Ejemplos de hipérbole
La hipérbole es una figura literaria que consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo de manera excesiva, las cualidades o características de aquello de lo que se habla. Su principal función es enfatizar el mensaje que se quiere transmitir, para lo cual se busca captar la atención del lector a través de la fuerza expresiva que la hipérbole aporta al texto. Así, este recurso logra que todo el protagonismo recaiga sobre una acción o hecho concreto, exagerándolo de manera intencionada y alejándolo de la realidad inmediata.
A continuación, en esta lección de unProfesor, veremos algunos ejemplos de hipérbole que te ayudarán a comprender mejor este recurso literario, y también comprobaremos que la hipérbole no solo se utiliza en el lenguaje literario sino también en el habla cotidiana y, especialmente, en la publicidad.
¿Qué es la figura hipérbole?
La hipérbole es una figura retórica que consiste en agrandar o exagerar los rasgos o magnitudes que se le atribuyen a alguien o a una situación. No se utiliza para mentir o falsear la información, sino para transmitir una sensación subjetiva de cómo se siente el autor frente a algo o de cuál es su punto de vista.
Esta exageración se emplea a menudo en el lenguaje literario, es decir en los poemas, las canciones, las novelas y otras obras artísticas. Sin embargo, también podemos encontrarlo en el lenguaje cotidiano, en el mundo publicitario, en la tradición popular, en eslóganes políticos o en textos humorísticos.
En su esencia, funciona de una manera similar a la metáfora, en la que se atribuyen propiedades de algo a otra cosa. Solo que en este caso la relación entre ambos referentes suele estar agrandada y bastante desproporcionada, por lo tanto, NUNCA debe interpretarse de manera literal, sino figurada.
Ejemplos de hipérbole en la literatura
La producción literaria cuenta con numerosos ejemplos de hipérboles. En esta lección te mostramos algunas de las hipérboles más representativas y conocidas de la literatura española:
- Tanto dolor se agrupa en mi costado que, por doler me duele hasta el aliento.
Este conocido verso de Miguel Hernández es el ejemplo prototípico de hipérbole, puesto que "el aliento" es algo que no posee la facultad de causar dolor a una persona, pero sin embargo, el sufrimiento que destila el verso es tan grave y profundo que al poeta le duele hasta lo que no puede doler.
Un ejemplo parecido lo encontramos en el verso que sigue de Federico García Lorca: "Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero", en el que, tanto el primer elemento como el último no pueden ser la causa del dolor físico de una persona.
Otros ejemplos de hipérboles literarias son:
- Érase un hombre a una nariz pegado,érase una nariz superlativa,érase una nariz sayón y escriba,érase un peje espada muy barbado (Francisco de Quevedo).
- ¡No hay extensión más grande que mi herida! (Miguel Hernández).
- ¡Oh, más dura que mármol a mis quejas, y al encendido fuego en que me quemo más helada que nieve, Galatea! (Garcilaso de la Vega).
- El dictador [...] cuyo poder había sido tan grande que alguna vez preguntó qué horas son y le habían contestado las que usted ordene mi general (Gabriel García Márquez).
Más ejemplos de hipérboles
Aquí te dejamos ejemplos de hipérbole en poemas clásicos españoles para que puedas entender bien esta figura literaria:
Hipérbole a los pies de su dama de Lope de Vega
Juanilla, por tus pies andan perdidos
más poetas que bancos, aunque hay tantos,
que tus paños lavando entre unos cantos
oscureció su nieve a los tendidos.
Virgilio no los tiene tan medidos,
las musas hacen con la envidia espantos;
que no hay picos de rosca en Todos Santos
como tus dedos blancos y bruñidos.
Andar en puntos nunca lo recelas,
que no llegan a cuatro tus pies bellos,
ni por calzar penado te desvelas.
Que es tanta la belleza que hay en ellos,
que pueden ser zarcillos tus chinelas
con higas de cristal pendientes dellos.
Es verdad de Federico García Lorca
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz
El viento sosegado, el can dormido,
éste yace, aquél quedo
los átomos no mueve,
con el susurro hacer temiendo leve,
aunque poco, sacrílego ruïdo,
violador del silencio sosegado.
El mar, no ya alterado,
ni aun la instable mecía
cerúlea cuna donde el Sol dormía;
y los dormidos, siempre mudos, peces,
en los lechos lamosos
de sus obscuros senos cavernosos,
mudos eran dos veces;
y entre ellos, la engañosa encantadora
Alcione, a los que antes
en peces transformó, simples amantes,
transformada también, vengaba ahora.
En los del monte senos escondidos,
cóncavos de peñascos mal formados
--de su aspereza menos defendidos
que de su obscuridad asegurados--,
cuya mansión sombría
ser puede noche en la mitad del día,
incógnita aun al cierto
montaraz pie del cazador experto,
--depuesta la fiereza
de unos, y de otros el temor depuesto--
yacía el vulgo bruto,
a la Naturaleza
el de su potestad pagando impuesto,
universal tributo;
y el Rey, que vigilancias afectaba,
aun con abiertos ojos no velaba.
Perfección fugaz de Elías Nandino
Pinté el tallo,
luego el cáliz,
después la corola
pétalo por pétalo,
y,
al terminar mi rosa,
la induje
a soñar su aroma.
¡Hice la rosa perfecta!
Tan perfecta,
que al día siguiente
cuando fui a mirarla,
ya estaba muerta.
A Emma de Alfonsina Storni
No sientas que te falte
el don de hablar que te arrebata el cielo,
no necesita tu belleza esmalte
ni tu alma pura más extenso vuelo
No mires, niña mía,
en tu mutismo fuente de dolores,
ni llores las palabras que te digan
ni las palabras que te faltan llores.
Si brillan en tu faz tan dulces ojos
que el alma enamorada se va en ellos,
no los nublen jamás tristes enojos,
que todas las mujeres de mis labios,
no son una mirada de tus ojos…
Elegía de Miguel Hernández
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón
Sijé con quien tanto quería).
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera.
Cómo detectar la hipérbole de un poema en 4 pasos
Para encontrar una hipérbole en un poema, lo primero que deberás hacer es leer la pieza en toda su totalidad, para tener una visión general del tema, el tono en el que está escrito y el estilo que predomina. Después puedes seguir estos pasos a fin de encontrar todas las exageraciones que existan:
- Busca frases o expresiones que sean extremadamente exageradas o que no puedan tomarse de forma literal. Usualmente, encontrarás estas frases cuando se trate de textos descriptivos.
- Observa si las comparaciones del poema son claramente imposibles o poco realistas.
- Fíjate en las afirmaciones del poema que son demasiado exageradas.
- Ahora, piensa en cómo te hace sentir este poema, ya que la hipérbole, a menudo, busca provocar emociones intensas o crear un impacto poderoso al lector a través de la exageración.
Ejemplos de hipérbole en el lenguaje publicitario
En muchas ocasiones, la publicidad se sirve de los recursos literarios más expresivos y significativos para conseguir mayor efusividad y así lograr un efecto más directo y profundo en el público. Por esta razón, muchos son los anuncios que emplean hipérboles como señas de identidad de sus lemas comerciales: "la chispa de la vida", "mi padre lo arregla todo, todo y todo" o "piensa en verde" son algunos de los más conocidos.
Ejemplos de hipérbole en el lenguaje oral
Como ya hemos señalado antes, la hipérbole es una figura retórica muy utilizada en las obras literarias. Además de su función como recurso literario, la hipérbole es también un elemento expresivo que utilizamos asiduamente en el lenguaje cotidiano cuando queremos darle mayor o menor importancia a aquello que estamos contando. Seguramente habrás escuchado (y también empleado) en numerosas ocasiones las siguientes expresiones:
- Tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
- Te lo he dicho un millón de veces.
- Tengo tanta hambre que me comería un elefante.
- No puedo vivir sin ti.
- Eso lo sabe todo el mundo.
- Llueve a cántaros.
- Me muero de ganas por ir a la fiesta.
- Este bolso pesa una tonelada.
- Una sonrisa de oreja a oreja.
¿Te suenan, verdad? Bien, pues todas ellas tienen algo en común: son hipérboles; es decir, exageraciones que alejan la información de una realidad verosímil. Por ejemplo, "tiene un corazón que no le cabe en el pecho" describe un hecho imposible mediante la exageración del tamaño físico del corazón para hacer referencia a que dicha persona tiene buenas intenciones y hace tantas buenas acciones que no hay lugar en el pecho para guardarlas todas.
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