Características de las novelas sentimentales y ejemplos

Antes de empezar a hablar sobre las características de las novelas sentimentales es importante que nos detengamos brevemente para conocer la definición de este género novelesco. El origen es a finales de la Edad Media (en el siglo XV) y se trata de un género narrativo escrito en prosa y cuya temática principal es el amor, un amor representado dentro de las leyes del amor cortés, un tipo de amor idealizado.

Debido a la época en la que apareció, este género cuenta con elementos propios de otras tradiciones literarias como es el caso de la novela de caballerías. De hecho, los protagonistas de las novelas sentimentales suelen tener rasgos e ideales que también presentaban los personajes caballerescos como, por ejemplo, el ideal de héroe y la mujer idealizada que hacía de amante y enamorada.

La huella del amor cortés está muy presente en las novelas sentimentales, una temática que es presentada de forma retórica y que nos presenta historias de amor idealizado y muy apasionado que tiene lugar entre personas cortesanas. El personaje típico del guerrero o el héroe del siglo XV queda ahora sustituido por el cortesano, un hombre culto, valiente y respetado que defiende su honor por encima de todo.

El tema principal de estos textos es el amor en todas sus vertientes: el flechazo amoroso, los problemas sentimentales, el deseo y la pasión sexual, etcétera. Se nos muestra cómo el amor puede hacer mella incluso a los personajes más fuertes y valientes como un héroe o guerrero que, cuando se enamora, puede convertirse en un ser indefenso, débil y rendido a su amada. En estas novelas se suelen analizar cuestiones propias de las relaciones de amor y se usan las herramientas típicas del amor cortés:

• Idealización de la amada como si se tratara de un ser divino
• El amante siempre se siente inferior a la amada
• El escenario se enmarca en un mundo de nobles y reyes
• Cuenta con un final trágico
• Las emociones tienen más importancia que la razón
• La trama se suele situar en países exóticos y lejanos al nuestro

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Vamos a entrar ya en materia y a descubrirte cuáles son las características de las novelas sentimentales más destacadas del género. Aunque cada autor puede optar por un texto propio y único, lo cierto es que la gran mayoría de novelas cuentan con una serie de paradigmas que podemos resumir de la siguiente manera:

1. Importancia de las emociones: en estas novelas, las emociones se convierten en el elemento principal y más destacado de la ficción. El objetivo del autor es presentar los sentimientos de sus protagonistas y, con ellos, conseguir emocionar al lector. Para ello, abundan las escenas románticas, tiernas, amorosas e injustas que son capaces de transmitirnos el mismo sentimiento que viven los protagonistas.
2. Escenarios rurales: tal y como ocurre con las novelas pastoriles, en las sentimentales también se tiende a idealizar el escenario rural y presentarse como el mejor escenario para que tenga lugar una aventura amorosa. El paisaje se pone al servicio de la literatura presentándolo con un toque subjetivo que ayuda a recrear mejor la historia que se está narrando. La naturaleza se presenta como el espacio puro y la ciudad como el lugar corrupto y perverso.
3. Idealización del ser humano: otra de las características de las novelas sentimentales es que tienden a presentar a personas desde un punto de vista idealizado y elevado. Los protagonistas suelen ser personas bondadosas, cristianas y muy éticas que sirven como un modelo de ciudadano ideal a imitar.
4. Recursos literarios: para conseguir emocionar y transmitir al máximo las emociones, los autores sentimentales tienden a llenar sus páginas con una serie de recursos que fueron muy innovadores y que enriquecieron la literatura. Algunos recursos que emplearon fueron el sonido del viento a la lejanía, el rumor de los lobos, etc..
5. Final trágico: habitualmente, las novelas sentimentales suelen contar con un final trágico y un desenlace fatal. Los protagonistas, al igual que ocurría durante el Romanticismo, pueden terminar muertos o vivir de forma apática sin haber cumplido sus objetivos amorosos.
6. Amor cortés: el tipo de amor que se explica en estas novelas está muy influenciado por el "Ars Amandi" de Ovidio, un amor cortés que se basa en el origen noble de los protagonistas, la idealización de la dama, los sentimientos puros y verdaderos de los amantes, los estados de amor que se suelen vivir durante el enamoramiento, etcétera.
7. Incursión de las mujeres en la literatura: una de las consecuencias más interesantes que se lograron gracias a las novelas sentimentales es que se incorporó al mundo literario un nuevo público que antes no existía, las mujeres. Además, no solo participaron como lectoras sino que también promovió que las mujeres se convirtieran en autoras y, por tanto, la creación literaria rompiera con la barrera de género que existía hasta el momento.
8. Género para las clases medias: cuando surgió la novela sentimental, entre los lectores no había un público objetivo concreto. Pero, con el tiempo, este género consiguió atraer a una gran cantidad de lectores (tanto hombres como mujeres) que se interesaron en las aventuras protagonizadas por nobles y que contaban historias y emociones que todo el mundo ha podido experimentar. Esto hizo que el género se popularizara sobremanera.

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Y para terminar, queremos darte algunos ejemplos de novelas sentimentales que te ayudarán mejor a comprender este género novelesco y a aprender a detectarlo cuando te enfrentes a una obra de este estilo. El pionero de este tipo de texto fue Juan Rodríguez del Padrón con "Siervo libre de amor" (1440) que fue seguida por otra gran obra que dio el pistoletazo de salida al género: "Sátira de felice e infelice vida" de Don Pedro de Portugal (1453).

Pero la madurez de las novelas sentimentales llega con Diego de San Pedro que publicó una obra considerada una gran obra maestra "Cárcel de amor" en 1492. Juan de Flores también es otro autor español que se considera un gran ejemplo de novelas sentimentales gracias a la publicación de "Breve tratado de Grimalte y Gradisa" y la "Historia de Grisel y Mirabella". Con estas dos obras se alcanzó la cumbre del género y, por tanto, son dos obras imprescindibles de conocer.

A partir del 1495 es cuando este género empieza a entrar en declive aunque, en esta época, todavía podemos rescatar "Repetición de amores" de Luis de Lucena, una obra interesante y que también es muy estudiada en la historia de la literatura española. El autor Nicolás Núñez en el 1496 emprendió la tarea de continuar con el éxito de "Cárcel de amor", una obra que no tuvo tanto éxito como la precedente.

La última obra que se enmarca dentro de la novela sentimental es "Proceso de cartas de amores" en 1548 de Juan de Segura, una novela epistolar que puso punto y final a un género muy exitoso y popular.

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El origen de la novela sentimental se remonta a la Edad Media, especialmente a la segunda mitad del siglo XV, en un momento en el que la literatura comenzó a fijarse más en los sentimientos y en la vida interior de los personajes.

Antes de eso, lo que predominaban eran las historias de caballería, aventuras llenas de acción, batallas, honor y hazañas heroicas. Pero en algún punto, los escritores empezaron a interesarse más por lo que pasaba dentro de los personajes que por lo que hacían por fuera. Ahí es donde nace esta novela que pone en el centro el amor idealizado, el sufrimiento emocional y la reflexión personal.

En la novela sentimental, el protagonista suele ser un caballero enamorado, pero no de esos que van a luchar contra gigantes. Es alguien que sufre por amor, que escribe cartas, que reflexiona sobre su dolor y que muchas veces no consigue lo que desea. La mujer amada aparece como un ser perfecto, casi inalcanzable, y el amor es algo espiritual, puro, pero también muy doloroso. El objetivo no es casarse y ser felices para siempre, sino vivir intensamente el proceso emocional del amor, aunque este no tenga un final feliz.

Este tipo de novelas se dirigían sobre todo a un público cortesano y burgués, es decir, a personas que vivían en ambientes cultos y que estaban acostumbradas a leer. Muchas de ellas eran mujeres, lo que influyó también en el estilo más delicado y emocional de este tipo de narraciones. Además, muchas veces estaban escritas en forma de diálogos, cartas o monólogos, lo que permitía mostrar más de cerca los pensamientos del protagonista.

Por último, la novela sentimental también tiene un componente moral y filosófico. A través del sufrimiento por amor, los personajes reflexionan sobre la virtud, la fidelidad, el honor, el destino, e incluso sobre la muerte. Por eso, más allá de la historia romántica, estas obras buscaban dejar un mensaje sobre cómo debía comportarse una persona noble y sensible.

Aquí te descubrimos los diferentes tipos de novelas características.

Si hay una obra que resume perfectamente todo lo que es la novela sentimental, esa es sin duda Cárcel de amor, escrita por Diego de San Pedro en 1492. Es la más famosa del género en lengua castellana y fue leída y reeditada durante siglos.

La historia gira en torno a Leriano, un joven caballero que se enamora profundamente de Lausa, una dama bonita y virtuosa. Sin embargo, este amor se ve frustrado desde el principio. Ella no le corresponde del todo, él sufre, insiste, escribe cartas, sufre más… y todo termina en una tragedia: Leriano se envenena y muere por amor. Antes de morir, deja una carta en la que le pide a Lausa que actúe con más compasión en el futuro.

Lo interesante de esta obra es cómo está escrita. No se trata de una narración tradicional con capítulos y escenas, sino que se presenta como una mezcla de diálogo, monólogo y carta. Todo está muy enfocado en lo que los personajes sienten y piensan, más que en lo que hacen. Hay poco movimiento y mucha introspección.

El título también es muy simbólico: la “cárcel de amor” no es un lugar físico, sino una metáfora del sufrimiento que produce el amor no correspondido. Y eso es, en esencia, lo que define a este tipo de novelas: el amor no como algo alegre o deseable, sino como una fuerza que domina y hace sufrir al enamorado.

Cárcel de amor tuvo muchísimo éxito y fue traducida a varios idiomas. Su estilo influyó en muchos autores posteriores, y durante mucho tiempo fue leída como ejemplo de lo que debía ser una historia de amor profunda, reflexiva y cargada de sentimientos.

Aunque Diego de San Pedro fue el autor más conocido del género, no fue el único. Durante el siglo XV y principios del XVI, varios escritores cultivaron la novela sentimental, dejando un conjunto de obras que hoy se consideran imprescindibles para entender este tipo de literatura.

Juan Rodríguez del Padrón – Siervo libre de amor (hacia 1440)

Esta es una de las primeras novelas sentimentales escritas en castellano. Su protagonista es un joven que se enamora y empieza a debatirse entre su libertad personal y su entrega absoluta al amor. El título ya lo dice todo: es un “siervo”, aunque se supone que es libre. La contradicción entre libertad y pasión es uno de los temas centrales. Esta obra mezcla prosa con poesía y usa muchas alegorías (personajes que representan ideas como la Razón, la Fortuna o el Amor), con el objetivo de conseguir un tono muy simbólico y reflexivo.

Juan de Flores – Grisel y Mirabella

En esta obra el amor se presenta casi como un juicio moral. Los protagonistas, Grisel y Mirabella, se ven envueltos en una historia de amor frustrado, con un tono trágico muy fuerte.

La historia está llena de debates sobre quién tiene la culpa del fracaso amoroso: ¿el hombre o la mujer? Este tipo de preguntas eran comunes en la época y daban pie a largas reflexiones sobre la naturaleza del amor y el comportamiento humano.

Luis de Lucena – Repetición de amores (ca. 1495)

Otra obra que, aunque es menos conocida, sigue el modelo clásico de las novelas sentimentales. Presenta un amor frustrado, muchas reflexiones filosóficas y un estilo muy cuidado. No aporta grandes novedades, pero ayuda a entender cómo el género se mantuvo durante varias décadas.

Ludovico Scrivá – Veneris tribunal (1537)

Aunque ya entra en el siglo XVI, esta obra puede considerarse heredera del género sentimental. Tiene un enfoque más legalista, como si el amor se juzgara en un tribunal, lo que muestra cómo el género empezaba a transformarse en otras formas narrativas.

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