Por que mataron a Julio César - resumen

En el año 44 a.C., la vida de Julio César parecía llegar a su plenitud. Había logrado derrotar a Pompeyo en la guerra civil, había dominado Egipto, expandido las fronteras de Roma hacia todas partes, y era amado por los habitantes de Roma. Pero todo esto había conllevado las envidias y miedos de otros poderosos hombres de Roma, los cuales comenzaron a considerar la mejor forma de quitar a Cesar de en medio.

Los senadores romanos consideraban que César quería demasiado poder, y por ello era un peligro para la República. La realidad es que el gobernador cada vez contaba menos con el Senado, y tomaba decisiones sin contar con opiniones externas. En este punto muchos senadores temieron que César se convirtiera en un dictador o rey, terminando con el Senado romano.

En esta situación, César se convirtió en dictador de por vida, tomando todo el poder civil y militar de Roma, y unificando todos los poderes por ello, e incluso siendo nombrado juez de toda Roma. Fue en este momento que los optimates, rivales políticos de César, iniciaron movimientos para derrocarlo, temiendo que el cualquier momento se pudiera convertir en emperador o rey, y terminará con el poder de todos los organismos romanos.

Uno de los elementos más importantes a la hora de hablar sobre el asesinato de Julio César es el de los conspiradores que iniciaron las acciones para matarle. Se considera que hubo unas 60 personas involucradas en la conspiración contra César. Todas estas personas eran gente cercana al emperador, ya fueran enemigos perdonados o amigos que habían logrado ascender gracias a él. Aún así todas personas estaban unidas en algo, y era la sensación de que Julio César estaba logrando demasiado poder.

Se considera que el plan del crimen fue de Cayo Casio Longino, pero este tuvo que buscar aliados al entender que era imposible que él cometiera una acción de ese calibre. La persona elegida por Casio fue el político Marco Junio Bruto, siendo un importante y respetado miembro de los optimates, que había sido perdonado por César tras la guerra civil. Bruto había logrado importantes títulos gracias al dictador romano, pero siempre consideró que la República bajo César estaba condenada al fracaso.

Se dice que otro de los conspiradores fue Trebonio, que intentó convencer a Marco Antonio de unirse al plan, pero este era un firme aliado de César y se negó, aunque no avisó al dictador del peligro. Algunos conspiradores pensaron en matar también a Marco Antonio, pero un importante grupo se negó, al considerar que el único peligro para la república era Julio César.

Tras semanas de planear el ataque, los senadores decidieron que el ataque tenía que tener lugar en una de las sesiones del Senado, ya que la mayoría de los conspiradores eran senadores, y era el mejor momento para ser una mayoría contra Julio César.

Para continuar esta lección de unProfesor sobre por qué mataron a Julio César debemos hablar sobre el día en el que el dictador fue asesinado por los senadores, lo cual nos permitirá conocer este importante evento de la historia romana.

El día de su asesinato, César se encontraba enfermo, teniendo vértigos y sufriendo fuertes nauseas, y por ello decidió quedarse en casa y no acudir al Senado. Uno de los principales conspiradores, Décimo Junio Bruto Albino, se presentó en casa del dictador, y le convenció de acudir al Senado, ya que la reunión podía llegar a ser muy importante para los intereses romanos. Los argumentos de Albino convencieron a César, que a las 11 de la mañana acudió al Senado.

Se dice que, en el camino, muchas personas del pueblo se acercaron a César pidiéndole cosas y agradeciéndole otras. Entre este grupo apareció Artemide de Damasco, que le dio una nota a César para advertirle de la traición de los senadores. Pero César estaba demasiado enfermo, y no pudo prestar atención a la nota para enterarse de la conspiración.

Poco tiempo antes, los conspiradores ya habían llegado al Senado, escondiendo puñales en su ropa para poder pasar, ya que las armas estaban prohibidas en el lugar. Al llegar al lugar, César tomó asiento, y en ese momento el senador Tulio Cimber le hizo una petición a César sobre su hermano exiliado. Tulio le agarró de la túnica, impidiendo al dictador que se moviera, y en ese momento todos los conspiradores comenzaron a lanzar puñadas contra César, matándolo. Se dice que el dictador recibió treinta y cinco puñaladas, aunque otros historiadores consideran que fueron menos.

Con esto, terminó la conjura contra Julio César, comenzando un periodo de enfrentamientos que traen el final de la República Romana, y el nacimiento del Imperio Romano. La mayoría de conspiradores fueron ejecutados o asesinados como castigo por el matar al dictador, y aunque mataron a Julio César, sus miedos del final de república se cumplieron con el surgimiento del Imperio Romano.

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