La metafísica de Aristóteles
En esta lección de unPROFESOR te explicamos en qué consiste La metafísica de Aristóteles una obra que ya empieza con la siguiente afirmación: “todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber”, y en la cima de este saber, dice el estagirita, se encuentra el conocimiento de las causas y los principios del ser.
Y este es precisamente el objeto de la metafísica o filosofía primera, la ciencia del "ser en cuanto ser", encontrar la causa primera y última de todo lo que hay. Si quieres saber más sobre la Metafísica de Aristóteles, sigue leyendo esta lección que te ofrece unPROFESOR.
Introducción a la metafísica de Aristóteles
Este discípulo de Platón, primero y profesor de Alejandro Magno después, nos habla de su visión sobre la metafísica. Todo lo que existe tiene 10 elementos fundamentas, divididos en dos grandes grupos: substancia y accidentes.
En metafísica, la substancia es eso que es capaz de existir por sí solo. Los accidentes en la metafísica de Aristóteles son aquellos elementos que a pesar de que cambian los accidentes no cambia el ser. Por ejemplo al movernos o crecer cambiamos los accidentes, al morir la substancia.
La substancia esta compuesta de materia y forma, es la unión de los dos elementos. En contraposición de Platón que describía dos elementos separados, dos mundos distintos. Pese a que el pensamiento de Aristóteles sobre la metafísica es distinto al de Platón los elementos son los mismos. Para Aristóteles los objetos son único objeto o ser pero con su forma y materia.
El objeto de la metafísica aristotélica es la crítica a la teoría de las Ideas de Platón, ya que, a pesar de que Aristóteles cree en la existencia de universales, no considera que estos se encuentren fuera de las cosas, sino dentro de ellas. Verás que, si bien Aristóteles es contrario a la teoría de las Ideas, lo cierto es que se mantienen los mismos elementos, pero, donde Platón habla de ideas, el de Estagira hablará de formas.
Asimismo, le parece innecesaria la división platónica del mundo. Duplicar la realidad es duplicar los problemas, no tiene ningún sentido suponer que existe otro mundo separado del mundo físico donde permanecen las esencias. Además, su mentor, tampoco fue capaz de dar explicación al fenómeno del cambio y del movimiento.
La metafísica de Aristóteles y su crítica a la teoría de las Ideas de Platón
En lugar de afirmar la existencia de dos mundos, uno material y otro inmaterial, Aristóteles sitúa estos dos elementos en la substancia. No hay, pues, una realidad sensible y otra inteligible, sino que la substancia, que es la forma privilegiada del ser, es un compuesto de materia y forma.
La substancia ya no es el sujeto de una oración copulativa, sino aquello que es capaz de existir por sí mismo. Lo interesante, no es la estructura del lenguaje, sino las formas de ser o categorías, que son 10, pero se separan en dos grandes grupos: substancia y accidentes (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, condición, acción, pasión).
Además, la teoría de las Ideas no ofrece una explicación del cambio y la permanencia, cuando su formulación, se debe precisamente al problema planteado por Heráclito y Parménides. La oposición de Aristóteles se basa en la inmutabilidad de las ideas, lo que implicaría también la inmutabilidad de los objetos físicos o copias de las mismas, cuando de hecho, no es así.
Aristóteles dará respuesta a la cuestión del movimiento con su teoría de la potencia y el acto, dando además, una explicación del por qué del fenómeno. Todo efecto, tiene su causa, dice el filósofo, y para explicar la realidad se necesitan justamente cuatro (material, formal, eficiente y final).
Teoría hilemórfica de Aristóteles
La forma privilegiada del ser, que se dice de muchas formas, es la substancia, la cual es definida por el discípulo de Platón como todo aquello que no necesita de nada más para existir. Esta substancia, que es el individuo, la naturaleza, las cosas, es un compuesto de materia (particular) y forma (universal). La materia es pasiva y la forma es la que la actualiza. La forma aristotélica, al contrario que la esencia de Platón, no se encuentra fuera de las cosas, sino en las cosas.
Por otro lado, están los accidentes de la substancia, que se dan en la misma y no pueden existir fuera de ella. La substancia es una de las categorías del ser, junto a los accidentes, que pertenecen a la primera. Las distintas categorías del ser, hacen que el ser sea lo que es, y cambie, sin dejar de ser lo que es.
Ejemplo: un cambio de lugar, constituye un cambio accidental, lo cual no hace que la cosa deje de ser lo que es. Por el contrario, la muerte o el nacimiento, es un cambio substancial, y esto sí suponen una modificación del ser.
Dice Aristóteles:
"El ser en sí tiene tantas acepciones como categorías hay, porque tantas cuantas se distingan otras tantas son la significaciones dadas al ser."
El ser aristotélico solo es uno, pero admite distintas acepciones. Todas las formas de ser, remiten a la substancia, lo que aseguran la unidad del ser. La substancia primera es la cosa concreta y la substancia segunda, constituye la esencia.
“Sustancia se dice de los cuerpos simples, tales como la tierra, el fuego, el agua y todas las cosas análogas; y en general, de los cuerpos, así como de los animales, de los seres divinos que tienen cuerpo y de las partes de estos cuerpos. A todas estas cosas se llama sustancias, porque no son los atributos de un sujeto, sino que son ellas mismas sujetos de otros seres”.
La materia, lo particular, no se puede conocer, pero sí la forma, lo universal. La materia es el modo de ser que hace que el objeto sea aquello que es y no otra cosa y es pasiva. Pero la forma, que es activa, constituye la propia naturaleza del ser y es universal. Así pues, da forma a la materia y en tanto que natural, es la causa del movimiento. El problema puede, de esta forma, explicarse a partir de la substancia.
Ser en potencia y ser en acto
Parménides aseguraba que el movimiento o el cambio (en la antigua Grecia se empleaba el mismo término para ambos), no podía existir, ya que no es posible el paso del no-ser al ser. Platón, con su teoría de las Ideas no supo dar respuesta a este problema, pero sí Aristóteles, que define el movimiento como el paso de un no-ser relativo, que sería el ser en potencia, al ser en acto.
“El ser no solo se toma en el sentido de sustancia, de cualidad, de cuantidad, sino que hay también el ser en potencia y el ser en acto, el ser relativamente a la acción”.
El ser en acto es la substancia en un momento dado, tal y como se presenta al individuo y tal y como la conoce El ser en potencia, se refiere a la capacidad de llegar a ser, de poder ser algo distinto a lo que se es, de cambiar. Ejemplo: una semilla puede llegar a ser un árbol, por lo tanto, la semilla, en acto, es un árbol en potencia, y este, la actualización de ese potencial.
Las cuatro causas y el primer motor aristotélico
En el libro I de la Metafísica, Aristóteles expone su teoría de las cuatro causas del ser, que ya había tratado en la Física. Las dos primeras causas son intrínsecas y las otras dos, extrínsecas al ser.
Causa material
Es lo que determina lo que un objeto sea lo que es, su aspecto. Ejemplo: la madera de una mesa.
Causa formal
Es aquello que identifica a la cosa, aquello que siempre es igual. Ejemplo: el diseño de la mesa (es decir, un mueble de cuatro patas, en este caso de madera, pero podría ser de otro material, que cumple una función determinada)
Causa eficiente
Es el agente del cambio o movimiento, que interactúa con las cosas imprimiéndoles movimiento. Ejemplo: el carpintero que modifica la madera, dándole forma para que sea lo que es.
Causa final
Constituye la finalidad del ser y Aristóteles asegura que es un “un ser inmortal, inmutable, en última instancia, responsable de toda la plenitud y el orden en el mundo sensible”. El dios aristotélico es entelequia pura, solo puede pensarse a sí mismo, pero influye en los seres naturales es por “aspiración o deseo” de imitarlo. Es el primer motor inmóvil del universo.
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- Aristóteles. Metafísica. Ed. Austral. 2013
- Reale, G. Guía de lectura de la "Metafísica" de Aristóteles. Ed. Herder. 1999