Wassily Kandinsky: obras más importantes

De origen ruso, Kandinsky, con gusto dese joven por el dibujo y la música, estudió Derecho y Economía en la Universidad de Moscú, donde comenzó a dar clases nada más licenciarse. En 1895 quedó completamente deslumbrado por la obra de Claude Monet durante una visita a una exposición de impresionismo francés. Esa experiencia le llevó a dedicarse por completo a la pintura, estudiando en Múnich en la academia del pintor Anton Azˇbé y en la Akademie der Bildenden Künste. Tras montar su propia escuela de arte en 1901 y organizar exposiciones, terminó por instalarse en París entre los años 1906 y 1907.

En estos años, Kandinsky va adoptando la abstracción como una forma de liberación del ser humano frente a la voracidad del materialismo. En 1911 funda con Franz Marc el almanaque Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), grupo alrededor de cuál se organizaron varios artistas que propugnaban un arte reflejo de la fuerza creativa del artista. En estos años también se volcó en ofrecer su ideario artístico en varios escritos.

Tras pasar unos años en Moscú, Kandinsky regresó a Alemania convirtiéndose en miembro de la Bauhaus de Weimar, escuela donde fue docente. El Arte de la Bauhaus se inspiraba en la arquitectura, combinando formas equilibradas y abstractas y poca o nula decoración. Tras la llegada de Hitler al poder en 1933, Kandinsky se trasladó a París, concretamente a Neuilly-sur-Seine, localidad donde falleció en 1944.

Esta obra, un óleo sobre cartón, representa la calle Johannisstrasse en Murnau, localidad alemana en la que Kandinsky y Gabriele Münter vivieron desde 1908, adquiriendo ella una casa allí en 1909.

En esta representación se puede ver al fondo de la calle la posada en la que ambos se alojaban, apreciándose también la influencia de la pintura fauve en el uso de colores intensos y brillante, ubicándose ya entre lo figurativo y lo abstracto al ordenarse todo el paisaje urbano en formas geométricas y manchas de colores.

El cuadro se encuentra en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Esta es otra de las obras de Kandinsky más importantes de su carrera. De hecho, el propio Kandinsky dató esta pintura en el año 1910 al objeto de romper con la polémica sobre qué obra o qué artista presentó el primer cuadro abstracto. Y, aunque el mismo consideró que este título tenía que recaer en una obra de los almiares de Monet, presentó esta Primera acuarela abstracta con este título y firmándola con la fecha 1910, si bien los especialistas la datan en 1913.

En esta obra, Kandinsky representa su idea de expresar su mundo interior, mostrando como la abstracción total es la mejor forma de mostrarlo y transmitir las experiencias sensoriales y espirituales. Así, los críticos consideran que los colores y las formas de esta acuarela pueden relacionarse con notas musicales, convirtiéndose la acuarela en algo tan inmaterial y emotivo como la música. Esta acuarela se expone en el Centro Pompidou, París.

Esta es otra de las obras más importantes de Kandinsky al suponer ya la ruptura total con lo figurativo y su entrada en la plena abstracción. Así, Pintura con tres manchas, un óleo sobre lienzo, es la obra que convirtió a Kandinsky en uno de los precursores del arte no figurativo.

Datada en 1914, en esta creación responde también a su deseo de aunar música y pintura y generar emociones en el espectador solo con la expresión de la fuerza espiritual del artista. El cuadro presenta formas y colores llenos de brillo e intensidad, introduciendo también el número tres con toda la simbología divina que encierra y siguiendo su línea de dar u toque místico y espiritual a la creación artística.

Kandinsky continuó revolucionando el mundo del arte y despertando en los espectadores emociones, aplicando a la pintura criterios de otras artes y de las ciencias, no faltando ni la música ni las matemáticas como fuentes de inspiración. Esta Composición 8 es una de las obras más emblemáticas de Kandinsky y ejemplo claro de su búsqueda de impactar en el espectador con un conjunto de líneas, formas y colores dispuestos de forma exquisita. Su objetivo es invitar al espectador a descubrir significados, emociones, sentimientos e ideas plasmadas por el autor y todo lo que le evoca, permitiendo así distintas lecturas. Así, la sensibilidad del espectador aporta algo nuevo y diferente, interactuando así con el autor y la obra.

Kandinsky creó estas composiciones remedando paisajes delicados en los que utiliza equivalencias musicales, además de dejar constancia de la importancia de la imaginación y la liberta en la creación artística en el uso del color. Un color que recuerda las influencias fauvistas y postimpresionistas. Este cuadro se expone en el Solomon R. Guggenheim Museum, en Nueva York.

Composición VII es la la obra más famosa de Kandinsky. Esta obra de estilo abstracto salió a la luz en 1913 y se destaca tanto por sus dimensiones, un tamaño de 200 x 300 centímetros, su intensa paleta cromática y el dinamismo de su composición. Además, esta obra se estima como una de las mejores muestras del talento creativo del pintor, representante clave del arte abstracto. “Composición VII” sorprende por una gran diversidad de formas y colores, entrelazándose todo en una composición dinámica y caótica.

En 1913, Kandinsky se había liberado por completo de la necesidad de representar cualquier objeto, priorizando el color y la forma. Este objetivo fue el origen de Composition VII. Una pintura sobre las emociones y sensaciones, logrando transmitirlas a través del juego de pinceladas y manchas de pintura sin representar nada en particular.

En esta pintura, Kandinsky trabajó con una paleta cromática de azul y rojo, amarillo y verde, fundiéndose y dividiéndose todo en una danza de líneas y manchas. Los elementos geométricos, básicamente círculos y triángulos, intercalan rectángulos y formas orgánicas de ondas y fluidos, plasmando así una tensión entre la lógica y las emociones. La obra fue pintada en un momento crucial de la carrera de Kandinsky, cuando estaba forjando un estilo abstracto más refinado y maduro.

La obra se volvió famosa porque fue innovadora y original, no existiendo nada similar en términos de audacia creativa, complejidad compositiva y dimensiones. “Composición VII” demostró que podía proporcionar una experiencia visual tan extraordinaria e impactante como cualquier pintura academicista.

Hoy en día se estima como uno de los hitos en la historia de la pintura moderna, siendo testimonio del genio creativo de Kandinsky.

La primera obra de Kandinsky lleva por título “Improvisación 27 (segunda versión)”, su primera obra abstracta y fechada en el año 1912. La obra marca un hito dentro de la carrera de este gran artista abstracto al ser una de las primeras obras puramente abstractas de la historia del arte.

Este cuadro se caracteriza además por plasmar formas y colores entrelazados de manera brillante en una composición llena de dinamismo y caos. Un efecto que el artista consiguió gracias al uso de una paleta vibrante en la que no faltan los tonos rojos, azules, verdes y amarillos. Estos tonos se funden y se van separando para crear un efecto de movimiento de líneas y manchas de color.

Kandinsky emplea formas geométricas como círculos, rectángulos y triángulos para generar composiciones de aspecto orgánico y fluidas, plasmando una sensación de tensión entre lo emocional y lo racional. En ese momento, el artista estaba evolucionando hacia la abstracción total y desarrollando un estilo más maduro.

La exploración del color, la forma y la composición pasaron a ser las prioridades de Kandinsky, dejando a un lado la representación de objetos reconocibles.

Wassily Kandinsky, pionero del arte abstracto, creía que el arte debía ser una expresión de las emociones y la espiritualidad, más que una representación realista del mundo. Entre las características más destacadas de la obra de Kandinsky tenemos que señalar:

Uso innovador del color, la forma y la composición como medios de expresión emocional. Así, Kandinsky creía que los colores tenían propiedades espirituales y emocionales específicas y se emplean para evocar sensaciones y sentimientos en el espectador.

Las pinturas presentan una gran variedad de colores y formas geométricas que se entrelazan en composiciones dinámicas.

Kandinsky rechazó la representación realista y se centró en la exploración del color, la forma y la composición como fines en sí mismos. Algo que le llevó a desarrollar un estilo abstracto maduro y centrado en la creación de experiencias visuales intensas y transformadoras.

También sus obras suelen presentar una tensión entre lo racional y lo emocional, buscando siempre Kandinsky crear un arte capaz de evocar emociones y sensaciones profundas en el espectador.

Kandinsky (1866-1944) fue un pintor y teórico ruso de lo más prolífico que realizó cientos de pinturas a lo largo de su trayectoria artística. Estudió derecho y economía, pero a los 30 años comenzó a dedicarse exclusivamente al arte y cursó estudios en la Academia de Bellas Artes de Múnich.

Además de su obra, Kandinsky colaboró con otros muchos artistas como Franz Marc, Gabriele Münter o Paul Klee. No sé sabe con certeza cuántos cuadros pintó Kandinsky ya que gran parte de ellas se perdieron después de que los nazis persiguieran su obra al declararlas como “arte degenerado”. Se estima que pintó más de 200 obras, realizando unos 150 óleos y 300 acuarelas entre los años 1926 y 1933.

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