Existencialismo ateo: representantes
Esta lección de unPROFESOR la dedicamos a los representantes del existencialismo ateo, una corriente filosófica preocupada por la existencia del ser humano y trata de responder a todas las preguntas que giran alrededor de la misma. El ser humano, es un ser que existe en el mundo, un mundo que él mismo ha creado, y por lo tanto es, como el ser humano piensa que es. Lo único que existe, es el el ser humano y su pensamiento. La esencia humana, solo existe en función de su existencia, porque el ser humano se va haciendo, no está determinado sino que tiene libertad de crear sus propias ideas, y por tanto, su propia esencia, a través de cada decisión que toma. Ser y libertad, es lo mismo, porque la libertad es inherente al ser. Si quieres saber más, continua leyendo esta lección. ¡Empezamos!
Jean-Paul Sartre, el principal representante del existencialismo ateo
Uno de los máximos representantes del existencialismo ateo es Jean-Paul Sartre (París, 1905-1980), fue un filósofo y escritor francés, compañero de Simone de Beauvoir. Aunque estudia en París, se traslada a Alemania al haberle sido concedida una beca, y allí conoce la filosofía de Husserl y de Heidegger. En el año 1938 publica su obra más conocida La náusea, y aquí aparecen ya los fundamentos del existencialismo. A partir de este momento, el filósofo empieza a ganar cierta popularidad, convirtiéndose en la encarnación del movimiento existencialista. Otras obras esenciales donde el filósofo desarrolla su filosofía existencialista son El ser y la nada y El existencialismo es un humanismo.
El punto de partida de toda la filosofía de Sartre será el tema de la libertad humana. El ser humano, dice, está condenado a ser libre, y por lo tanto, atrapado en la acción, es responsable de sus propios actos, de su vida. El ser humano no está determinado, si bien puede estar condicionado por ciertos convencionalismos sociales, pero igualmente es totalmente libre de decidir. Es más, está obligado a decidir continuamente y con cada decisión, va construyendo su vida.
La existencia humana, afirma Sartre, es una existencia consciente, hecho que la diferencia del existir de las cosas, y es un fenómeno subjetivo, ya que es al mismo tiempo conciencia del mundo y conciencia de sí misma.
Sartre diferencia el ser "en-sí" del ser "para-sí", siendo el ser humano es un ser para sí, porque es consciente de su propia existencia, al existir como un ser que “está ahí”, un ser que se va realizando a medida que existe. Al no ser un ser en sí, el ser humano, es la nada, a diferencia del ser en sí que es positividad pura, negadora de la nada. Solo el “yo” es un ser en sí. La esencia del ser humano, asegura, es su libertad, una libertad sin dirección ni determinación, y por lo tanto, es nada.
Y es en medio de esta libertad abrumadora donde el ser humano se encuentra con la angustia, que no es más que el sentimiento de la persona que se descubre como un ser indeterminado, totalmente libre, que toma conciencia de su “que hacerse”, de que es nada y de que además, no puede dejar de serlo. El ser humano se entiende así, como “proyecto”.
El hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
Albert Camus, otro representante del existencialismo
Albert Camus (Mondovi, Argelia, 1913-Villeblerin, Francia, 1960), fue un novelista, dramaturgo y ensayista francés, autor de obras tan importantes como El extranjero, El mito de Sísifo, El malentendido y Calígula, Cartas a un amigo alemán… que reflejan la marcada influencia existencialista del autor. Pero su novela La peste supone un giro en su pensamiento. Ahora, será la resistencia y la solidaridad del ser humano las protagonistas de sus obras.
En La Peste, Camus muestra a un ser humano, que tras la guerra, no solo ha de reconstruir Europa, sino que también ha de construirse a sí mismo. El ser humano, aparece ahora con sus temores más opresivos. Otras obras en esta línea son El hombre en rebeldía, La caída y El exilio y el reino.
Se puede observar, en Camus, una filosofía del absurdo y una filosofía de la revuelta. La idea del absurdo implica que el ser humano busca un significado del la vida que le sirva de base para sus valores. Es decir, busca un orden moral y racional en el mundo. Pero el mundo se revela como algo indeterminado, sin dirección y por lo tanto, absurdo. El ser humano pide respuestas que el mundo no le da. Su filosofía de la revuelta gira en torno a la libertad humana, la justicia social, la paz y la eliminación de la violencia.
Simone de Beauvoir, existencialismo reivindicativo
Para terminar esta lección con los representantes del existencialismo ateo más interesantes no podemos dejar de hablar de Simone de Beauvoir (París, 1908-1986), fue una filósofa y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y una de las pensadoras más influyentes en la lucha por los derechos de las mujeres, y pareja de Sartre, con el que convivirá toda su vida.
Su obra más representativa, El Segundo Sexo, publicada en 1949, supone un punto de inflexión en la historia del movimiento feminista, y a ella se deben parte de los cambios sociales acontecidos en la época. Su feminismo, es existencialista, e igual que Sartre, piensa que el ser humano carece de una esencia anterior a la existencia, sino que la esencia se va construyendo en la existencia humana. En este sentido, el ser humano es "proyecto" y "libertad".
A partir de los conceptos de la filosofía existencialista Simone de Beauvoir hace toda una serie de reivindicaciones en defensa de los derechos de las mujeres, algo que ya habría comenzado en la Ilustración , favorecida por el ambiente optimista de la época. Como resultado, las mujeres consiguieron el derecho al voto o el derecho a la educación superior. En la actualidad, la lucha sigue, porque la igualdad, todavía no es una realidad.
Solo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburgo, una Madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia. Simone de Beauvoir
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Sartre, J. P. La Nausea, 1938. Ed. GIULIO EINAUDI EDITORE, 2005.
Beauvoir, S. El Segundo Sexo, 1949. Ed. Cátedra, 2017