Una patología o condición secundaria se produce por la sobrecarga de la vesícula seminal. Las glándulas seminales producen más de la mitad del líquido seminal, por lo que cuando este no es expulsado al exterior, las vesículas se llenan en exceso y se produce su sobrecarga. Esta condición no es en sí misma una patología o enfermedad, pero sí es una situación muy incómoda para el varón ya que la glándula se hincha, está más sensible y produce malestar y dolor. Esta situación se produce en situaciones de abstinencia prolongada o enfermedades que impiden la eyaculación y, si se mantiene la sobrecarga lo suficiente en el tiempo, puede conllevar consecuencias graves a largo plazo, como la rotura de los conductos seminales y la esterilidad.
• Otra enfermedad que puede producirse en las vesículas seminales es la aparición de una infección. La infección de las vesículas seminales no es común, aunque sí que puede darse, cuando microorganismos de la orina o del exterior llegan a las mismas a través de la uretra. Esta infección lleva a la inflamación tanto de los conductos que conectan las vesículas con la uretra como la de las vesículas mismas, por lo que se produce una obstrucción de los conductos y/o una sobrecarga de la vesícula seminal. Estas infecciones pueden afectar negativamente a la movilidad de los espermatozoides y su aparición puede detectarse mediante un simple cultivo de orina.
• En las vesículas seminales pueden llegar a darse quistes. La aparición de quistes en las vesículas seminales no suelen producir síntomas aparentes, por lo que su descubrimiento suele ser accidental cuando se están realizando pruebas de rutina o para explorar otras patologías. Suelen tener un pequeño tamaño aunque los mayores pueden incluso obstruir el conducto de la orina, y por tanto deben ser eliminados quirúrgicamente.
• Las vesículas seminales también pueden sufrir la aparición de tumores o cánceres. Los tumores que aparecen en las glándulas seminales suelen ser descubiertos tardíamente, ya que suelen ser producto de la extensión de un cáncer originado en otra zona del cuerpo (secundario). Si el tumor es maligno o su tamaño es grande, se procede a la extirpación quirúrgica y radioterapia.

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