Leibniz: pensamiento filosófico

El pensamiento filosófico de Leibniz se encuentra resumido en sus diversas publicaciones póstumas. En vida, solo publicó la Théodicée una obra de corte teológico- filosófico. Su artículo “Nuevo sistema de la naturaleza y comunicación de las sustancias”, supuso su entrada en el campo de la filosofía.

Más tarde, escribe sus “Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano”, donde comentaba la obra de Locke, “Ensayo sobre el entendimiento humano”. Pero también fue publicada después de su muerte. Otra obra fundamental es “La Monadología”, otra de sus obras importantes, y posiblemente, la que mejor resume su filosofía. En el libro, pretende fundamentar una metafísica de las sustancias simples, a partir de las mónadas, o átomos formales que son metafísicos, y no físicos.

Leibniz está fuertemente influenciado por Spinoza, Francisco Suárez, Descartes, Huygens, Newton y Boyle, si bien, desde perspectivas diferentes.

En su Théodicée, nos encontramos parte del pensamiento filosófico de Leibniz. El filósofo afirma que todo ocurre porque existe una razón suficiente para que suceda así, y no de otra manera. Es decir, que si algo de lo que acontece en la vida, le parece malo al ser humano, es simplemente porque desconoce las causas que provocaron tal acontecimiento. Porque si una persona conoce las causas de los hechos, es capaz de dar una razón suficiente por la que esos hechos, han tenido que ser así y no de otro modo. Así pues, lo primero es preguntarse por qué hay algo y no más bien nada, ya que esta última es más simple y más fácil que algo. Las cosas, existen y por lo tanto, es necesario que exista una razón suficiente para ello.

“Ahora debemos remontarnos a la metafísica, sirviéndonos del gran principio por lo común poco empleado, que afirma que nada se hace sin razón suficiente, es decir que nada sucede sin que le fuese imposible a quien conociera suficientemente las cosas, dar una razón que sea suficiente para determinar por qué es esto así y no de otra manera. Enunciado el principio, la primera cuestión que se tiene derecho a plantear será: por qué hay algo más bien que nada. Pues la nada es más simple y más fácil que algo. Además, supuesto que deban existir cosas, es preciso que se pueda dar razón de por qué deben existir de ese modo y no de otro” Gottfried Leibniz. Principios de la naturaleza.

El principio de razón suficiente se complementa con el principio de no contradicción, que se aplica a los enunciados de hecho.

El principio de razón suficiente es el fundamento de toda verdad, mediante el cual es posible determinar si una proposición es verdadera o no, algo imposible de conocer sin una razón suficiente. Y si todo lo que ocurre es porque existe una causa para que así suceda, si todo tiene una razón de ser, entonces, es posible saber lo que ocurrirá en el futuro. Esta es la base de la ciencia empírica.

El pensamiento filosófico de Leibniz se sintetiza en el siguiente aforismo:

“En el mejor de los mundos posibles la naturaleza no da saltos y nada sucede de golpe”. Y esto estaría directamente relacionado con el problema de la continuidad y divisibilidad de la materia.

Probablemente, su contribución más importante a la metafísica. Leibniz expone su teoría de las mónadas, en la Monadología. Las mónadas son átomos metafísicos, equivalentes a los átomos físicos, y son los elementos últimos del universo.

Las mónadas son “formas del ser substanciales”, eternas, indivisibles, individuales, sujetas a leyes, no se comunican entre ellas y cada una es un reflejo de todo el universo en una “armonía preestablecida”. Son sustancias simples, sin extensión, el primer accidente de la materia, y cada una de ellas es una sustancia espiritual, con apetitos.

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Para conocer el pensamiento filosófico de Leibniz también debemos conocer sus 4 argumentos para demostrar la existencia de Dios:

1. El argumento ontológico

“Así, sólo Dios (o el Ser necesario) goza del siguiente privilegio: es preciso que exista, si es posible. Y como nada puede impedir la posibilidad de lo que no tiene ningún límite, ninguna negación, y, por consiguiente, ninguna contradicción, esto solo basta para conocer la Existencia de Dios a priori…”(Monadología).

2. El argumento cosmológico

"¿Por qué hay algo en lugar de nada? La razón suficiente [...] se encuentra en una sustancia que [...] es un ser necesario que lleva la razón de su existencia dentro de sí mismo? ". (Monadología).

3. El argumento de las verdades eternas

"Las verdades eternas no tienen en sí mismas la razón de su existencia y, por tanto, ésta debe buscarse en el Ser Supremo. [...] La razón suficiente de las verdades eternas es Dios mismo, ya que el conjunto de todas ellas no es otra cosa que el propio entendimiento divino". (Monadología).

4. El argumento de la armonía preestablecida

“El mundo y cada una de las criaturas que lo componen se desarrollan con sus propias fuerzas, pero estas últimas fueron creadas y elegidas por Dios de modo necesario para preestablecer la mejor organización del mundo".(Monadología).

Leibniz no entiende el optimismo como contrario al pesimismo, sino más bien como óptimo y desarrolla este concepto en la Teodicea, una obra con la que trata de justificar todos los males del mundo, siendo el mundo donde vivimos, el mejor de los mundos posibles. Y también el más equilibrado, porque fue creado por un Dios perfecto, que ordena el mundo de manera matemática.

Por lo tanto, cuando Leibiniz habla de “mejor” no lo está haciendo en el sentido moral, sino matemático.Entre todos los mundos posibles, Dios, ha determinado que el mundo, con toda su variabilidad y homogeneidad, es el mejor de los mundos posibles.

Voltaire, haciendo burla de la teoría de Leibniz, escribe Cándido, una obra donde el Dr. Pangloss, representa a Leibniz y cada vez que le sucede una desgracia, repite lo mismo: que vivimos en el “mejor de los mundos posibles”.

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) fue una de las principales figuras del racionalismo del siglo XVII. Un movimiento filosófico que mantiene que la razón es la principal fuente de conocimiento, una postura que se contrapone al empirismo, corriente filosófica que enfatiza la experiencia sensorial.

Como buen racionalista, Leibniz desarrolló una visión sistemática del mundo fundamentándose en la lógica y la metafísica y contribuyendo así a la tradición racionalista inaugurada por Descartes y desarrollada por Spinoza.

Leibniz formuló su famosa teoría de las mónadas o unidades indivisibles de percepción que constituyen la realidad última. Las mónadas, aunque independientes y diferentes, están preestablecidas por Dios de manera armoniosa, creando así un universo coherente y ordenado. El principio de armonía preestablecida refleja la creencia de Leibniz en un orden racional y lógico que existe en el cosmos y es accesible gracias al intelecto.

Dentro del ámbito de la lógica y el conocimiento, Leibniz propuso la “lingua characteristica” y el “calculus ratiocinator”, en un intento de crear un lenguaje simbólico universal y un sistema de cálculo lógico con el que poder resolver cualquier problema conceptual. Estas ideas de Leibniz anticiparon desarrollos posteriores en lo referente a la lógica formal y la informática.

Su énfasis en el principio de razón suficiente, según el cual nada ocurre sin una razón suficiente, es buena muestra de su compromiso con el enfoque racionalista. De esta manera, su pensamiento contribuyó a consolidar y expandir el racionalismo, subrayando el poder de la razón como herramienta para descifrar las complejidades del universo.

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) constituye una de las principales figuras dentro de la historia de la filosofía y la matemática, abarcando su obra una amplia gama de disciplinas. Entre sus principales ideas podemos destacar los siguientes.

La teoría de las mónadas

Esta teoría postula la existencia de unidades fundamentales e indivisibles que constituyen la realidad. Las mónadas se definen como elementos dinámicos y no materiales, reflejando cadsa una de ellas el universo entero desde su perspectiva única, sin interactuar físicamente entre sí. Este concepto responde a la visión que Leibniz tenía del universo: un espacio estructurado gracias a una armonía preestablecida, obra de una inteligencia divina, donde todas las entidades se coordinan de manera perfecta.

El principio de razón suficiente

Nada ocurre sin una razón que lo explique. Este principio nos muestra cómo Leibniz confía en la racionalidad del mundo, sugiriendo que, gracias a la lógica y a la razón, se pueden descubrir cuáles son las causas últimas de todos los fenómenos.

La lógica formal

Leibniz también aplicó un enfoque racionalista en el desarrollo de la lógica formal. Así, el ideó una “lingua characteristica” y un “calculus ratiocinator, es decir, un lenguaje simbólico universal y un sistema de cálculo que permitieran resolver problemas conceptuales utilizando como herramienta un razonamiento preciso y formal, anticipando de esta manera elementos de la lógica matemática moderna y la informática.

El optimismo filosófico: vivimos en el mejor de los mundos posibles

Para Leibniz, vivimos en el mejor de los mundos posibles. Un mundo que, aunque contiene en sí el sufrimiento, el mal y el dolor, es el mejor de los mundos dentro de las limitaciones necesarias para la existencia de seres racionales.

Leibniz tuvo una visión optimista del mundo real, concibiendo el universo como la obra de un Dios omnisciente y benevolente. Una obra que además se había estructurado siguiendo unos principios racionales y armonioso. Este pensamiento de Leibniz sobre el mundo real es el resultado de su teoría de las mónadas o entidades fundamentales, indivisibles y dinámicas que se sincronizan siguiendo una armonía preestablecida. Para Leibniz, cada mónada refleja el universo desde una perspectiva única, un factor que garantiza así el orden y la coherencia del universo sin una interacción causal directa entre las mónadas.

Leibniz defendió también que vivimos en “el mejor de los mundos posibles”. Una afirmación que puede parecer paradójica dada la presencia del dolor y el mal en el mundo, pero que, según Leibniz, lo negativo era necesario e inevitable para que pudiese existir un mundo de seres racionales y libre. El optimismo científico de Leibniz también señala que Dios, en la creación del mundo, eligió la mejor combinación posible de elementos, maximizando el bien y minimizando el mal.

Por otro lado, Leibniz también formuló el principio de razón suficiente que apunta cómo todo acontecimiento cuenta con una explicación racional. Este principio refuerza su creencia en un universo inteligible, un mundo en el que todo fenómeno puede ser comprendido y explicado gracias a la razón y la lógica.

La visión de Leibniz sobre el mundo real es racional y basada en la confianza en un orden divino y lógico que permite a los seres humanos poder explicar los misterios de todo lo que les rodea y reconocer así la perfección del universo. Esta perspectiva refleja tanto su compromiso con el racionalismo como la visión optimista y coherente que Leibniz tenia sobre el universo y el lugar que el ser humano tenía en él.

Leibniz propuso un sistema de lógica de lo más innovador al anticipar desarrollos actuales en los campos de la lógica matemática y la informática. Leibniz planteaba la creación de una lenguaje simbólico universal (“lingua characteristica”) y un sistema de cálculo lógico (“calculus ratiocinator”) capaces de resolver problemas conceptuales de manera precisa y sistemática.

• Así, la “lingua characteristica” equivaldría a un lenguaje formalizado, basado en símbolos y reglas establecidas, diseñado para eliminar ambigüedades y permitir que la comunicación sea clara y sin errores. Un lenguaje simbólico universal que ayudaría a expresar ideas complejas y efectuar un análisis riguroso. De esta manera se podría lograr el entendimiento entre los estudiosos y se optimizaría el proceso de razonamiento filosófico y científico.
• Por otro lado, el “calculus ratiocinator” constituye un sistema de cálculo que permite manipular los símbolos de manera formal, siendo muy similar a la manera en la que se llevan a cabo los cálculos matemáticos. Leibniz creía que mediante este cálculos sería posible resolver todo tipo de debates intelectuales y comprobar la veracidad de los argumentos. Leibniz confiaba así plenamente en la razón y en la lógica como herramientas para sacar a la luz la verdad y resolver problemas complejos.

Otro de los conceptos que introdujo Leibniz en el campo de la lógica es el de verdad necesaria y contingente, diferenciando así entre verdades que resultan verdaderas en cualquier circunstancia y aquellas verdades que dependen de unas circunstancias específicas del mundo real. Esta distinción entre tipos de verdades resulta básica para entender su lógica ya que permite llevar a cabo un análisis más estructurado y profundo de la realidad y de las proposiciones filosóficas.

Leibniz llevó a cabo varias contribuciones fundamentales dentro del campo de la filosofía, marcando así un hito dentro del pensamiento racionalista, Su teoría de las mónadas es una de sus principales aportaciones a esta corriente filosófica. El concepto de un universo compuesto por entidades simples, indivisibles y autocontenidas ofrece una visión de un todo lleno de armonía y preestablecido por una inteligencia divina.

Leibniz también realizó otra aportación importante al formular el principio de razón suficiente. Un principio que sostiene que nada ocurre sin una razón adecuada que lo explique. Este principio es fundamental para el racionalismo ya que refuerza la idea de que el mundo puede comprenderse mediante el uso de la lógica y al razón. Gracias a este principio, Leibniz argumentó que el universo se rige por leyes racionales que pueden ser descubiertas por el intelecto humano.

También resultan relevantes el optimismo metafísico de Leibiniz, expresado en la máxima de que vivimos en “el mejor de los mundos posibles”; y el desarrollo de un lenguaje simbólico universal (“lingua characteristica”) y un sistema de cálculo lógico (“calculus ratiocinator”).

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