Cubismo analítico: obras de arte

El cubismo analítico tiene sus orígenes en el año 1907, año en el que Picasso y Braque comenzaron a experimentar con las formas en un intento de romper con todas las reglas convencionales de la representación artística.

Una de las obras más polémicas e innovadoras fue la de Las señoritas de Avigñon (1907), de Pablo Picasso. Un cuadro considerado como el punto de partida del cubismo al marcar un cambio radical en lo que a la percepción del arte se refiere.

Entre las principales características de este primer cubismo o cubismo analítico destacamos:

• Fragmentación y descomposición de las formas. Los artistas descomponen los objetos en sus elementos constitutivos, representándolos desde múltiples ángulos y perspectivas siguiendo para ello un equilibrio estructural.
• El cubismo analítico busca la participación del espectador al desafiarle con las múltiples perspectivas y descomposición de las formas. Un trabajo intelectual que involucra al espectador.
• El color casi desaparece, desdibujándose y cobrando menos protagonismo que en movimientos anteriores como el fauvismo. También se opta por tonalidades oscuras y monótonas como los grises, negros u ocres.
• Son obras abstractas al recurrirse a formas geométricas para elaborar los objetos.

Descubre las diferencias entre cubismo analítico y sintético.

En 1908, Braque y Picasso crean el movimiento cubista al cuestionar la realidad y los convencionalismos del arte del momento. Braque presenta en ese año algunas de sus obras en el Salón de Otoño, siendo consideradas como algo horrible, como “cubitos de arte”.

En 1913, el pintor realiza este óleo, carboncillo y lápiz sobre lienzo. Una obra en la que nos muestra la representación de un violín y un vaso desde diferentes perspectivas. Braque fragmenta y superpone las formas desafiando la percepción tradicional que supone un auténtico ejemplo del cubismo analítico.

El cubismo no trata de recrear la tridimensionalidad y muestra el objeto desde todos los puntos de vista posibles. El color se vuelve sobrio, empleando ocres y verdes, siendo posible ver las figuras desde distintos puntos de vista, realizando transiciones entre planos recurriendo a variaciones de tonos.

Aquí te descubrimos la vinculación de Braque y el cubismo.

Las señoritas de Avignón o de la calle de Avinyó, lugar dónde existía un prostíbulo en Barcelona, es una de las obras más icónicas del pintor malagueño. Una pintura realizada en el año 1907 y en la que se representa a cinco mujeres desnudas, se supone que cinco prostitutas, mujeres que no era habitual que fuesen protagonistas de un obra de arte.

Además de por la temática, Picasso también rompió las normas de la representación pictórica al deformar las figuras de las mujeres, generando esa sensación de fragmentación. También se muestran en el cuadro el interés de Picasso por el arte africano y por el arte ibérico, asemejándose el rostro de algunas de las mujeres a la de las máscaras africanas.

La obra generó mucha polémica, pero terminó por tener una gran influencia en el arte moderno al ser una nueva forma de comprender el arte. A ello se suma la crítica social a la prostitución que algunos críticos han querido ver en la obra o, incluso, una exploración de la feminidad y la sexualidad.

Aquí te descubrimos la influencia de Pablo Picasso y el cubismo.

En este retrato de Pablo Picasso realizado por Juan Gris es otra de las principales obras de arte de cubismo analítico. Se pueden apreciar todas las características del cubismo analítico. En la obra, Gris representa a Picasso sentando y sosteniendo una paleta.

Los colores terrosos, la composición, la simetría y el orden son algunos de los rasgos de este nuevo cubismo analítico que Juan Gris hace suyos en esta obra. Así, estamos ante una de las primeras obras de ese primer cubismo más organizado y riguroso frente al cubismo más caótico de épocas posteriores.

Soldado con pipa es una pintura cubista que combina colores oscuros como manera de transmitir el angustioso y triste ambiente militar. Léger muestra ya en esta obra lo que ya sería su propio estilo: el tubulismo. De esta manera, Léger se concentra más en la forma que en el color.

La obra tiene un tamaño de 130x97 centímetros y está realizada con contorno oscuros, empleando también fuertes gradientes de color. Así, además de escalas de grises también se aprecia algo de rojo.

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