Escuela eleática: características y representantes
En esta lección de unPROFESOR te ofrecemos un resumen de las características de la escuela eleática y sus representantes, una corriente filosófica griega que defiende la existencia de una substancia única e inmutable que constituye la esencia de las mismas. Se desarrolla entre los siglos VI y V en Elea, una colonia al sur de Italia y de ahí su nombre.
Pertenecieron a esta corriente, Parménides y Zenón de Elea, Jenófanes de Colofón y Meliso de Samos. Todos estos filósofos mantienen la creencia de que los objetos naturales son, en esencia, ser, negando de esta forma la existencia del no-ser. El objeto de estudio de los eleáticos será la naturaleza.
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Características de la escuela eleática
Entre las principales características de la escuela eleática destacan las siguientes:
- Rechazaban las tesis materialistas de la escuela jónica
Concepción del universo como una unidad inmutable, infinita y eterna y no es posible conocerla a través de los sentidos
Para Parménides esta sustancia única, inmutable, infinita y eterna, tiene extensión y tiene forma esférica, y es, para muchos, fundamental en la filosofía platónica. Con este pensador se produce la tematización del ente y así nace la metafísica. No cabe duda, por tanto, de la relevancia de este filósofo en la historia de la filosofía de occidente.- Heráclito, al contrario que Parménides, asegura que el Universo es una esfera indivisible e inmutable y que el cambio era provocado por la contradicción. La guerra, dice, es el padre de todas las cosas. Solo existe el devenir en su crear y destruir el mundo, como hace el fuego.
- Expusieron paradojas y argumentos lógicos que han llegado hasta nuestros días
- La filosofía eleática ha contribuido notablemente al desarrolla del pensamiento de occidente
- Niegan rotundamente que el conocimiento verdadero proceda de los datos de la experiencia. Solo la lógica es un método válido para llegar a la verdad
- Solo a través de la razón es posible alcanzar un verdadero conocimiento acerca de la realidad. Y ella es la que permite ver al ser humano que existe un único ser inmutable e inmóvil
- La multiplicidad y el cambio son solo una ilusión de los sentidos, que nos engañan
Jenófanes de Colofón, un gran representante de la escuela eleática
Jenófanes no nació en Elea, sino en Colofón, en Jonia, aunque debido a sus ideas, se le considera parte de la escuela eleática. Afirmó ser un nómada y vivió en muchos lugares como Mesina, Catania, Elea o en la corte de Hierón de Siracusa, ya de viejo.
Influyó enormemente en la filosofía posterior, en especial su idea de que la divinidad era una, eterna, infinita y esférica. En cuanto a la epistemología, asegura que la verdad no está al alcance del ser humano. No hay verdades, tan solo opiniones. El único que puede conocer es Dios.
La verdad pura, ni la ha visto ni la verá ningún hombre
De Jenófanes, como del resto de los presocráticos, solo se conservan algunos fragmentos y citas de filósofos como Simplicio y Sexto Empírico. Según Diógenes Laercio, escribió cerca de 200 poemas, que lamentablemente se han perdido y una obra con el título “Sobre la naturaleza”, si bien este dato no ofrece demasiada credibilidad.
Parménides de Elea
Parménides es natural de Elea, en la Magna Grecia y fue uno de los filósofos más importantes de los llamados presocráticos. Su poema “Sobre la naturaleza” en la que desarrolla ampliamente su metafísica. En esta obra aparecen las ideas principales del pensador:
- El ente es uno, inmóvil y eterno
- El ser humano no puede alcanzar el conocimiento verdadero. La razón humana solo puede captar lo aparente
De esta forma negaba el cambio constante y el devenir heraclíteo. El cambio que se observa en la naturaleza, no es más que mera apariencia, un engaño de los sentidos. Además de filósofo, Parménides se dedicó a la político, llegando a ser legislador de Elea.
Hasta nuestros días han llegado un veintena de fragmentos que pertenecen a un poema y como al anterior, lo han citado Simplicio, Sexto Empírico y Diógenes Laercio.
“Todo lo que hay ha existido siempre. Nada puede surgir de la nada. Y algo que existe, tampoco se puede convertir en nada”.
Zenón de Elea, otro de los representantes de la escuela eleática
Zenón también nació en Elea, siendo el discípulo predilecto de Parménides y como su maestro, se dedicó a la política en su ciudad natal, rechazando la tiranía del momento. Según dicen, tuvo una muerte trágica. Lo arrojaron a un mortero y posteriormente fue mutilado.
Algunos aseguran que se opuso a la doctrina del ser de Parménides y que ambas filosofías son independientes. Zenón no necesita las teorías de su maestro para poder entender su pensamiento.
“Si me llegara a explicar qué es lo uno, sería capaz de dar razón de las cosas existentes.”
Su principal aportación a la historia de la filosofía occidental ha sido, sin lugar a dudas, su formalización de la dialéctica. A él se le debe la formulación de la reducción al absurdo.
Se supone que Zenón solo escribió un libro titulado Acerca de la naturaleza, un título habitual en las obras de la época. Diógenes Laercio, entre otros, lo cita en su “Vida y obra de los filósofos ilustres”. Tertuliano en su “Apología”, Zenón de Elea, a quien Dionisio preguntó en qué consiste la superioridad de la filosofía, respondió : "¡En el desprecio de la muerte!" y a manos del tirano mantiene, impasivo, su propósito hasta la muerte.
Es famosa su paradoja de Aquiles y la tortuga, donde ambos compiten en una carrera en la que se le deja ventaja a la tortuga. De esta forma, Aquiles nunca podrá alcanzarla, ya que antes tendría que recorrer la mitad de la distancia del recorrido de la tortuga, y así, sucesivamente hasta el infinito. Así, niega el movimiento y hace una aproximación al cálculo infinitesimal.
Meliso de Samos
A pesar de no ser natural de Elea, Meliso es considerado un pensador de la escuela eleática, ya que heredó la filosofía de Parménides en lo que a la realidad se refiere. Los sentidos, para el de Samos, no tenían ningún valor a la hora de conocer, si bien no describe el mundo físico a la manera de Parménides. Según Meliso, no existe el cambio, ni el devenir, ni siquiera en apariencia.
“Lo que siempre fue, siempre será. Porque si surgió, necesariamente antes de su generación no había nada; entonces, si no hubiera nada, nada vendría de la nada”.
El ser de Meliso es infinito, ilimitado y eterno, a diferencia de Parménides, y que además es incorpóreo. Aristóteles afirmaría, en este sentido, que lo que no tiene cuerpo tampoco puede ser infinito.
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Laercio, D. Vida y sentencias de los filósofos ilustres. Ed. Omega. 2003