El contrato social de Hobbes: resumen

Por contrato social se entiende, aquel acuerdo, real o hipotético, que los miembros de un grupo realizan de manera libre y voluntaria, por el cual, ceden parte de sus derechos naturales, a cambio de seguridad. La existencia del contrato social implica la asunción de una serie de derechos y deberes y también de unas leyes, a las que los ciudadanos están sometidos. El contrato social de Hobbes justifica la existencia del orden social y del gobierno.

Además del origen y de la finalidad del Estado, así como de los derechos de las personas, fundamentalmente, la teoría política de Hobbes, propone que la vida en sociedad, se basa en un acuerdo implícito entre los seres humanos, que, a cambio de ciertos derechos, renuncian a parte de su libertad original, aquella libertad propia del estado de naturaleza, un estado primigenio donde los seres humanos eran totalmente libres.

De esta forma, la ciudadanía delega su autoridad en el Estado, renunciando a la misma, si bien, la autoridad del gobierno emana del pueblo, y por lo tanto, pueden modificar las cláusulas del contrato cuando lo consideren oportuno, porque los derechos y los deberes no son naturales y se pueden cambiar.

El contrato social de Hobbes parte de la base de que el ser humano es malo por naturaleza, lo que se recoge en su celebre frase “el hombre es un lobo para el hombre”. En estado de naturaleza, el ser humano no tiene límites, su libertad es absoluta y se temen los unos a los otros. Por eso, por seguridad, necesitan ceder parte de su libertad natural, y firman un acuerdo, que incluye ciertos deberes y derechos, y delegan en el Estado, su autoridad, de forma que, todos deben obedecerla.

Thomas Hobbes fue el primer filósofo moderno que describe una teoría del contrato social detallada, en su obra fundamental, el Leviathan, dentro de un contexto político complicado, como era el de la guerra civil en Inglaterra por la ocupación de la soberanía entre el Rey y el Parlamento. La solución propuesta por el filósofo, es la de firmar un contrato social que establezca la paz entre los seres humanos.

El contrato social de Hobbes es un concepto fundamental en el que el filósofo se plantea la existencia del gobierno y cuál es la mejor forma de gobernar, que para él, sería absolutista, si bien, como hemos señalado, se tiñe de cierto liberalismo. Señalar, que el término “contrato social”, no es del filósofo inglés, sino que fue usado por primera vez por el ginebrino J. J. Rousseau, en referencia a ese pacto primigenio.

Al contrario que para Aristóteles, el orden político y el orden natural son una y la misma cosa, para Hobbes, es un ruptura con este último, a partir de un contrato que los seres humanos firman, siendo, por tanto, convencional, basado en la libre voluntad y el acuerdo entre todos los seres humanos, los únicos con legitimidad para sentar las bases del poder.

Todos los seres humanos son, por naturaleza, libres e iguales, y su instinto fundamental, es el de supervivencia, lo que les llevará, a falta de una autoridad superior, irremediablemente al enfrentamiento, esto es, a la "guerra de todos contra todos".

Dice Hobbes en el Leviathan:

"Cada hombre es enemigo de cada hombre; los hombres viven sin otra seguridad que sus propias fuerzas y su propio ingenio debe proveerlos de lo necesario. En tal condición no hay lugar para la industria, pues sus productos son inciertos; y, por tanto, no se cultiva la tierra, ni se navega, ni se usan las mercancías que puedan importarse por mar, ni hay cómodos edificios, ni instrumentos para mover aquellas cosas que requieran gran fuerza o conocimiento de la faz de la tierra ni medida del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor que nada, hay un constante temor y peligro de muerte violenta, y la vida del hombre es solitaria, pobre, grosera, brutal y mezquina".

En estado de naturaleza, el ser humano tiene miedo de sí mismo y de los demás, consciente de su maldad natural, y en un acto de egoísmo colectivo, decide ceder parte de sus derechos y cederlos a una autoridad superior que él mismo crea, el Leviathan, a cambio de protección, y de esta forma, asegura su supervivencia. El instinto de conservación demanda un contrato social, un acuerdo entre los seres humanos. No puede, por tanto, quedar ni rastro de esa libertad primigenia, que devolvería al ser humano al estado de naturaleza.

El pacto social lo establecen los ciudadanos entre ellos, mientras que el soberano queda fuera del mismo, como medida de prevención, ya que de lo contrario surgiría la lucha por el poder, que es indivisible y absoluto.

En suma, debemos concluir que el origen de todas las sociedades grandes y estables ha consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para con otros, sino en el miedo mutuo de todos entre sí.

Imagen: Slideshare

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