Cómo es la polinización de las abejas

La polinización es el proceso de transporte del polen producido en el órgano reproductor masculino de una flor (estambre) hasta la parte femenina (estigma) ya sea de la misma flor en la que se originó el polen o en otra diferente. Este proceso permite que los dos gametos se unan, de forma similar a como se produce en los humanos, y se produzca la germinación y la fecundación.

Este transporte de polen puede darse por diferentes medios. El polen puede ser liberado al medio y que sean factores abióticos como el viento o el agua los que lo transporten hasta el estigma femenino. En otros casos, el polen se queda en la flor y esta se encarga de desarrollar ciertos mecanismos para que animales, normalmente insectos, sean los encargados de transportar el polen.

Estos mecanismos de atracción van desde desarrollar flores grandes y coloridas (que pueden imitar a las hembras de algunas especies para atraer a los machos) a generar una sustancia azucarada, llamada néctar. Algunas plantas incluso combinan ambos mecanismos. Actualmente, en la mayoría de las especies, la relación entre una planta y su polinizador es tan importante que las plantas han adaptado la apariencia, forma y color a un insecto determinado y la desaparición de ese polinizador en concreto puede hacer que peligre la supervivencia de la planta o incluso llevar a su extinción.

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En este artículo de unPROFESOR nos centraremos en cómo es la polinización de las abejas pero si estás interesado o interesada en saber más sobre los posibles tipos de polinización, en el artículo Tipos de polinización puedes aprender más de este curioso e importante proceso.

Como ya hemos dicho anteriormente, las plantas suelen combinar diferentes mecanismos de atracción de insectos para ser polinizadas. Las abejas pueden ver diferentes colores, como el amarillo o el azul, pero no el rojo. Sin embargo, las abejas pueden ver la luz luz que nosotros no podemos ver: la luz ultravioleta. Las plantas con flores “saben” esto, por ello generan flores que son normalmente amarillas y con pigmentos que reflejan la luz ultravioleta. Las abejas saben donde están las fuentes de néctar y por tanto cuáles son los lugares óptimos para aterrizar y las flores saben como atraer a las abejas a estos lugares.

Las abejas no tienen nariz como la nuestra, si no que huelen a través de sus antenas. Estas antenas son móviles, lo que les permite tener olfato espacial, es decir, pueden saber la dirección de la que provienen los olores y dirigirse directamente a la planta en flor, polinizarla y recoger el néctar.

El proceso de polinización de las abejas

Una vez en la flor, las abejas chupan el néctar, la base para la miel, con su trompa y lo almacenan en su “estómago de miel”. El polen, que contiene una gran cantidad de proteínas, se utiliza sobre todo para criar a la prole y es capaz de adherirse a los pelos de las abejas. De esta forma, la abeja vuela con el polen pegado en su cuerpo y, cuando éstas visitan la próxima planta de la misma especie, lo transfieren al estigma. Así es como el grano de polen masculino se une con el óvulo femenino para convertirse en semillas de la flor. Este es el proceso básico de la polinización que garantiza la continuación de la existencia de la planta. La mayoría de los granos de polen no se quedan en el estigma si no que siguen pegados al cuerpo de las abejas y, una vez llegue a la colmena, serán un valioso alimento.

Las abejas visitan alrededor de 100 flores por vuelo, con una velocidad de hasta 30 kilómetros por hora. Con diez vuelos al día, visitan unas 1.000 flores, sin embargo son capaces de realizar hasta 40 vuelos diarios lo que aumenta la cifra considerablemente. Por lo tanto, si de las colmenas salen diariamente unas 20.000 abejas varias veces al día, las abejas polinizan alrededor de 20 millones de flores diariamente. Además, cuando la abeja encuentra una importante fuente de alimentos, comparte esta información con sus compañeras efectuando diversas danzas (circular y de meneo) y, si la planta es lo suficientemente productiva, crean un "mapa de recolección" ya que son fieles a la especie y a la región donde la encuentran hasta que termina su floración. Estos mapas y danzas ayudan también a saber la rotación de las colmenas que hacen los apicultores siguiendo los ciclos de floración.

Imagen: La Colmena Feliz

Desde los años 60 del siglo pasado se ha venido produciendo un descenso continuado en las poblaciones de abejas. De hecho, actualmente, este descenso en las comunidades de los insectos polinizadores es más alarmante dado que, en vez de frenarse, se ha venido incrementado todavía más.

Las 3 grandes amenazas a las que se enfrentan las abejas hoy en día:

• Por un lado, está la destrucción de su hábitat natural por la eliminación de campos (deforestación) y por la urbanización de amplias zonas. Esto fuerza a los insectos a buscar nuevas zonas para su supervivencia pero no siempre lo consiguen.
• El segundo peligro al que se exponen estos insectos es el uso continuado de pesticidas agrícolas. Estos productos químicos son útiles para proteger las cosechas de insectos dañinos, pero tienen la contrapartida de que no sólo eliminan los insectos potencialmente peligrosos, sino también aquellos que tienen efectos beneficiosos como los polinizadores.
• Otros peligros como el aumento de las temperaturas, que alteran los ciclos de floración de las plantas o de cría de los insectos o el descenso de las lluvias, que también afectan al crecimiento de flores e insectos están afectando gravemente tanto a las plantas como a los polinizadores.

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