Filosofía Antigua

Nominalismo y realismo: definición y diferencias

Nominalismo y realismo: definición y diferencias

En esta lección de unPROFESOR trataremos el problema de los universales que es uno de los temas fundamentales del pensamiento filosófico medieval, y más concretamente, durante los últimos años de esta etapa. Y así, surgen dos corrientes opuestas: el nominalismo y el realismo. El primero, negará la existencia de los universales, que serán defendidos por la postura realista, que también se divide.

Así por un lado, tenemos el realismo exagerado de Platón, que afirma la existencia de realidades separadas de las cosas, y por otro, el realismo moderado de Aristóteles, que defiende la existencia de universales, pero no de forma separada o independientes de las cosas. Como principal representante de la concepción nominalista tenemos a Guillermo de Ockham. Si quieres saber más sobre nominalismo y empirismo, definición y diferencias, continua leyendo este artículo de unPROFESOR.

Índice
  1. Nominalismo: definición sencilla
  2. Realismo en la filosofía: definición sencilla
  3. Nominalismo y realismo: 4 diferencias principales
  4. ¿Qué es la realidad para el nominalismo?
  5. ¿Quién defiende el nominalismo?
  6. Nominalismo de Ockham
  7. Nominalismo de Hume
  8. Nominalismo: ejemplos

Nominalismo: definición sencilla

Por nominalismo se entiende aquella postura filosófica que defiende que los universales no son más que nombres, y que no hay ninguna razón para presuponer su existencia. Su máximo representante en Guillermo de Ockham, que con su principio de economía o de parsimonia, más conocido como la Navaja de Ockham, contradice la existencia de universales, al afirmar que no es necesario duplicar las entidades. En igualdad de condiciones la explicación más sencilla es casi siempre la correcta, no hay necesidad de multiplicar la realidad. Si no los conocemos, es sencillamente porque no existen.

Los universales, entonces, no son más que los nombres que les damos a las cosas y que sirven para representarlas. No existen, por tanto, conceptos universales abstractos de los cuales las cosas no son más que una representación, y lo que entendemos como real, no es más que el producto del lenguaje.

Los universales no son anteriores a los objetos particulares, sino al revés, siendo estos últimos los únicos que poseen una realidad, al estar situados dentro de un espacio y un tiempo físicos. Por lo tanto, no existen los universales, solo las cosas particulares. Lo que ocurre, es que a partir de ciertas cualidades compartidas por varios objetos particulares, por un proceso de abstracción, nos formamos un concepto. Así, llamamos naranja, por ejemplo, a todos los objetos que comparten la característica de ser una fruta, ácida, de forma redondeada, de color naranja, recubierta de una capa externa del mismo color, etc. La única realidad, pues, es la que se manifiesta, el fenómeno.

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Realismo en la filosofía: definición sencilla

El realismo es esa doctrina filosófica que defiende la existencia de universales abstractos concebidos como entidades extramentales o en el interior de nuestra mente. Así, todos los objetos que comparten una misma característica son clasificados bajo la misma forma. Esto significa, que el color naranja no está en la cosa, sino que se encuentra en la mente humana. El realismo exagerado de Platón, lo lleva a defender la existencia de universales fuera de las cosas, como entidades metafísicas y abstractas.

Decíamos que los principales representantes del realismo fueron Platón, que defendía de la existencia de universales separados de las cosas, y su discípulo Aristóteles, que si bien afirma la existencia de universales, niega su existencia como realidad extramental.

Pues bien, otro gran defensor del realismo fue San Anselmo, quien afirma que Dios crea el mundo a partir de unas formas o de unas ideas universales que le sirvieron como modelo. Es más, estas formas puras, constituyen el grado máximo de realidad, ya que son inmutables, eternos e incorruptibles, en oposición a las cosas particulares, que son corruptibles, cambiantes, finitas.

Esto también le proporciona una base para defender la existencia de Dios, ya que todo lo que existe ha tenido que ser creado por alguien. Esto es lo que se conoce como el argumento ontológico de San Anselmo, defendido en el Monologion, y que parte de la idea contenida en todo ser humano de que existe un "ser del que nada puede pensarse mayor que él". Lo mismo hará Descartes para demostrar la existencia de una realidad exterior, a partir de la existencia de Dios, concebido como un ser perfecto.

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Nominalismo y realismo: 4 diferencias principales

Las diferencias entre nominalismo y realismo son:

  1. Los nominalistas defienden la existencia de conceptos generales y abstractos, es decir, nombres que se le dan a las cosas. Pero niegan que que existan entidades universales y abstractas, con una realidad independiente de las cosas, como defiende la postura realista.
  2. Para los nominalistas, los universales no son más que nombres, mientras que para los realistas, los universales constituyen la esencia de todo lo que hay, siendo poseedores de una realidad más auténtica, que las cosas, que no son más que copias de los universales.
  3. Para los nominalistas, solo existen las entidades concretas y abstractas situadas en un tiempo y un espacio. Para los realistas el espacio y el tiempo es donde se manifiestan los universales.
  4. Para los realistas existe una realidad anterior e independiente de la percepción del sujeto, para los realistas, el concepto de realidad es posterior, y se construye a partir del lenguaje.
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¿Qué es la realidad para el nominalismo?

Para el nominalismo, corriente filosófica que sostiene que los universales no existen como entidades independientes fuera de la mente humana, la realidad se compone únicamente de objetos particulares y concretos. Los universales, como categorías o conceptos generales, no tienen existencia por sí mismos. Se consideran como simples nombre o etiquetas que empleamos para agrupar o describir conjunto de individuos u objetos.

Los términos universales son construcciones lingüísticas que facilitan la comunicación y el pensamiento abstracto, pero no corresponden a realidades autónomas. Esta visión se opone al realismo platónico, una corriente que sostiene que los universales existen independientemente de los objetos particulares y tienen una realidad.

Una de las implicaciones del nominalismo es que cada objeto particular es único y no puede ser completamente subsumido bajo una categoría general sin perder su singularidad. La realidad, desde este punto de vista del nominalismo, está constituida por una diversidad infinita de objetos individuales, y las categorías que utilizamos para entender el mundo son herramientas prácticas.

Aquí te descubrimos el debate de los universales en la filosofía.

¿Quién defiende el nominalismo?

El nominalismo ha sido una corriente filosófica defendida por numerosos filósofos a lo largo de la historia. Cada uno de ellos ha aportado unas perspectivas únicas a esta corriente de pensamiento, si bien uno de los defensores más influyentes del nominalismo fue el filósofo inglés Guillermo de Ockham (1287-1347). Un filósofo y teólogo medieval conocido por su principio de parsimonia, también conocido como “la navaja de Ockham”.

Ockham argumentaba que no era preciso postular la existencia de universales como entidades separadas. Para él, solo existen los individuos particulares, mientras que los individuos particulares existen, y que los universales son simplemente nombres que empleamos para referirnos a conjuntos de objetos.

En la Edad Moderna, el nominalismo ha sido defendido por filósofos como Thomas Hobbes (1588-1679) y David Hume (1711-1776):

  • Hobbes, un filósofo materialista inglés, sostiene que todas las ideas son derivadas de impresiones sensoriales particulares, rechazando la existencia de entidades abstractas.
  • Por su parte, Hume, un empirista escocés, cuestionó la noción de que los universales tengan existencia independiente, argumentando que solo las percepciones individuales son reales.

Ya en el siglo XX, el nominalismo encontró defensores dentro de la filosofía analítica, como Willard Van Orman Quine (1908-2000) y Nelson Goodman (1906-1998). Quine rechazó la distinción entre hechos analíticos y sintéticos, poniendo en duda la existencia de entidades abstractas independientes. Goodman, por su parte, desarrolló una variante del nominalismo denominada “irrealismo”, esto es, una corriente que rechaza la existencia de una realidad única y objetiva, enfatizando el papel de las construcciones lingüísticas y culturales en la formación que conocemos.

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Nominalismo de Ockham

Guillermo de Ockham es una de las grandes figuras del nominalismo. Este fraile franciscano y filósofo inglés del siglo XIV mantuvo que los universales no tenían existencia independiente fuera de la mente humana, siendo conocido también por su principio de parsimonio o de la “navaja de Ockham”. Este principio estipula que las entidades no han de multiplicarse sin necesidad y así, ante varias explicaciones, siempre hemos de decantarnos por la más sencilla ya que ésta será la que tenga más indicios de veracidad.

Ockham argumentó también que sólo existen individuos particulares y que los universales son meros nombres o términos lingüísticos que se utilizaban para describir conjuntos de objetos con características similares. Por ejemplo, el término “humanidad” no designa una entidad real y separada, sino que es una etiqueta para referirse a todos los seres humanos individuales. Esta perspectiva se opone al realismo platónico, una corriente que sostiene que los universales existen de forma independiente y tienen una realidad propia.

Esta posición de Ockham respecto a que las esencias universales son conceptos mentales que se forman en nuestra mente al percibir similitudes entre las cosas recibe la denominación de conceptualismo.

El nominalismo de Ockham presenta también profundas implicaciones epistemológicas y metafísicas. Desde el punto de vista de la epistemología, Ockham enfatizó el conocimiento de los individuos concretos a través de la experiencia directa, en vez de basarse en entidades abstractas.

Metafísicamente, Ockham rechazó la existencia de una realidad independiente de los universales, centrando la existencia en los objetos particulares. La influencia de Ockham fue más allá de la filosofía medieval e influyó en el desarrollo de la ciencia moderna y la filosofía analítica, donde su enfoque crítico y parsimonioso consiguió gran aceptación.

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Nominalismo de Hume

David Hume fue un filósofo escocés del siglo XVIII conocido por su enfoque empirista y su versión del nominalismo. Una visión que rechaza la existencia de entidades abstractas y universales independientes de las percepciones individuales.

Según Hume, nuestro conocimiento del mundo se basa únicamente en las impresiones sensoriales y las ideas derivadas de estas impresiones. En una de sus obras, el “Tratado de la naturaleza humana”, Hume argumenta que todas las ideas complejas pueden descomponerse en ideas más simples, que a su vez se derivan de impresiones sensoriales.

Para Hume, los universales como “humanidad” o “bondad” no son más que constructos mentales formados a partir de la observación de múltiples instancias particulares. Estos términos universales no tienen existencia real fuera de nuestra mente; son simplemente maneras convenientes de agrupar experiencias similares. Hume sostenía que nuestra tendencia a creer en la existencia de universales independientes surge de la costumbre y la asociación de ideas, no de una realidad.

Nominalismo: ejemplos

A diario empleamos términos en nuestro lenguaje que nos sirven para designar entidades concretas, por ejemplo, nombres propios como “Ockham “ o “Hume”. Pero nuestro lenguaje se basa en conceptos genéricos, términos comunes que nos permiten nombrar distintos seres. Así, palabras como “cosa” o “persona” sirven para nombrar muchos casos diferentes.

Otro ejemplo más claro de nominalismo es que si hablamos de “árboles” no nos estamos refiriendo a una entidad abstracta o universal que existe independientemente de los árboles. La palabra “árboles” nos sirve para agrupar una serie de objetos particulares que comparten una serie de características comunes como, por ejemplo, tener un tronco, ramas y hojas. El término lingüístico “árbol” es útil, pero no implica que exista una entidad abstracta. Para un nominalista sólo habría robles, pinos o abedules, nada abstracto.

Este enfoque también puede aplicarse a otros conceptos abstractos. Por ejemplo, el término “bondad” no designa entidades independientes que existen en el mundo, sino que son términos que empleamos para describir conjuntos de acciones o comportamientos que consideramos buenos o justas.

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Bibliografía

Guillermo de Ockham. Principios de Teología. Ed. Sarpe

Aristóteles. Metafísica. Ed. Gredos

Platón. La República, Libro VII. Ed. Gredos

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Ana para
Profe quien ea wl maximo representante del realismo filosófico
4myy.11
Agustín de Hipona
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