La filosofía de Guillermo de Ockham: resumen


En esta lección de unPROFESOR, te contaremos brevemente, la filosofía de Guillermo de Ockham, (1295-1349), nace en el condado de Ockham, al sur de Londres, y siendo muy joven ingresó en la orden de los Franciscanos. En el año 1323, en Aviñon, es acusado de herejía, huye y se refugia en Baviera, bajo la protección del emperador Luis II. Desde este momento empieza a escribir obras de corte político. ¿Quieres conocer algo más de la vida de este brillante pensador? Pues entonces, continua leyendo esta lección sobre Guillermo de Okcham y su contribución al pensamiento filosófico.
El final del pensamiento escolástico y el inicio de la modernidad
Guillermo de Ockham rompe con la filosofía escolástica y con la idea medieval de la existencia de una relación de dependencia entre razón y fe. Da una vuelta completa al pensamiento de San Agustín y Santo Tomás de Aquino, relegando la teología al terreno de la revelación y eliminando su competencia en toda cuestión distinta de la fe. Es imposible demostrar, desde el ámbito de la razón, la existencia de Dios, dejemos pues que la filosofía se ocupe de lo suyo, el saber.
Ockham es un empirista que defiende que la única fuente de conocimiento es la experiencia sensible, y el método intuitivo como camino para llegar a la verdad. Así, niega la existencia de los universales. No son más que los nombres de las cosas, abriendo el camino al empirismo moderno.
Los principios de la filosofía de Guillermo de Ockham
Para conocer mejor la filosofía de Guillermo de Ockham, a continuación vamos a analizar los principios básicos sobre los que se cierne su pensamiento. Son los siguientes:
1. Principio de parsimonia o principio de economía
El Principio de parsimonia es, sin lugar a dudas, su principio más conocida y su aportación más relevante, tanto a la biología, la teología, la lingüística, la economía, la estadística, la música, la medicina o la física, y se conoce como la “navaja de Ockham”. Según este principio con implicaciones extraordinarias en el campo científico, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es casi siempre la correcta. Eses decir, no deben multiplicarse las causas sin necesidad, no hay, pues, que multiplicar las entidades.
De esta forma, Ockham elimina todo aquello que no puede ser conocido empíricamente, a partir de la experiencia, por intuición, es decir, todo lo superfluo e innecesario para explicar el mundo. La escolástica se había dedicado a multiplicar las entidades sin necesidad, como lo había hecho Platón, dificultando así, el desarrollo de la ciencia.
2. Principio nominalista
El nominalismo de Ockham es radical, al afirmar que los universales son sólo los nombres de las cosas. Lo único que existe es lo singular, lo concreto, lo particular, no hay necesidad alguna de postular la necesidad. No existe una esencia universal común a todos los individuos de una misma especie, sino conceptos universales o nombres que sirven para designar a las cosas que comparten características comunes.
3. Principio empirista
Podemos decir que Ockham es el padre del empirismo moderno, que entiende que solo pueden conocerse las cosas particulares, los objetos sensibles, lo singular, y únicamente puede llegar a conocerse empíricamente, a través de la experiencia, es decir, por conocimiento intuitivo, directo e inmediato de la realidad, esto es, de las cosas particulares.
4. Principio voluntarista
Rompe con la relación de dependencia entre razón y fe, y con la idea de necesidad. El mundo es contingente y es así, por la voluntad de Dios, pero si hubiera querido, podía haber sido de otra manera, porque Dios es omnipotente. Esto significa que no existen principios a priori que rijan el orden del mundo. Vemos, pues, que Ockham quita poder a la razón, para defender la primacía de la fe. Empieza la era moderna.

Crítica de la escolástica medieval
Su crítica a Platón y Aristóteles, es decir, a toda la filosofía escolástica, pone fin a la historia del pensamiento medieval y abre el camino a la filosofía moderna. Así, Ockham rechaza toda la metafísica tradicional, negando de esta forma la existencia de los universales, lo que amplia al campo del conocimiento y de la ética.
Es imposible demostrar la existencia de Dios y del alma por medio de la razón humana, que es limitada, ya que solo es posible conocer a partir de la experiencia, rompiendo de una vez por todas, la relación de dependencia entre razón y fe. Así mismo, no existe una ética universal fundada en los principios de la razón, sino que el único fundamento de la moral es la voluntad de Dios.

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Guillermo de Ockham. Principios de Teología. Ed. Sarpe