Literatura española del siglo XVIII: resumen, autores y características
¿Qué viene después de alcanzar la cima en un Siglo de Oro literario? Puede que el siglo XVIII en España no sea el más amado – o siquiera conocido – por lo que hace a su literatura, pero no por esto merece menos atención.
En esta lección de unPROFESOR nos centraremos en la literatura española del siglo XVIII para hacer un resumen general de todos los géneros literarios, los autores más destacados, y por supuesto, las características que hacen la literatura española del Siglo de Las Luces tan especial.
Resumen de la literatura española del siglo XVIII
El siglo XVII en España fue un siglo marcado por la pérdida de poder del reino, la miseria de la población, las guerras, nuevas epidemias de peste y descontento social. Como sabemos todos, cuando la realidad va mal, a muchos no les queda alternativa que el escapismo. Como una especie de terapia de Netflix de sus tiempos, la literatura prosperó de manera espectacular en lo que se denomina la época del Barroco, o del Siglo de Oro de España.
Pero con la llegada de la literatura española del siglo XVIII llegaron también nuevas corrientes de Europa que proponían cambios más allá de la literatura: la innovación científica, el pensamiento crítico, el predominio de la razón, el empirismo, o el cuestionamiento de las ideas preconcebidas (como la religión), entre otros. Este nuevo movimiento, tanto cultural como intelectual y político, es conocido como la Ilustración, o el Siglo de las Luces.
¿Y qué significó esto por la literatura? Después de un Siglo de Oro literario tan próspero, desgraciadamente, no llega un Siglo Cristal o un Siglo Diamante. El Siglo de las Luces en literatura pretendía que las artes reflejaran los principios de la Ilustración. Esto quiere decir que la literatura tenía que ser principalmente didáctica y utilitaria, tenía que “instruir deleitando” – no solo hacer pasar el rato, sino transmitir un mensaje útil o crítico al espectador. La literatura ilustrada estaba al servicio de la comunidad, subordinada a la política, por lo que tenía que desempeñar una función didáctica, formativa y útil.
En España el cambio de la literatura popular y entretenida del barroco hacia este nuevo tipo de literatura ilustrada fue mucho más difícil que en otros países de Europa debido a la fuerza que había tenido el Siglo de Oro (y que seguía muy presente). Por esto, no toda la literatura producida en el siglo XVIII en este país fue literatura ilustrada, y pese los intentos de los Borbones de implantar una literatura neoclásica, más “al gusto francés”, e introducir ideas europeas en el mundo literario español, las primeras décadas del siglo verían aún una prevalencia del estilo barroco.
Teniendo esto en cuenta, nos adentraremos a continuación en cada uno de los géneros literarios para conocer mejor sus características y los autores y obras que marcaron la literatura española del siglo XVIII.
Prosa del siglo XVIII: autores y características
Para los ilustrados, la ficción en prosa tenía muy poco valor. Según ellos, el verso era la expresión literaria por excelencia, mientras que la prosa era el medio de la verdad y de la Historia, así que las grandes novelas españolas tendrían que esperar al siglo XIX para hacer su retorno.
Esto no quiere decir, no obstante, que no se escribiera en prosa, pues el género del ensayo triunfó entre los intelectuales para difundir las ideas de la Ilustración, cuyo valor no se consideraba literario, sino didáctico y de comunicación de la razón y de discusión sobre reformas sociales.
También cabe destacar el formato epistolar, o escritura a través de cartas. Tanto por lo que hace a la ficción (novelas epistolares) como para textos ensayísticos, el recurso de la carta encontró su máxima expresión en el siglo XVIII. Para poder hacer llegar sus ideas ilustradas a un público amplio, el lenguaje utilizado era directo y claro, prescindiendo de las figuras retóricas que habían triunfado en el siglo anterior.
A continuación, te descubrimos a los autores y obras de la literatura española del siglo XVIII dentro de la prosa.
Fray Benito Jerónimo Feijoo
Escribiendo ya a principios del siglo XVIII, Feijoo fue uno de los primeros intelectuales a desarrollar una escritura sobre el pensamiento ilustrado antes de que este arraigara del todo en España. Sus escritos se centran en la promulgación de principios racionales, defendiendo el escepticismo que permite cuestionar temáticas intelectuales, el empirismo, y la libertad crítica. Su estilo ameno y claro pretendía hacer que sus ideas llegaran al público más amplio posible, y su éxito contribuyó a la introducción de las ideas ilustradas entre la población.
- Teatro crítico universal: colección de ensayos en 9 volúmenes abarcando gran variedad de temáticas, desde las ciencias hasta la literatura y las cuestiones sociales, siempre con un espíritu crítico contra las viejas costumbres (“para el desengaño de errores comunes”), y a favor de la difusión de nuevas ideas a través de un lenguaje sencillo.
- Cartas eruditas y curiosas: Cinco volúmenes de ensayos en forma de cartas también sobre temas muy diversos y en un estilo que se libra de la artificialidad del barroco.
José Cadalso
Escritor, poeta y militar ilustrado. Destaca por su escritura de las Cartas marruecas, publicadas póstumamente, en 1789.
Cartas marruecas: Inspirado por el modelo de las Cartas persas del francés Montesquieu, Cadalso utiliza un marco de ficción (un contexto y personajes ficticios) para realizar una crítica costumbrista, cuestionando la situación de la sociedad, el gobierno, la vida y las costumbres españolas. Las 90 cartas son la correspondencia ficticia entre Gazel (un joven marroquí que visita España por primera vez), Ben-Beley (amigo y maestro también marroquí), y el español cristiano Nuño Núñez. El recurso epistolar abre así la posibilidad de exponer distintos puntos de vista y reflexiones sobre los temas tratados en las cartas. El formato epistolar permitía una lectura más cómoda y amena.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Uno de los intelectuales más representativos de la Ilustración en España, Jovellanos ocupó cargos de responsabilidad como ministro de justicia del gobierno de Carlos IV y Manuel Godoy. Sus ideas ilustradas y voluntad de reforma chocaron contra una política cada vez menos abierta al cambio como consecuencia de la reacción de los poderes europeos ante la Revolución Francesa. En sus escritos, Jovellanos identifica los problemas de la España de su tiempo y plantea soluciones y reformas para mejorarlos. Destaca sobre todo su labor en los campos de la economía y de la educación. Algunos de sus escritos más importantes son los siguientes:
- Informe sobre la ley agraria: Jovellanos critica los privilegios tradicionales sobre la tierra, escribiendo a favor de una justa repartición del suelo, de frenar los privilegios de la Mesta, y de la desamortización de los bienes comunales y eclesiásticos, entre otras reformas.
- Memorias Pedagógicas, Plan de educación de la nobleza, y otros escritos tratando reformas en la enseñanza.
Otros intelectuales españoles influyentes en las ideas ilustradas del siglo XVIII son Fray Martín Sarmiento, Ignacio de Luzán, Pedro Rodríguez de Campomanos, Antoni de Capmany y Juan Pablo Forner.
Poesía del siglo XVIII: autores y características
Como hemos repetido en varias ocasiones en esta lección, la literatura española del siglo XVIII pretendía ser didáctica y útil por sobre de todo, haciendo un servicio a la comunidad y difundiendo ideas derivadas de la razón y el pensamiento crítico. Normalmente, entendemos la poesía como el género literario de máxima expresión personal y subjetiva, centrándose en los sentimientos del autor, y puede que te estés preguntando cómo es posible conciliar un tal género literario con la voluntad racional y didáctica de la Ilustración. Difícil misión, ¿verdad?
Primero de todo debemos tener en cuenta la influencia del estilo barroco, cargado de figuras retóricas y juegos de palabras, sobre aún muchos poetas de principios de siglo, y también debemos mencionar una evolución hacia un prerromanticismo a finales de siglo (creciente importancia del sentimentalismo).
Pero por lo que hace a la poesía estrictamente neoclásica e ilustrada, podemos acudir al intelectual Ignacio de Luzán, que notó las bases de la literatura ilustrada en su Poética. Esta obra fue muy influyente en la literatura de la época y promulga las siguientes características:
- Un lenguaje literario basado en la naturalidad (imitando la naturaleza) y la utilidad.
- La claridad y la brevedad son preferibles a las excesivas figuras retóricas del Barroco. Rechazo del barroquismo, que dificulta la transmisión y la recepción mayoritaria del mensaje.
- La poesía tiene la finalidad de “hacer amable la virtud y aborrecible el vicio”.
- “Instruir con deleite, o deleitar con provecho”, es decir, juntar lo virtuoso con lo entretenido, la utilidad con el deleite.
- Poesía sujeta a las normas del “buen gusto”: una imaginación desbordada no vale, y la sencillez y naturalidad expresiva no permite los excesos.
En resumen, se ponían en verso los ideales y los valores de la Ilustración, centrada en el progreso y la enseñanza moral, pero haciéndolos agradables y entretenidos a leer para llegar al público más amplio posible.
Esta voluntad de hacer poesía ilustrada convivió con una poesía neoclásica que coincidió con los ideales ilustrados en su imitación de la naturaleza y el rechazo de la exuberancia del barroco. No existe una clara separación entre este neoclasicismo y la Ilustración, pero podemos llamar más estrictamente neoclásicas las temáticas amorosas, mitológicas y bucólicas de la poesía del siglo XVIII, mientras que la poesía filosófica y político-social tuvo una misión claramente ilustrada.
Dicho todo esto, durante el siglo XVIII se cultivaron las mismas formas y metros que durante el Siglo de Oro. Se encuentran epopeyas (ya que la épica era muy bien considerada), pero también sonetos, y formas tradicionales como el romance o la redondilla. Los poetas ilustrados y neoclásicos rechazaron el barroco, pero sí se inspiraron de figuras renacentistas como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León, además de autores clásicos como Horacio.
Otros autores y obras de la poesía ilustrada en España
Por motivos de cercanía local, amistad, y participación en tertulias y reuniones comunas, se divide a menudo a los poetas españoles del siglo XVIII por grupos como la “Escuela Salmantina” y la “Escuela Sevillana”, incluyendo a veces el “Grupo madrileño”. Como esta clasificación no afecta de forma importante a sus obras, presentamos a continuación algunos de los poetas más destacados del siglo de forma individual:
- Algunos autores de la transición: José Antonio Porcel, Alonso Verdugo de Castilla (poesía rococó)
- Juan Meléndez Valdés: Miembro de la escuela salmantina, Meléndez Valdés se relacionó mucho con personalidades como Cadalso y Jovellanos (también poetas además de su labor en prosa). La poesía de Meléndez Valdés es extensa y variada, y muestra por esto una evolución de sus obras tempranas a las de madurez. Su poesía joven se ve muy influenciada del gusto rococó, pero ya con una preferencia por las temáticas de la naturaleza. Su poesía evoluciona hacia una posición más neoclásica, centrada en la serenidad, la harmonía y las formas clásicas, con una temática pastoril como la que encontramos en su reconocida égloga Batilo. Finalmente, su contacto con Jovellanos e implicación en las ideas de la Ilustración le harán adoptar temáticas ilustradas, como las que encontramos en sus epístolas y odas. Su poesía también desarrollará en ciertas ocasiones un carácter más intimista que anticipa la literatura que le sucedería.
- Tomás de Iriarte, y Félix María Samaniego: Teniendo en cuenta la finalidad didáctica que los autores ilustrados tanto buscaban, no es ninguna sorpresa que el género de la fábula – escritas en verso – gozara de tanta popularidad en el siglo XVIII, y Iriarte y Samaniego son prueba de ello. Inspirados por el modelo del francés La Fontaine y de las fábulas clásicas de Esopo, estos dos autores fueron los fabulistas españoles más ilustres de la época. Las fábulas de Samaniego se dirigían sobre todo a un lectorado infantil, con un lenguaje simple y versos comprensibles por los niños, mientras que el estilo de Iriarte era más formal y literario. Aunque existió un fuerte sentimiento de rivalidad entre los dos, sus fábulas representan la esencia máxima de la literatura ilustrada, pensada para instruir y deleitar.
- Nicolás Fernández de Moratín: Miembro de la tertulia de la Fonda de Sebastián, donde se reunían también personalidades como Cadalso e Iriarte. Gran admirador de Garcilaso y de la tradición clásica, Nicolás Fernández de Moratín fue uno de los más importantes poetas neoclásicos españoles del siglo. Aun así, Moratín cultivó también temáticas más populares, como sus romances moriscos y históricos, además de ser conocido por su poesía de temática taurina y de ambiente festivo.
Teatro del siglo XVIII: autores y características
La Poética de Luzán tuvo también un fuerte impacto en el teatro. Durante las primeras décadas del siglo XVIII, se seguían produciendo obras teatrales de inspiración barroca como comedias de enredos u obras influenciadas por el estilo de Calderón de La Barca. No obstante, las ideas ilustradas expuestas por Luzán y en otros discursos y discusiones de la época como los Discursos sobre las tragedias españolas expresaron la necesidad de un nuevo tipo de teatro, de inspiración neoclásica, que ya había triunfado en Francia a manos de autores como Racine.
Este teatro debía ser reglado (respetando las tres unidades y otras reglas aristotélicas), acorde con el “buen gusto”, y transmisor de una filosofía moral. Como el resto de literatura ilustrada, tenía que ofrecer una “diversión provechosa” y una instrucción moral, importante en un género literario como el teatro, que a menudo era considerado como fuente de indecencia y corrupción moral, y ejemplo de malas acciones.
No obstante, la implementación de un teatro neoclásico no fue tan sencillo. El teatro, más que cualquier otro género literario, gozaba de mucha popularidad entre las clases bajas, que a menudo no sabían leer, y la población prefería un teatro más similar al del siglo anterior, con una finalidad más claramente divertida y escapista. Es por esto que, paralelamente al teatro neoclásico propuesto por los intelectuales y las clases más altas, el siglo XVIII contó también con un teatro popular – sainetes, sátiras, etc. Su popularidad era tal que en 1765 se llegaron a prohibir los autos sacramentales (de origen barroco y muy bien acogidos por el público popular).
Aun así, el teatro neoclásico aportó también novedades respecto a sus inspiraciones grecolatinas o francesas, ya que su carácter ilustrado buscando el didactismo y la utilidad para la sociedad significó también un enfoque en clases crecientes como la burguesía (que recibió un papel protagonista como lo habían hecho la aristocracia y las divinidades) y en sus problemas sociales contemporáneos. Promovía así un comportamiento burgués sinónimo de la moralidad y de lo correcto.
Autores y obras del teatro ilustrado
- Leandro Fernández de Moratín. Hijo del también dramaturgo y poeta Nicolás Fernández de Moratín. Leandro Fernández de Moratín fue el máximo exponente del teatro neoclásico del siglo XVIII. Fue también poeta, pero recibió una gran reputación por su obra dramática, interesada en exponer problemas sociales contemporáneos y servir así una función didáctica. Algunas de sus obras más importantes son El sí de las niñas: Comedia escrita en prosa que trata el problema del matrimonio forzado entre una joven y un rico caballero mayor que ella. Utilizando el argumento de una historia de amor entre la chica y un joven militar, Fernández de Moratín critica la opresión familiar que forzaba a las muchachas a contraer matrimonios desiguales con una gran diferencia de edad. El mismo Moratín trató esta temática también en su sátira El viejo y la niña
- Ramón de la Cruz: Máximo exponente del teatro popular del siglo XVIII. Dramaturgo muy prolífico, escribió sainetes y zarzuelas muy populares entre el público. Sus obras tienen por protagonistas personajes populares y suelen retratar el Madrid de su época y las costumbres del pueblo. Uno de sus sainetes más populares es Manolo.
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- Mujica, B. y Florensa, E. (2008). Antología de la Literatura Española: Siglos XVIII y XIX. Resource Publications.
- Palacios Fernández, E. (2003). Evolución de la poesía en el siglo XVIII. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
- Egido, A., Laplana, J.E. (eds.) (2010). La luz de la razón. Literatura y Cultura del siglo XVIII. A la memoria de Ernest Lluch. Zaragoza: IFC.