Filósofos romanos más importantes

Antes de empezar a listar a los filósofos romanos más importantes, es esencial conocer por qué estos pensadores son tan relevantes en la historia de nuestro pensamiento. Los romanos no fueron ajenos a la búsqueda de la sabiduría anhelada por todas las civilizaciones. Y, si bien se han conservado pocos textos teóricos anteriores al siglo I a C, si que sabemos que la filosofía fue también una materia en la que se volcaron los intelectuales de época romana.

Así, aunque no se preocuparon en exceso por las teorías sobre el origen y la constitución del universo, los pensadores romanos sí que hicieron una importante aportación en lo que a la moral, la ética y la filosofía del comportamiento se refiere. Para ellos la filosofía era útil en tanto constituía una guía práctica para la vida. Un pensamiento en el que ahondaron filósofos como Cicerón, Séneca o Lucrecio, considerándose como una de las primeras aportaciones a la filosofía las reflexiones morales de Catón el Censor.

Sea como fuere, es innegable que las escuelas académicas que los filósofos griegos llevaron a Roma, como la escuela del estoicismo o la peripatética de Atenas, tuvieron una gran influencia y llevaron a que el mundo romano se adentrase de lleno en la filosofía griega y divulgarla al ser los principales traductores de los textos filosóficos griegos al latín.

Aquí te dejamos un resumen de la historia de la filosofía romana.

Los filósofos romanos más importantes se encuadran dentro de una serie de escuelas filosóficas, algunas de raíz helenizante. Entre las figuras más destacadas de la filosofía romana podemos destacar a Lucrecio.

Tito Lucrecio Caro ( c. 99 a. C.-c. 55 a. C.) fue un poeta y filósofo romano perteneciente a la escuela de los epicúreos. Esta escuela buscaba la felicidad, considerando que el bien supremo para el ser humano era el placer, esto es, la ausencia del dolor y el desapego ante los asuntos concernientes al Estado, además de una actitud crítica ante las tradiciones.

El carácter apolítico, tan en las antípodas de la idiosincrasia del mundo romano, fue uno de los factores que impidieron que el epicureísmo arraigase en Roma más allá de la figura de Lucrecio.

Aquí te descubrimos cuáles fueron las principales aportaciones de Lucrecio.

Séneca (Córdoba 4, Roma 65 d. C.) constituye una de las grandes figuras de la escuela estoica romana, un escuela llegada a Romana desde Grecia y que tuvo como primeros seguidores a filósofos romanos como Panecio de Rodas (184-110 a. C.) y Poseidonio de Apamea (135-51 a. C.), profesor de Cicerón.

El estoicismo fue una doctrina filosófica que señalaba que el Universo está animado por una llama divina denominada “Logos”, siendo la finalidad última de la vida la Virtud entendida como vivir adecuándose a la leyes de la naturaleza. Séneca es la figura más destacadas de la segunda época del estoicismo.

Además de filósofo, Séneca fue un gran literato y cultivó géneros como la tragedia y la sátira. Sus ideas filosóficas reivindicaban el lado estoico de la vida y la firmeza del ánimo: la alegría, la prudencia y la voluntad, despreciando la riqueza y fomentando su uso de manera benéfica. También postulaba el dominio del espíritu sobre los reveses de la fortuna, alabando la virtud como sumo bien del ser humano y rechazando la angustia, la ira y el aburrimiento.

Para Séneca el alma era superior al cuerpo y Dios era una especie de espíritu divino o mente que revivía en el hombre. Estas ideas llevaron a que Séneca fuese admirado por el cristianismo antiguo y los filósofos medievales al tocar temas morales referentes a la dignidad del hombre y propugnar un modo de vida de elevada moral.

Epicteto (50-130 d. C.), Flavio Arriano o Marco Aurelio (161-218 d. C.) son otros filósofos romanos que siguieron las doctrinas de la escuela estoica.

Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.) es otro de los filósofos romanos más importantes. Fue el introductor de las doctrinas filosóficas griegas en Roma al sintetizar las obras originales y hacerlas más accesibles al traducirlas del griego al latín. Hay que tener en cuenta que solo una élite culta sabía griego y era necesario crear una terminología filosófica latina.

Cicerón tuvo predilección por la filosofía de Platón, presentado dos etapas en su producción filosófica. Una primera etapa en la que, tras su destierro, Cicerón escribe con la esperanza de que se recupere el antiguo régimen republicano (“De re publica”, “De Legibus”) y una segunda fase en la que ya priman los tratados éticos, morales o religiosos (“Paradoxa Stoicorum”, “Academica” o “De finibus bonorum et malorum”, entre otras).

Por lo que respecta a su ideario, Cicerón está considerado como el primer filósofo que propuso una filosofía del progreso y la esperanza. Así, Cicerón estima que el pensamiento avanza hacia un progreso infinito hacia la Verdad. La felicidad sería la búsqueda de esa verdad y no su posesión, algo totalmente imposible.

La virtud reside en alcanzar la felicidad conciliando el respeto hacia el cuerpo y todo aquello que le pertenece. Cicerón es un humanista y reelabora conceptos como la cultura, el amor, la amistad, la virtud o la educación desde la óptica de la filantropía y la paideia griegas. Cicerón abogaba por el respeto mutuo entre los seres humanos al considerar que todos poseemos una chispa divina. Ese humanismo de Cicerón sigue siendo uno de los ideales de la civilización occidental.

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