El grito inútil: resumen

Este resumen de El grito inútil comienza desde el primer verso, donde el poema plantea una pregunta muy clara: “¿Qué vale una mujer?”. Este interrogante funciona como columna vertebral del poema, que se convierte en una meditación existencial y social sobre el rol de la mujer, la inutilidad aparente del arte, y la angustia ante un mundo devastado.

La voz poética es la de una mujer que se siente desubicada y excluida: grita, pero no es escuchada; se esfuerza, pero no se reconoce su valor. Este "grito inútil" es una forma de resistencia y a la vez un símbolo de desesperanza. Se trata de una mujer que se pregunta cuál es su lugar en un mundo hostil, violento y dominado por "superhombres" que también han fracasado en su intento de contener el caos (“van desmoronándose las frentes / alzadas como diques orgullosos”).

El yo poético se presenta con imágenes de vulnerabilidad: “pies de arcilla”, “rodando las provincias del pecado”, “menesterosa, incrédula”. No se muestra como heroína, sino como una mujer frágil y consciente de su fragilidad, que sin embargo no se rinde. La voz reconoce su desconexión con el mundo exterior (“desconectada de los hombres”) y con Dios (“perdida en el silencio de Dios”), pero a pesar de esa soledad, continúa escribiendo. Sus poemas son construidos “con argamasa de salitre y llanto”, es decir, con dolor, con ruinas, con lágrimas.

Seguimos este resumen de El grito inútil en la segunda mitad del poema, cuando aparece un deseo de volver atrás a un pasado más amable, donde la poesía era bella y no solo servía para luchar. Pide volver al “verso con timón y cortesía”, aquel que hablaba de “bucles de oro” y “ruiseñores”, que “a nada compromete / y siempre suena bien y hace bonito”. Es una crítica directa a la poesía que ignora el sufrimiento real de las personas, en contraste con su poesía que, aunque es dolorosa de leer, es necesaria.

Pero ese regreso al pasado es imposible: “nos cortaron / la retirada hacia seguras bases”. El mundo ha cambiado, los puentes están rotos, los caminos son confusos, y el futuro es incierto. Por eso, la voz poética se ve sola, vadeando un “río de aguas turbias y crueles”, y vuelve a preguntarse con dolor: “¿qué puede una mujer, para qué sirve / una mujer gritando entre los muertos?”

El poema termina con una doble afirmación: por un lado, la sensación de que gritar en este contexto es inútil; por otro lado, el acto mismo de gritar (escribir poesía, resistir) es profundamente humano y necesario.

Ahora que ya hemos terminado el resumen de El grito inútil, vamos a conocer a su autora. Su nombre es Ángela Figuera Aymerich fue una poeta española nacida en Bilbao en 1902. Estudió Filosofía y Letras en una época en la que muy pocas mujeres lo hacían, y trabajó como profesora en Madrid. Vivió momentos muy difíciles: la Guerra Civil, la represión de la posguerra, la censura y la dificultad de ser mujer y escritora en una sociedad conservadora. Fue madre durante la guerra y se dedicó al cuidado de su familia sin dejar nunca de escribir.

Aunque su obra no tuvo tanta visibilidad en vida como la de otros poetas de su generación, hoy es considerada una de las voces más importantes de la poesía social de posguerra. Escribió desde la experiencia directa del dolor, de la injusticia, de la maternidad, de la lucha cotidiana. Y lo hizo con una voz propia, sincera, sin adornos innecesarios.

Algunas de sus obras más conocidas son Mujer de barro (1948), Soria pura (1949), El grito inútil (1952), Víspera de la vida (1953) y Los días duros (1953). También escribió cuentos y canciones infantiles. Su hijo y su familia han trabajado para conservar y difundir su legado literario, y en los últimos años se ha vuelto a publicar parte de su obra.

Ángela Figuera no solo escribía desde el dolor individual, sino también desde una mirada comprometida con la sociedad. Defendía la justicia, la igualdad, la paz. Y lo hacía sin levantar la voz, pero con una firmeza que atraviesa cada verso.

Recordemos que Carmen Laforet fue otra de las principales autoras de la posguerra española. En unProfesor te dejamos un resumen de Nada de Carmen Laforet, una de sus obras más emblemáticas. Lo mismo corre con Carmen Martín Gaite y su libro Entre visillos, del año 1957.

El grito inútil se escribió en plena posguerra española, una época marcada por la represión política, el silencio forzado y el hambre. En 1952, el régimen franquista acababa de eliminar las cartillas de racionamiento después de más de una década de miseria, pero la libertad aún estaba lejos de recuperarse. Era un país donde la censura, el exilio y el miedo eran parte del día a día, especialmente para las mujeres, que vieron reducido su papel público a la maternidad y el hogar.

Ángela Figuera Aymerich nació en 1902, así que vivió de forma directa esta realidad. Su poesía surge de esa experiencia vital y de su profundo compromiso con la justicia social, con la palabra como herramienta para no callar.

Al publicar este poema, Figuera Aymerich lanza un mensaje claro: la poesía debe estar al servicio del dolor colectivo, del recuerdo de los muertos, de la denuncia. Es una poesía con carga política, feminista y existencial, que no se esconde detrás de metáforas vacías ni canta a las flores y cisnes si eso supone callar la injusticia.

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