La creación de Adán de Miguel Ángel - comentario y descripción
La creación de Adán es una de las obras más famosas de Miguel Ángel Buonarotti. Una obra maestra que representa uno de los relatos bíblicos más trascendentes: el de la creación del hombre. Un fresco icónico y muy controvertido del que te ofrecemos comentario y descripción en unPROFESOR.com.
Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564), denominado “El Divino” por sus contemporáneos, es uno de los grandes nombres de la historia del arte universal. Una de las figuras más destacadas del Renacimiento por ser un auténtico genio y dominar la escultura, la pintura, la arquitectura y ser también un notable poeta. Un artista que ha dejado un extraordinario legado artístico, además de ser uno de los artistas más influyentes de su época.
En esta lección de unPROFESOR.com te ofrecemos el comentario y la descripción de “La creación de Adán” de Miguel Ángel, una de sus obras más icónicas y relevantes y una obra maestra del Renacimiento italiano.
Descripción de La creación de Adán
El fresco La creación de Adán tiene un tamaño de 280 cm × 570 cm y se ubica en la bóveda de la Capilla Sixtina. Es uno de los frescos más reconocibles del Renacimiento italiano por la maestría y la intensidad de la escena, además de por la polémica generada por detalles como la el desnudo de Adán y presentar éste ombligo, además de por los simbolismos ocultos que el artista dejó plasmado en la obra.
Este fresco forma parte de una sección pictórica de nueve escenas inspiradas en el libro del Génesis, representando Miguel Ángel justo el momento en el que Dios le da la vida a Adán, el primer hombre de la Tierra, mediante un soplo de aire. Adán aparece recostado sobre un montículo de tierra, símbolo de su llegada al mundo, mientras Dios aparece en la zona derecha surcando el cielo y rodeados de un grupo de ángeles y envueltos todos por un manto de color rojos oscuro. Miguel Ángel representa Dios como un anciano vestido con una túnica de color púrpura y el pelo y las barbas blancas.
En la escena también se representa a Eva, la primera mujer, situándola bajo el bajo protector de Dios y como anuncio de su próxima creación. Miguel Ángel dota la escena de movimiento al envolver a Dios y su grupo de un torbellino de viento, representación de ese soplo o aliento vital divino que insufla en Adán.
Los personajes representados se caracterizan por contar una fisonomía muy marcada y llena de fuerza, además de adaptarse al canon de belleza de la época. El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, tiene una fisonomía fuerte y están unidos gracias a una breve pero intensa cercanía de sus manos. Los dos levantan sus dedos y se señalan, muy próximos uno de otro, consiguiendo el artista plasmar el misterio y la intensidad de la creación de la vida humana mediante unos simples gestos y ese soplo vital que envuelve todo con fuerza.
Aquí te descubrimos las obras de Miguel Ángel más icónicas.
Comentario de La creación de Adán: técnica y forma
Seguimos con este comentario de La creación de Adán indicando que se pintó alrededor del año 1511 en la bóveda de la Capilla Sixtina en el Vaticano. La obra se realizó siguiendo la técnica del fresco, una técnica que consiste en aplicar pintura sobre yeso húmedo, permitiendo que los colores penetren en el revestimiento y se conviertan en parte del mismo a medida que se secan. Una técnica en la que Miguel Ángel desarrolló una gran maestría, logrando imprimir un gran realismo, dinamismo y rotundidad y creando así una obra impresionante e icónica. El artista también llevó a cabo un notable e intenso trabajo previo en estudios y bocetos logrando una obra eterna.
La pintura está plasmada sobre una lámina de yeso fina y de forma rectangular de la bóveda de la Capilla Sixtina. Una capilla mandada construir entre los años 1475 y 1481 por el Papara Sixto IV. En 1508, el Papa Julio II otorgó a Miguel Ángel la tarea de decorar la bóveda de dicha capilla. El pintor la dividió en una serie de falsos marcos arquitectónicos, recurriendo a diez arcos fajones con recursos para marcar las separaciones y crear así nueve espacios transversales. También diseñó falsas cornisas como forma de crear tres zonas: una zona inferior, una parte superior de lunetos y una zona central.
En la zona central aparecen pechinas, triángulos y tronos, ubicándose en ellas las escenas bíblicas del Antiguo Testamento, siete Profetas, cinco Síbilas y la escena de la Creación de Adán como episodio central de toda la bóveda. La bóveda tiene unas dimensiones de 40 metros de largo por 13 de ancho y a la dificultad de pintar en altura se suma la de de la presencia de lunetos.
Por lo que respecta a la composición, la obra cuenta con varias líneas compositivas diagonales como forma de añadir dinamismo a la escena. Además, Miguel Ángel logra resolver el problema de la perspectiva en altura utilizando una compleja serie de puntos de fuga. Una representación novedosa para la época al alejarse de las representaciones tradicionales de la creación.
La paleta de colores del fresco presenta tonos cálidos y suaves, siendo los tonos blanquecinos los predominantes en el fondo y consiguiendo así aportar mucha luminosidad a la escena y crear un contraste con las figuras de Dios y Adán. Ambas figuras destacan sobre el fondo recurriendo al uso de tonos crema, marrón, verde y beige. Dios aparece remarcado por un manto púrpura, mientras Adán se remarca con el tono verde del prado sobre el que se recuesta. Unas tonalidades que crean una sensación de armonía y serenidad, además de ser vibrantes y contribuir a la sensación de movimiento y eclosión de la vida mediante un soplo divino que el pintor quería remarcar.
La creación de Adán: significado
El significado de La creación de Adán ha sido muy debatido y, según algunos teóricos, la obra representa la jerarquía de Dios y la relación del hombre con su creador. Algunos ha creído ver también cómo el hombre sería sólo una creación del cerebro de Dios, un producto de la mente divina.
Los teóricos del arte han considerado que las figuras y el manto que envuelve a Dios tienen la forma de un cerebro humano completo, mientras otros comparan la figura con un útero femenino, considerando que la tela verde que aparece colgando de todo el conjunto representaría un cordón umbilical. Toda una alegoría del origen y la creación de la vida llena de belleza, fuerza y armonía, siendo también representativa del antropocentrismo renacentista.
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