Pinturas de Botero famosas

Botero es uno de los pintores más conocidos por su estilo único y su perspectiva. Aquí vamos a analizar las características de las pinturas de Botero:

• Botero fue un escultor y pintor controvertido por el estilo que creó y que define casi toda su obra: el boterismo. Un estilo que consiste en la evocación de figuras de formas voluptuosas y voluminosas, siendo para él una manifestación de la sensualidad y la belleza. Botero rompía así con la tradición artística de su momento y tanto sus pinturas como sus esculturas generaron cierto rechazo por parte de los críticos más academicistas. Si bien, con el tiempo, Botero recibió el aplauso y el reconocimiento tanto del gran público como de la crítica.
• Botero, quien se consideraba a sí mismo como un artista autodidacta, primó el volumen y el espacio, impregnando sus obras de monumentalidad, extravagancia, sensualidad, ironía y mucho sentido del humor.
• Otra de sus características es plasmar sus inmensas figuras en espacios demasiado pequeños como para contenerlas, subrayando más la sensación de gordura, o más bien obesidad, de los personajes o figuras pintadas o esculpidas.
• Su temática es muy variada y representó desde personajes del circo, desnudos, escenas de la vida cotidiana, tanto domésticas como de la calle, burdeles, reinterpretaciones de obras clásicas, escenas religiosas, corridas de toros y retratos de personajes como políticos.
• En este estilo tan personal y diferente de Botero también es posible rastrear las influencias de la tradición de los grandes maestros del arte, del Barroco, de los murales de Diego Rivera o de los de Siquieros, además de la estética característica del folclore sudamericano.

La evolución personal y artística de Fernando Botero es de lo más curiosa e interesante. Aunque sus inicios en el mundo del toreo se vieron abocados al fracaso por un percance, esto le llevó a dedicarse a la ilustración de periódicos y a realizar una primera exposición junto a otros autores en el año 1948.

Su proximidad al inconformismo en el arte y seguir la estela de figuras como Picasso, además de realizar dibujos considerados como eróticos, le llevó a ser expulsado de los jesuitas. Ello no le impidió seguir formándose, ganar premios en su tierra y aprovechar para conocer la obra de Velázquez en Madrid y matricularse allí en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y estudiando también en Florencia, lugar dónde se formó en Escultura.

En Nueva York tomó contacto con el expresionismo abstracto, siendo en Washington donde realizará su primera exposición fuera de Colombia. No será hasta la década de los 80 y 90 cuando su obra comience a ser reconocida.

Entre las pinturas de Botero famosas destacan las siguientes.

Al igual que Tahití fue un paraíso para Gauguin, Botero siguió los pasos del artista y se fue a Tolú (Bogotá), en las islas de San Bernardo y el Golfo de Morrosquillo. Allí vivió durante diez meses pintando frente al mar y plasmando los colores de un paisaje cambiante de azules y amarillos. En esos meses llegó a pintar unos veinte óleos, centrándose en escenas de pesca, fiestas, duelos y los carnavales.

Uno de esos cuadros es “Frente al mar”, una obra en la que representó a un nativo del pueblo de Tolú, borracho y siendo atado por sus compañeros. Botero recibió el segundo premio en el Salón Nacional de Artistas en Bogotá en el año 1952 y la obra marca el comienzo de su época de éxito en su país, constituyendo aún un momento artístico muy distinto tanto en temática como en técnica a su estilo posterior.

Esta es otra de las pinturas de Botero famosas y controvertidas. En este cuadro, inspirado en la pintura de Andrea Mantegna para el Palacio Ducal de Mantua, Botero presenta un punto de inflexión en su obra. Y así, aunque el estilo sigue siendo figurativo abstracto bajo la influencia del expresionismo abstracto, Botero ya da muestra de su gusto por las figuras grotescas y voluminosas, algo que impactó al publicó del XI Salón Nacional (1958).

Sea como fuere, Botero fue premiado de nuevo en ese salón. En la actualidad solo se conserva una segunda versión de la obra, versión realizada en 1961.

Botero también tuvo una mirada irónica sobre la sociedad conservadora de su país y su época. Una sociedad en la que la Iglesia católica tenía un papel dominante y que se convirtió en unos de los temas más recurrentes de la obra del pintor durante los años 60.

En esta obra, Botero ironiza sobre las jerarquías eclesiásticas, mostrándolos aquí muertos e igualados en una montaña de cuerpos que reposan tranquilamente, relajados tras perder su poder y ser uno más ante la muerte.

Botero vuelve de lleno a lo figurativo y se destaca en un momento en el que predominaba el expresionismo abstracto de artistas como Rothko o Pollock. En esta versión de la Mona lisa de Leonardo Da Vinci Botero representa a esa icónica figura femenina como una niña robusta, pintada con una pincelada suave y casi imperceptible y mostrándonos una imagen más tierna y con toda la serenidad y paz que irradia la original.

Aquí ya nos deja una buena muestra de su estilo, el boterismo o gordismo, también conocido como expresionismo figurativo desproporcionado. Un estilo propio que le proporcionó fama mundial.

Y con esto terminamos este repaso por las pinturas de Botero famosas, ¿qué te parecen?

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