Tristan Tzara y el dadaísmo: resumen

Tristán Tzara fue un intelectual rumano de origen judío nacido en Rumania y fallecido en París, Francia, en 1963. Tzara vivió en distintos países europeos a lo largo de su vida, conociendo en sus viajes a diversos intelectuales y artistas. Su carácter polémico y vivo interés por la innovación y la experimentación en literatura le convirtieron en una figura muy popular.

En 1916 fue uno de los fundadores del movimiento dadaísta en Suiza, siendo un movimiento acorde a su idiosincrasia: rebelde, crítico con las convenciones sociales y culturales y con inclinación por el absurdo.

La muerte de Tzara también resultó polémica, existiendo distintas versiones sobre cuáles fueron sus circunstancias. Según algunas fuentes, Tzara habría sido envenenado por una de sus amantes y a raíz de un ataque de celos. Un relato que, si bien no tiene evidencias, sí que concuerda con el carácter del absurdo.

Además de ser uno de los principales fundadores del movimiento Dadá, Tzara fue el autor del primer manifiesto dadá en el año 1918. El manifiesto dadá esta compuesto por un conjunto de siete obras y se conoce como Los siete manifiestos Dadá.

En 1916, en las calles y cafés de Zurich era posible encontrarse con un notable número de refugiados políticos, objetores que huían de la guerra mundial, agentes secretos al servicio de distintos países, además de artistas, poetas y literatos exiliados. Un nutrido grupo entre los que se encontraba Tristan Tzara.

Tzara y sus amigos se encontraban en el Cabaret Voltaire, en el número 1 de la calle de la Spielgasse. En este mítico café se reunía Tzara con Jean Arp, Marcel Duchamp, Kurt Schwitters y otros artistas para jugar al ajedrez con Lenin, que residía frente al local, y dar comienzo a una rebelión espiritual contra la sociedad que había terminado por comenzar y permitir una contienda bélica tan cruenta y global.

La radicalidad del movimiento y su carácter subversivo constituye una de las principales características del dadaísmo. Un movimiento espiritual e intelectual que pretendía renovar el arte y la literatura desde una postura radical.

Los 7 manifiestos Dadá escritos por Tzara en 1918 recogen todos los presupuestos del movimiento y convierten al escritor y pensador en fuente de inspiración para todos aquellos artistas y escritores que desean romper los límites establecidos por la cultura tradicional y crear un nuevo lenguaje artístico.

El cuestionamiento de la realidad, la libertad creativa y la espontaneidad fueron las herramientas presentadas por Tzara como forma de alcanzar la libertad personal y la libertad social. Así, su estilo siempre fue anárquico, provocador, irreverente y disruptivo.

En sus manifiestos, Tzara llamaba a crear obras que desafiasen los estándares tradicionales de belleza y coherencia. Su estilo experimental y absurdo incluía juegos de palabras, fragmentos disociados, además de recursos visuales como fotomontajes y collages.

En el caso del arte, los artistas dadaístas recurrieron al uso de objetos cotidianos en sus creaciones, utilizando para ello la técnica del ready-made. Una técnica que consiste en dar a objetos comunes un uso completamente distinto al habitual, ubicándolos en un nuevo contexto y aportándoles un valor artístico del que carecían.

El dadaísmo no duró mucho en el tiempo, pero sí se convirtió en el germen de las vanguardias artísticas del siglo XX, especialmente de movimientos como el surrealismo y el arte conceptual.

La palabra Dadá no tiene ningún significado, sin que se definiese como un movimiento con un estilo unificado al obedecer a una crítica al sentido tradicional del arte y querer salirse de cualquier clasificación, escuela o estilo.

Así, los dadaístas sólo se mantenían unidos entorno a un conjunto de principios comunes, especialmente el deseo de ubicarse fuera del sentido tradicional del arte y subvertir lo establecido. Entre las características del dadaísmo podemos destacar:

• El dadaísmo tuvo un carácter interdisciplinario y se manifestó tanto en la literatura como en las artes plásticas.
• La búsqueda de lo bello y amable para complacer al espectador desaparece al considerar que el horror de la guerra hace inviable creer en la existencia del concepto tradicional de belleza.
• El Dadá es el antiarte y es más un modo de actuar sobre la realidad que un tipo de lenguaje literario o pictórico específico.
• Se da más valor al gesto artístico que a la creación o el objeto artístico. La subjetividad del artista es lo que se estima como “artístico”, siendo posible que cualquier objeto adquiera el valor de obra de arte.
• Se utiliza la burla mordaz, especialmente frente a la burguesía capitalista y los artistas buegueses y como forma de ser provocadores e irreverentes.
• En esa misma línea, el dadaísmo es una crítica feroz contra la sociedad occidental y sus clichés.
• Se reivindica la irracionalidad y se rechaza el positivismo.
• Se crean nuevas técnicas artísticas como el ready made, el fotomontaje y el collage.
• Se utiliza la palabra de manera innovadora, aleatoria, irracional y jugando con las letras y los sonidos. El caligrama es una de las técnicas empleadas por los dadaístas.

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