Las tres unidades del teatro neoclásico: resumen

El teatro neoclásico es una corriente teatral que tiene sus bases construidas en el estilo y las ideas de las antiguas sociedades romanas y griegas. Se trata de una manifestación literaria que comienza a finales del siglo XVII, pero que alcanza su mayor esplendor en el siglo XVIII. Su objetivo principal era sintetizar los ideales complejos de la Ilustración.

Este tipo de teatro se alimenta del interés que tenían los dramaturgos, que habían sido inspirados por el Siglo de las Luces. Estos querían retomar los valores culturales de la antigüedad, para adaptarlos a las necesidades políticas y sociales de la época en la que vivían.

Es por eso que, el neoclasicismo se convirtió en la manera que los ilustradores transmitían un mensaje a la población para que se apartara de la visceralidad y de sus impulsos salvajes. El comportamiento que promovían era digno, priorizando el decoro y el realismo por encima de todos los aspectos de la vida.

En conclusión, podríamos decir que el teatro neoclásico trata de dar una lección a la población, basada en una ética laica.

Aquí te descubrimos las características de la literatura neoclásica.

Uno de los conceptos fundamentales del teatro neoclásico es la regla de las tres unidades del teatro neoclásico que se debía seguir en todas las composiciones teatrales de la época. Estas son las 3 unidades a las que nos referimos.

Unidad de acción

La unidad de acción hace referencia a que la obra de teatro debía tener solo una trama central o un conflicto principal que se debía resolver. No podía haber varias historias paralelas o subtramas complicadas en la obra, sino que se buscaba siempre un desarrollo coherente de la trama que proponían los personajes y solamente se centraba en un único conflicto, que la mayoría de veces recaía sobre el protagonista de la pieza.

Por ejemplo:

• En la obra de teatro de Fedra, de Jean Racine, la trama se centra en el conflicto amoroso de la protagonista, Fedra, quien se enamora de su hijastro Hipólito. La historia se desarrolla alrededor de este conflicto central y no hay distracciones de tramas secundarias.

Unidad de tiempo

La unidad de tiempo es otra de las tres unidades del teatro neoclásico. Establecía que la acción de la obra debía tener lugar en un período de tiempo relativamente corto o limitado. Por lo general, se consideraba que una obra de teatro no podía abarcar más de un día. Esta regla estaba inspirada en las tragedias griegas, que también se desarrollan en un período de tiempo muy breve.

Por ejemplo:

• La obra de Edipo Rey de Stravinski, estaba inspirada en el clásico de la antigua Grecia de Sófocles. La acción de esta obra ocurre en un solo día, desde la mañana hasta la noche, para no saltarse la unidad de tiempo.

Unidad de lugar

Por último, la 3ª unidad del teatro neoclásico hace referencia al espacio. La unidad de lugar decía que la acción debía ocurrir en un solo lugar o escenario. No estaban permitidos los cambios de escenario en medio de la obra. Esto se hizo para simplificar mucho la producción teatral, de manera que el público estuviera centrado solamente en la acción principal y la lección que quería darle el dramaturgo.

Por ejemplo:

• La obra de Tartufo de Molière ocurre en la casa de Oregon y no hay cambios de escenario. La unidad de lugar se mantiene, puesto que la acción se limita a un solo lugar.

Ahora que ya conoces las tres unidades del teatro neoclásico, seguro que te ha picado el gusanillo de comprobar si la regla de las tres unidades se cumple en todas las obras del neoclasicismo. Pues te dejamos con algunos de los autores principales de esta corriente, para que puedas echar un vistazo a sus obras y saques las conclusiones por ti mismo.

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)

Leandro Fernández de Moratín es conocido como el último comediógrafo neoclásico que logró concebir una forma valiosa de comedia, a través de la sátira de costumbre y la comedia urbana. Algunas de las obras más famosas de este autor son El sí de las niñas (1806), La derrota de los pedantes (1789), El viejo y la niña (1790), La comedia nueva o el café (1792), El barón (1803), y La mojigata (1804).

Vicente Antonio García de la Huerta (1734-1787)

Este es uno de los dramaturgos más polémicos y conflictivos de la historia neoclásica, ya que su trabajo y obra procuraban reavivar el drama nacional. Algunas de sus obras más conocidas son Raquel (1778), Agamenón vengado (1930) y La fe triunfante del amor y cetro (1784).

Jean Racine (1639 – 1699)

Jean Racine es conocido como uno de los tres grandes dramaturgos del clasicismo francés, y precursor del neoclasicismo. Algunas de sus obras más importantes son Andrómaca (1667), Atalía (1691), Fedra (1677), Esther (1689) y Los Litigantes (1669).

Jean-Baptiste Poquelin - Molière (1622 – 1673)

Molière es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura francesa. Se le conoce como el padre de la Comédie Française y sus obras han sido traducidas e interpretadas en la mayoría de lenguas actuales. Algunas de sus obras más destacadas son Las preciosas ridículas (1659), Don Juan (1665), El avaro (1668), Tartufo (1669) y El enfermo imaginario (1673).

Esperamos que esta lección sobre las tres unidades del teatro neoclásico te haya ayudado a comprender un poco mejor cuáles eran las prioridades de los autores del siglo XVIII. Si quieres seguir aprendiendo más acerca de los períodos por los que han pasado las obras literarias, no dudes en consultar nuestro apartado de historia de la literatura.

Si deseas leer más artículos parecidos a Las tres unidades del teatro neoclásico: resumen, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Historia de la Literatura.