La concepción del alma de Platón
En esta lección de unPROFESOR analizaremos la primera escuela filosófica, la concepción del alma de Platón. El concepto de Alma según Platón es que somos Alma, que nunca ha nacido y que nunca morirá, lo que pasa es que esta misma alma va teniendo distintos cuerpos durante toda su vida, de esta idea emana el concepto de que el Alma es inmortal.
En esta lección vamos a descubrir cuál es la teoría de las almas de Platón y entender la clasificación que el filósofo realiza sobre el ser humano. ¡Comenzamos!
Resumen de la concepción del alma de Platón
Platón fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles. En 387 fundó la Academia. Según Platón el alma tiene una triple estructura:
- Una alma racional
- Una alma irascible
- Una al concupiscible
Todos los humanos según Platón tenemos las tres almas, pero cada uno tiene una medida distinta de cada alma. Esta teoría está desarrollada en el mito del Carro alado.
La concepción del alma platónica
Para Platón el alma es aquello que “anima” el cuerpo, que le imprime vida, pero además, es el principio de racionalidad que capacita al ser humano para conocer y llevar una vida buena. El alma de Platón, tiene un carácter divino, y por ello sobrevive a la muerte del cuerpo, regresando al fin, al mundo de las Ideas.
Y es que según el filósofo griego, el alma pertenece al mundo inteligible, pero accidentalmente cayó al mundo sensible, quedando atrapada en la cárcel que es el cuerpo. El alma es la mejor parte del ser humano, principio de razón, a través de la cual, el ser humano puede alcanzar el conocimiento, la verdad, la belleza y el bien. La parte racional del alma no muere con el cuerpo, sino que sobrevive a la muerte.
“En cuanto a la parte que conoce, resulta claro para todos que tiende siempre y por completo a conocer la verdad, dondequiera que se encuentre, y que nada le importa menos que las riquezas o la reputación”.
El Mito del Carro Alado de Platón
En el Fedro Platón explica la naturaleza del alma comparándola con un carro dirigido por un auriga y dos caballos alados. Uno es dócil, y el otro, todo lo contrario. Uno tira hacia arriba, hacia el mundo de las Ideas. El otro tira hacia abajo, hacia el mundo sensible. El auriga tiene, por tanto, problemas para conducir el carro (Mito del carro alado).
"El alma es como un carro de caballos alados y un auriga que forman una unidad. Ahora bien: los caballos y aurigas de las almas de los dioses son todos buenos y de excelente linaje; los de las otras almas, sin embargo, son mezclados. Nuestro auriga gobierna a la pareja que conduce; uno de sus caballos es bello y bueno y de padres semejantes, el otro es lo contrario en ambos aspectos. De ahí que la conducción nos resulte dura y dificultosa".
Las tres partes del alma de Platón
El de Atenas asegura que hay tres partes en el alma humana:
- La parte racional
- La parte irascible
- La parte concupiscible o apetitiva
Pero en cada individuo domina una sobre la otra. En función de esto, según la parte dominante, a cada persona le corresponde una virtud y un lugar en la polis. La justicia, para el filósofo, consiste en un equilibrio entre estas tres partes del alma.
“Hay una parte, decíamos, con la que el hombre conoce; otra, con la que se encoleriza, y una tercera a la que, por su variedad, no fue posible encontrar un nombre adecuado; esta última, en atención a lo más importante y a lo más fuerte que había en ella, la denominamos la parte concupiscible”.
En el mito del carro alado ilustra así su teoría:
"Imaginemos, pues, que (el alma) se parece a la conjunción de fuerzas que hay entre un tronco de alados corceles y un auriga. Pues bien, (...) está en primer lugar el conductor que lleva las riendas de un tiro de dos caballos, y luego los caballos, entre los que tiene uno bello, bueno y de una raza tal, y otro que de naturaleza y raza es lo contrario de éste. De ahí que por necesidad sea difícil la conducción de nuestro carro."
El alma racional, según Platón
Esta es la parte más excelente del alma humana, es inmortal y de carácter divino y es por ella por la que el individuo puede llegar a conocer y saber vivir según el bien y la justicia. Está situada en la cabeza, concretamente en el cerebro.
“… A esta habrá que llamarla con toda justicia amante de la ciencia y del saber….”
En el "mito del carro alado", el auriga representa a la parte racional del alma, la parte suprema, principio de racionalidad. La razón, pues, trata de conducir a las otras dos partes por el buen camino.
La virtud que le corresponde es la prudencia o fronesis, y en la polis pertenecerían a la clase de los gobernantes.
Con la muerte del cuerpo, el alma ascenderá de nuevo al mundo de las Ideas, del que calló encarnándose en un cuerpo, que Platón considera la cárcel del alma.
El alma irascible
A esta parte del alma le corresponde la virtud de la fortaleza o andreias. Se localiza en el pecho, en el corazón y Platón no deja claro si es inmortal o no.
“¿Consideramos que la muerte es algo? (…) ¿Acaso es otra cosa que la separación del alma del cuerpo? ¿Y es estar muerto es esto: que el cuerpo esté solo en sí mismo, separado del alma, y el alma se quede sola en sí misma separada del cuerpo? ¿Acaso la muerte no es otra cosa sino esto?”
En el “mito del carro alado” representa al caballo bueno y que obedece las instrucciones del auriga. Este es el caballo que tira del auriga hacia el mundo de las Ideas donde podrá contemplar la Idea de Bien, la más elevada de todas.
“Hablemos de la parte irascible; ¿no decimos que arrastra siempre y enteramente a la dominación, a la victoria y al deseo de gloria? ¿Convendría, pues, que la llamásemos amiga de disputas y honores?”.
El alma Concupiscible
Es la parte mortal del alma humana y está sometida a las pasiones y deseos humanos. Se relaciona más íntimamente con el cuerpo, está más unida al mismo. Es la responsable de los apetitos: sexuales, comida, poder, fortuna, etc. Es por su proximidad al cuerpo, por lo que el alma irascible muere al morir este. Está localizada en el hígado.
En el "mito del carro alado", representa al caballo malo, al desobediente y que tira del carro hacia el mundo sensible, el de los objetos físicos y las apariencias. Le corresponde la virtud de la templanza, y en la polis serían los artesanos y trabajadores.
En el Fedón, dice Platón en relación al cuerpo:
Nos colma de amores y deseos de miedos y de fantasmas de todo tipo, y de una enorme trivialidad (…) Porque, en efecto, guerras, revueltas y batallas ningún otro las origina sino el cuerpo y los deseos de éste. Pues a causa de la adquisición de riquezas se originan todas las guerras, y nos vemos forzados a adquirirlas por el cuerpo, siendo esclavos de sus cuidados. Por eso no tenemos tiempo libre para la filosofía, con todas esas cosas suyas. Pero el colmo de todo es que, si nos queda algún tiempo libre de sus cuidados y nos dedicamos a observar algo, inmiscuyéndose de nuevo en nuestras investigaciones nos causa alboroto y confusión, y nos perturba de tal modo que por el no somos capaces de contemplar la verdad.
En el Fedro, Platón hace una descripción de la naturaleza y caída del alma en el mundo sensible, con el mito del carro alado, que explica como el alma, tras caerse del mundo de las Ideas, se encarna en un cuerpo. Esto abre la puerta a posteriores teorías acerca de la inmortalidad y la transmigración de las almas.
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