Historia de la filosofía romana - resumen

Para empezar con este resumen de la historia de la filosofía romana debemos empezar por el principio. Y es que el origen de la filosofía romana tiene su origen en la influencia ejercida por la filosofía griega y helenística.

Así, si bien en otras áreas del conocimiento y la cultura los romanos desarrollaron algo único y propio, como es el caso del Derecho, en el caso de la filosofía adoptaron y difundieron las ideas filosóficas griegas y helenísticas adaptadas a su sociedad y gobierno.

5 características de la filosofía romana

La filosofía romana fue surgiendo y desarrollándose bajo la influencia de una serie de factores que podemos resumir en cinco claves:

1. La conquista de Grecia. En el siglo II a.C., Roma conquista Grecia dando lugar en una intensa interacción cultural entre romanos y griegos. Un momento histórico durante el cual, los romanos desarrollaron un gran profundo respeto por la cultura griega, especialmente por la filosofía y el arte.
2. Traducción y adaptación de las obras filosóficas griegas al latín. Esa admiración llevó a los romanos a traducir las obras filosóficas griegas al latín y adaptarlas a contexto cultural y político de la Roma de la época. Esta acción permitió que las ideas filosóficas griegas fuesen más accesibles para la élite romana.
3. Se aprecia una notable influencia de las escuelas filosóficas estoica y epicúrea. Los estoicos como Séneca y Epicteto promovieron la autodisciplina y la ética. Los epicúreos fomentaron la búsqueda del placer y la tranquilidad.
4. Influencia de las escuelas filosóficas helenísticas. Estas escuelas helenísticas fueron el escepticismo y el eclecticismo.
5. Difusión de las ideas filosóficas por parte de figuras de la política y la literatura. Entre los líderes políticos y los escritores de época romana se despertó un gran interés por la filosofía. Así, estos personajes incorporaron en sus discursos y escritos numerosas ideas filosóficas dándolas a conocer.

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La filosofía romana abarcó varios siglos: desde el siglo III a .C hasta el final del Imperio Romano en el siglo V d.C. Y, aunque no se puede precisar cuál es la fecha exacta de comienzo o fin, sí que podemos señalar que la filosofía romana se desarrolló durante unos 600 años, desde la época de la República romana hasta el período imperial tardío.

Se puede desglosar en varias etapas que las comentamos a continuación.

1. Período de la República romana (siglo III a.C-siglo I a.C)

En este período, la filosofía griega comenzó a tener influencia en la élite romana. Catón el Viejo y Cicerón, entre otras figuras de la época, mostraron gran interés por la filosofía griega, siendo especialmente populares las escuelas estoica y epicúrea.

2. Período del Alto Imperio Romano (siglo I d.C al siglo II d.C)

En estos años de auge del Imperio Romano, filósofos como Séneca o Epicteto, seguidores de la filosofía estoica, tuvieron una gran influencia en la élite romana y en los emperadores.

3. Período del Bajo Imperio Romano (siglos III d.C al siglo V d. C)

El neoplatonismo fue una de las corrientes de este período, siendo Plotino y Porfirio los principales exponentes del neoplatonismo en Roma.

Con la caída del Imperio romano en el siglo V d.C dio también comienzo el declive de la filosofía romana, desmoronándose muchas de las instituciones y estructuras sociales que habían apoyado y difundido esta filosofía. Sea como fuere, su legado ha perdurado gracias a la gran influencia que tuvo tanto en el campo de la filosofía como en el de la teología cristiana, siendo clave para el desarrollo de la filosofía occidental.

Para conocer la historia de la filosofía romana también es importante contextualizarla a nivel histórico. Todo comenzó con la conquista romana del resto de la península itálica (siglo IV a C) y de la Magna Grecia (zona meridional de la península en la que se ubicaban las colonias griegas) conllevó que los romanos tuviesen un mayor contacto con la producción intelectual y artística griega.

Al conquistar Grecia en el siglo II a. c, los romanos quedaron seducidos por el helenismo, a pesar que la cultura romana era mucho más pragmática y alejada de las especulaciones y las sutilezas. Esta contradicción fue evidenciada por los tradicionalistas que defendía la cultura romana más pura.

Este primer momento vino acompañado de la llegada de pedagogos y filósofos griegos como profesores para los hijos de las élites romanas dio comienzo a ese proceso de adaptación y difusión de la cultura griega en Roma.

De esta primera etapa de asimilación de la cultura griega se destaca el círculo de Escipión Emiliano como primer núcleo. Un grupo conformado por historiadores y filósofos como Polibio, Panecio de Rodas o Quinto Elio Tuberon, entre otros. Estos intelectuales romanos comenzaron en la segunda mitad del siglo II a.C a tratar de ennoblecer la cultura romana mediante una fusión de los ideales griegos con los valores tradicionales de la aristocracia latifundista romana.

Frente a esta tendencia se revelaron conservadores como Catón, intelectual conservador que consideraba la cultura helenística como individualista y peligrosa por poder llegar a ser desintegradora de los valores políticos y morales de la sociedad romana.

Sin embargo, la expansión territorial de Roma llevaba hacia un panorama político, social y cultural cada vez más complejo al aunar bajo su poder un vasto territorio con culturas y religiones diversas.

Durante la época republicana se difundieron también corrientes filosóficas griegas como el epicureísmo. Una corriente que quedó plasmada en obras como De rerum natura de Lucrecio. Sea como fuere, el epicureísmo no alcanzó una gran difusión entre las clases populares, siendo de interés para los intelectuales aristócratas que vieron esta corriente filosófica como una vía de escape a la profunda crisis que estaban viviendo: la caída de la República.

La filosofía romana de época republicana tuvo una gran influencia de la filosofía helenística, la corriente contemporánea y más cercana a la mentalidad romana. Una mentalidad eminentemente práctica y político, considerando la teoría como secundaria y centrando su interés en la práctica. La filosofía helenística había abandonado ya la metafísica de los filósofos de época clásica y practicaban el escepticismo filosófico.

La difusión de la filosofía griega en Roma también vino de la mano de figuras como Cicerón, uno de sus mayores impulsores. Su obra, básica para comprender la filosofía romana, se compuso desde el estoicismo, aunque desde una postura diferente. Así, según Cicerón, aunque lo que aprendemos por los sentidos nos engaña, la verdad puede transmitirse si se hace un uso correcto de la razón.

Cicerón optará por el probabilismo. Una corriente filosófica que considera que aunque la experiencia común, el sentido común y el consenso no son suficientes para construir una doctrina, sí que pueden considerarse probables y suficientes como para construir un ideal político. Un ideal que Cicerón identificaba con las formas políticas desarrolladas a lo largo de la historia de la Roma republicana, esto es, una constitución mixta de formas de gobierno clásicas como el consulado, el Senado y los comicios populares.

Seguimos conociendo la historia de la filosofía romana para situarnos, ahora, en la época altoimperial. El establecimiento del Alto Imperio romano puso fin al proyecto político y cultural de Cicerón y la filosofía se fue independizando cada vez más de la política, ligándose más a la ética, la moral y el arte de vivir. Se paso del una breve etapa de auge del epicureísmo para imponerse el estoicismo, con figuras como Séneca al frente. El estoicismo se adecuaba mejor al interés de la clases dirigentes: el deber, el rigor moral y la atracción por la meditación religiosa. Unos intereses que favorecieron tanto la difusión de movimientos esotéricos y mistéricos como la de varias religiones orientales como, por ejemplo, el cristianismo.

Séneca tuvo que adoptar compromisos cada vez más complicados para congraciar el rigor moral del estoicismo con el creciente despotismo del emperador Nerón. El pensamiento de Séneca fue adquiriendo cierto tono pesimista, considerando a la filosofía como la salvación última del hombre, centrándose en los ideales más nobles del ser humano: la libertad interior, la felicidad y la educación. La racionalidad universal que existe en la naturaleza y en Dios, la felicidad que ofrece la razón, el cosmopolitismo, la autarquía y la autosuficiencia son algunos de los principios que abraza Séneca, ahondando en sus obras en temas como el dolor, la vejez, la muerte, la felicidad o la esclavitud y las diferencias sociales.

Otras figuras del estoicismo fueron:

• Epitecto, filósofo griego liberto que fundo su escuela en Nicópolis y llegó a Roma acompañado de otros filósofos en el año 93. Sus máximas se consideran base de la espiritualidad de la edad Media y la Moderna. El bien supremo del ser humano es la libertad, siendo importante no perderla ante la corrupción y el sometimiento a los que los bienes externos someten al ser humano.
• El emperador Marco Aurelio fue uno de los últimos representantes del estoicismo. Su obra Meditaciones proponía al ser humano que se replegase sobre sí mismo ante el sinsentido del mundo.

Para el estoicismo, la virtud, la autodisciplina y la aceptación del destino eran los principios básicos para conseguir la felicidad y poder vivir de acorde a una ética.

• En el período imperial tardío, entre los siglos III-IV, también destacó el neoplatonismo como corriente filosófica. Una corriente mística y reaccionaria que rescataba las enseñanzas de Platón y Plotino y ponía énfasis en la existencia de un principio espiritual del que provenía la emanación mística del mundo material.
• El cristianismo también se fue difundiendo en estos años por el Imperio y tuvo como consecuencia un choque entre la filosofía romana tradicional y la reología cristiana. Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia, fue el artífice de la fusión de la ideas filosóficas con la teología cristiana, estableciendo así la base del pensamiento cristiano occidental.
• La caída del Imperio Romano en el siglo V d.C marcó el final de la filosofía romana en su forma clásica.

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