El concepto de aura de Walter Benjamin

Si nos acercamos al concepto de aura desde el arte, nos encontramos ante un término que se inserta en el estudio de la obra desde la estética y desde su aspecto compositivo (color, formas, proporciones…), como por ejemplo la proporción áurea.

La cual, según Luca Pacili (S.XVI) sería la proporción divina de la obra de arte o regla estética del proceso creativo para obtener una obra perfecta, en armonía estética y más atractiva para el ojo humano.

Asimismo, la proporción áurea está vinculada a tres conceptos:

• El punto áureo: el punto de origen de una proposición áurea y el punto clave desde el que parte la espiral de oro.
• El número de oro o áureo: el número 1´618034, sobre el que se construye el espiral de oro.
• El rectángulo áureo: El que aporta equilibrio al poseer una proporcionalidad entre sus lados.

Imagen: Slidetodoc

Desde el terreno de la filosofía estética, el primero en hablarnos del aura fue Walter Benjamin. Así, el aura es aquello que solo y exclusivamente tienen las obras de arte originales (un cuadro, una escultura, un libro…) y que está atada al aquí y el ahora, es decir, que la obra tiene un espacio y tiempo determinado que se va desarrollando desde su creación, teniendo un recorrido espacio-temporal.

Por tanto, el aura es la esencia que hace única a la obra de arte y la que genera una emoción al espectador cuando está observando directamente la obra creada por el artista, es lo que genera la obra en ti. Así, nuestro protagonista, recomienda ir al museo o al lugar donde esté la obra para experimentar ese contacto único e irrepetible: No es lo mismo ver Las Meninas en el Museo del Prado que a través de una fotografía.

Al respecto, Walter Benjamin también nos habla de “las obras” que no tienen aura ni un recorrido espacio-tiempo, aquellas que no nos generan nada. Estas son las reproducciones y las falsificaciones. En el caso de las primeras, se nos dice que han convivido con la original desde el principio de los tiempos (los grabados, la imprenta…) pero que, cada vez, se fueron haciendo más frecuentes, sobre todo, con la llegada de la sociedad de masas (S.XIX-XX) o la época de la reproducción técnica (la fotografía, las pantallas…). Momento en el que se atrofia el aura, ya que, la reproducción se hace más masiva y, aunque acerca la obra al espectador, pierde su unicidad y su esencia.

Para Walter Benjamin, el arte es una manifestación que existe desde la Prehistoria y que ha ido evolucionando a lo largo de la historia en su creación.

Así, al principio de los tiempos, las obras surgieron al servicio de un ritual mágico y después tornaron hacia el valor religioso. Por ejemplo, dentro del ritual mágico podría estar el bisonte de la Cueva de Altamira y dentro del ritual religioso una talla que representa a Dios.

Además, según Benjamin, a lo largo de la historia las obras seguirían manteniendo lo mágico-religioso pero en menor medida, ya que, con el tiempo, dicha cualidad se iría desdibujando. Entrando en juego otras variables, como por ejemplo los encargos realizados por los mecenas del Renacimiento a un pintor.

Por último, se llegaría al periodo de la reproducción técnica con tecnologías (sociedad de masas) como el grabado, la imprenta, la fotografía, el cine... Las cuales, crean “obras por montaje” (=decadencia plástica y arte manipulado), perdiendo su fundamento ritual originario y pasando a estar al servicio de la política.

Imagen: Twitter

Walter Benjamin nos dice que la reproducción carece de esencia o del aura que hace a la obra de arte única. Pero además, afirma lo siguiente:

"Incluso la reproducción más perfecta de una obra de arte carece de un elemento: su presencia en el tiempo y el espacio, su existencia única en el lugar donde se encuentra".

Con esto nos quiere decir que la reproducción no tiene un aquí y un ahora que haga de su existencia algo único e irrepetible. A lo que se sumarían otras variables como la falta de recorrido espacio-tiempo, la propia manipulación, los añadidos del autor y los propios cambios del propietario.

Por eso, el aquí y el ahora se erige como el principal elemento para distinguir a la obra de arte original, porque esta mantiene su autoridad plena.

Dentro del arte tenemos que distinguir entre dos tipos:

• El arte monofásico: La pintura y la escultura.
• El arte bifásico: La música, el cine, la fotografía o la arquitectura.

La diferencia entre ambos radica en que en el arte monofásico la obra se encuentra tal y como la dejó el autor (por ejemplo el cuadro de Las Meninas, lo podemos admirar tal y como lo terminó Velázquez). Mientras que el arte bifásico se va creando por fases o procesos y el autor puede ir cambiando la obra sobre la marcha (por ejemplo, una película es interpretada, se rueda, se monta- quitar o poner una imagen- y se estrena).

Por otro lado, se establece que el arte monofásico es un arte más autobiográfico, existe la obra original y el resto son meras reproducciones, y el arte bifásico es más alográfico (no hay una relación tan estrecha entre el autor ), existe la obra original y el resto son ejemplares/instancias.

Si deseas leer más artículos parecidos a El concepto de aura de Walter Benjamin, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Filosofía.